jueves, 26 de marzo de 2015

Jugar en serio.

Desde hace un tiempo vengo jugando con la idea de “desarrollar productos”.

En mi universo de fantasía, mi cabeza bulle con innumerables ideas para SaaS (Software as a Service).

Todos los días (de mi universo de fantasía) se me ocurre una idea, y son todas geniales.

Las voy anotando. Cada tanto elijo una y la desarrollo hasta llegar al MVP (Minimum Viable Product). La implemento (así de fácil y divertido, con una sola palabra, una única acción) como servicio gratuito.

La promociono (otra acción puntual, única, instantánea) utilizando “círculos concéntricos”: empiezo con un grupo reducido de usuarios y, a través de prueba y error voy depurando, limando asperezas, agregando detalles. Una vez agotadas las correcciones (porque se agotan) paso a un círculo de promoción más amplio y vuelvo a empezar.

El desarrollo es incremental, constante, continuo. La base de usuarios se expande. Se genera el feedback suficiente para determinar funcionalidades por las que un subconjunto de ellos estaría dispuesto a pagar (subconjunto que existe y cuyo tamaño es directamente proporcional a la cantidad de funcionalidades, por supuesto). 

Cada usuario paga poco, muy poco. Digamos siempre menos de “10” (dólares, pesos, yenes… no sé, no importa), pero por mes. La cosa “pega” y alcanza un cierto nivel de tráfico, y complemento ingresos con publicidad.

Y ya es hora de dejar este producto estable, tomar otra idea y volver a empezar. La mayoría de los proyectos no llegarán a tanto, pero algunos pegarán, aunque sea mínimamente. Entre todos van dejando un nivel de ingreso que se vuelve razonable en un futuro a mediano plazo.

Me gusta esa sensación de vuelta a lejanas épocas en las que me sentaba en la Atari 800XL y programaba cualquier cosa que se me viniese a la cabeza por el gusto de hacerlo y nada más, plus reconocimiento social (¡los usuarios me adoran!) y monetario.

Eventualmente la pego con algo y vendo algún desarrollo por 7 u 8 cifras. Hago donaciones a proyectos filantrópicos y con el resto me dedico a recorrer el mundo en mi avión privado (con barra). Están invitados.

… y después suena el despertador y tengo que levantarme a trabajar.

Y mientras trabajo pienso que no parece tan fantástico. Parece realizable, incluso fácil.

Por suerte soy bastante escéptico, sobre todo con mis propias fantasías. Otro thread (el pesimista) levanta una interrupción y dice que si fuese tan fácil y divertido todo el mundo lo estaría haciendo (y con éxito). Muchos lo hacen y les va bien (se despierta el primer thread –el optimista-). Son el emergente (responde el pesimista), la punta de un iceberg de proyectos hundidos por los pocos recursos (tiempo, dinero), las malas ideas, las malas ejecuciones, la mala suerte… la puta vida de mierda (y siguen discutiendo en un abrazo mortal).

¿Una fantasía irrealizable o un modelo sustentable? Sólo hay una forma de saber.

Así que me decidí a jugar en serio. Agarré la idea menos prometedora y más divertida y me comprometí a llevarla a través de todo el recorrido, desde el MVP hasta la primera versión hasta la base de usuarios y de ahí hasta donde se pueda.

¿Por qué “la menos”? Para bajar expectativas. Para no desilusionarme ante la falta de éxito inmediato. Y para cometer todos los errores posibles con una idea que ni es original ni vale tanto ni es taaan difícil de implementar, porque (en la vida real) ideas no me sobran y cuando tenga otra (en realidad… no tenía ninguna otra), espero que mejor, no quiero quemarla en un proceso de aprendizaje desde 0.

No es el proyecto en sí lo que importa sino el camino recorrido, los errores cometidos, la experiencia de hacer por uno mismo todo aquello que antes hacían otros miembros de un equipo u organización: la definición, las pruebas, la promoción, el seguimiento, el jiu jitsu comercial y otro montón de cosas que ni siquiera sé que hay que hacer.

En eso estuve estos meses. Algunos de “ustedes” (supongo que somos más o menos  los mismos lectores de siempre) saben de qué la va. La mayoría no y por ahora vamos a dejarlo así, porque estamos en la etapa de los “pequeños círculos concéntricos”.

“Sabía” que la construcción de un sistema es apenas una parte de la cosa. Ahora sé que lo que “sabía” y lo que “sé” va entre comillas.

Una cosa es saber que hay que definir un MVP y que eso es “difícil”, a tratar de hacerlo y darse cuenta de que es MUY difícil.

Una cosa es saber que un proyecto compite con otros y con la necesidad de ingresos, y otra la tentación constante de dejarlo “hasta acá, total para prueba ya está bien” y volver a terreno seguro.

Una cosa es saber que es difícil atraer usuarios y otra estar sentado delante de la pantalla, con el sistema “a disposición de la humanidad toda” y… “¿y ahora qué?” La humanidad está ocupada en sus propias cosas.

Una cosa es saber que hay que hacer networking y otra no tener nada importante para escribir o no tener ganas de sentarse y escribirlo o tomarse el esfuerzo y que no suceda nada (que por otro lado es lo más probable) y juntar los pedazos para probar otra vez.

Y en cada paso hay errores y torpezas y un millón de piedras puntiagudas para pisar.

Termino con lo que quería empezar (se suponía que iba a escribir un solo párrafo de introducción a esto que sigue, pero bueno…): un punteo de lo nuevo que, más que aprender, “sentí en carne propia” durante estos meses.

  • “No sabes nada, Jon Snow”.
  • Uno define un producto en documentos y palabras y bocetos de pantallas y eso está más o menos bien… pero hasta cierto punto. Los documentos iniciales quedan rápidamente en el olvido. No vale la pena dedicarles mucho tiempo ni bajar mucho al detalle: el objetivo principal de la aplicación, un boceto así nomás de “la pantalla importante” y listo. El objetivo no es elaborar el documento sino la idea.
  • Personalmente, no funciono muy bien con el micromanagement del tiempo. Me entusiasmo por momentos, me desinflo por momentos. Es mejor respetar eso, pero manteniendo un balance: Hay que hacer algo todas las semanas, aunque sea forzado, y no dejar nada colgado mucho tiempo. 
  • Sí me funciona bien el establecer una meta a corto plazo: “lo próximo que hay que hacer es…”
  • Un dashboard es imprescindible. No puedo dejar de recomendar Trello.
  • Medir las horas es imprescindible. No puedo dejar de recomendar Toggl.
  • Definir y respetar hasta dónde llega el desarrollo para la primera implementación. A rajatabla. Y cumplirlo. A medida que voy armando la pantalla se me ocurren 10.000 formas mejores de hacerlo, sólo por contraposición con los problemas que veo en el armado actual… Pero esas otras formas también van a tener problemas y llevar a otras soluciones y… así no terminamos más. Se define la primera implementación, se hace y después vemos.
  • Después de un par de meses de desarrollo, la idea original puede parecer una mala idea. ¿No debería empezar de nuevo? No. Así como hay que probar que es una buena idea, también hay que probar que es una mala idea antes de dejarla por el camino. Y para eso hay que implementarla.
  • Otra vez (y van tres): respetar el MVP a rajatabla. Escribir en el backlog es muy terapéutico para descargar tensiones. 
  • Pero ojo, el backlog puede convertirse en una bolsa de gatos muy rápidamente. Hay que mantener el orden, priorizar, jerarquizar, descartar, agrupar, dedicarle un poco de tiempo cada vez, pero constantemente. Es un embole, sí.
  • Con el primer usuario cambia absolutamente todo. Lo que parecía usable es obvio que no, las buenas ideas resultaron malas y la sensación general es, otra vez, la de que esto no va a ningún lado (un pensamiento recurrente). Hay que perseverar, corregir y mejorar sin torcer el rumbo, resistir la tentación de “barajar y dar de vuelta”.
  • Después de la primera implementación se acabaron las ideas, hay que seguir a los usuarios: se arregla o mejora lo que se usa, se implementa lo que nos reclaman. Primero hay que hacer que funcione, pero después todo se trata de que se entienda y se use, y eso es mucho más difícil.
  • Y si nadie lo usa y nadie reclama… insistir con el autobombo y la promoción.
  • Y si nadie lo usa y nadie reclama (después de un tiempo)… bueno, ahí quedó.
  • … pero meter un feature que nadie quiere de vez en cuando sólo porque es divertido mantiene el entusiasmo.
  • En resumen: POCO de todo para la primera versión: pocos documentos, poca funcionalidad, poco código, poca complejidad, poco riesgo, poco tiempo perdido.
  • Salvo paciencia. MUCHA paciencia.


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