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martes, 14 de abril de 2015

Todo lo demás.

Todavía le falta algo (dos “cositas”, en realidad) para llegar al “MVP corregido” (el “minimum viable product” redefinido después de haber subido lo que yo creía que era el minimum). Nadie me hizo llegar nada al respecto. El uso es la intersección entre la promoción y la necesidad, y uno sólo puede controlar el primer término. Sin necesidad, la gente juega un poco y listo. Si gusta se agenda el link para después. Está muy bien, pero no es “uso”.

¿Qué hubo entre esos dos MVP’s, además de esas “dos cosas”? ¿En qué cosas ni siquiera había pensado?

Le pongo Analytics y listo.

… no. Analytics está muy bien tal cual sale de la caja, pero se queda muy corto. Permite ver el impacto de un post, de facebook, de tweeter, del mail, pero nada más. ¿Y el uso? ¿Se usa el upload de esquemas? ¿El login con google? ¿El preview de datos? ¿La ayuda?

El event tracking no es difícil de implementar. Lo difícil es determinar qué trackear (qué acciones) cuando uno ya tiene todo desarrollado. Lo que no se trackea no se ve. Trackear un par de eventos y dejar por error dos o tres afuera implica tener una visión muy sesgada del uso. Si lo hubiese pensado desde el principio, agregándolo a medida que se desarrolla la funcionalidad, afinándolo desde el momento 0…

No, no es “demasiado para un MVP”. Saber hacia dónde dirigir el segundo paso es tan importante como dar el primero. Pero hay un argumento determinante por el cual no se puede dejar para después: recolectar un volumen de datos relevante lleva –con suerte- semanas.

Try-catch-mail alcanza, y por las dudas logueo todo.

Me mando un mail con la excepción y ya está bien para empezar, con eso ya sé dónde buscar en el log. No, tampoco. Cortísimo.

Ok, hubo un error. ¿Quién? ¿Haciendo qué? ¿Qué datos de entrada? ¿Qué valores de salida? Los errores que pueden corregirse mirando un stack trace se agotan rápidamente. Después… las cosas se vuelven más complicadas. El “log viewer” de la consola de GAE es por lo menos “rústico”. Excederse por más y generar 1Gb de log por día está bien cuando podemos comprimir, descargar el archivo y procesarlo tranquilamente, pero no es el caso. Una posibilidad es recolectar parámetros de entrada y valores de salida de todas las funciones pero loguearlos sólo cuando hay un error. O afinar el log para cada operación, o guardar los errores aparte, en la base… Lo que sea, pero no es tan simple como un try-catch-all.

Cada error es un usuario–casi-perdido, y usuarios no sobran.

Malditos celulares.

¿Para qué miércoles quiero dar soporte a celulares en un data generation tool? Si, que se pueda ver… pero no importa si no es usable, no es una aplicación que tenga sentido en un smartphone. Y en la primera versión ni eso, que se vea como se ve. Total foundation ya ayuda bastante sin que hagamos nada.

Error. La aplicación no se usa en un smartphone… pero el 50% (50% medido, no es un decir) de los usuarios entra por primera vez desde uno. ¿Por qué? Y… si promociono por twitter y facebook… ¿qué esperaba? No esperaba nada - señal de que estoy viejo.

No tiene que ser usable, pero es indispensable que sea “probable”, “jugable” o al menos “agendable”. Como mínimo –muy mínimo- que puedan decir “ok, avisáme después.

Lo ideal sería que se pueda jugar un poco, abrir una cuenta y grabar. Bueno… más trabajo (y esto no está incluido en “las dos cosas”).

Consola de administración.

Paráaaaa… ¿un backoffice para un data generation tool? Si.

Estoy usando objectify. Muy lindo, muy rápido el desarrollo de todo, pero… el acceso a datos desde la consola es incluso más rústico que el log. Lo que objectify graba ya es bastante difícil de leer… Si un error “rompe” la cuenta de un usuario (se graba algo y luego le da error cada vez que entra) estamos al horno: corregir esa especie de “assembler de datos” es demasiado peligroso o directamente imposible (ni lo intenté).

Guste o no hay que hacer una página de administración donde podamos ver la data en forma prolija y modificarla si es necesario. Y no podemos empezar a hacerla sobre el hecho de que ya hay alguien que no puede entrar a su cuenta. Y también va a tener sus errores.

Y todo lo demás.

Y, finalmente, las “dos cosas” de las que hablaba al principio. Esas son las únicas dos funcionalidades propias de la aplicación de toda esta lista. Pero no voy a decir cuáles son. Talvez ni hagan falta.

Una buena

Son cosas simples (aunque no “tan simples”) si se las tiene en cuenta desde el principio. Bueno, para esto era, ¿no?

jueves, 26 de marzo de 2015

Jugar en serio.

Desde hace un tiempo vengo jugando con la idea de “desarrollar productos”.

En mi universo de fantasía, mi cabeza bulle con innumerables ideas para SaaS (Software as a Service).

Todos los días (de mi universo de fantasía) se me ocurre una idea, y son todas geniales.

Las voy anotando. Cada tanto elijo una y la desarrollo hasta llegar al MVP (Minimum Viable Product). La implemento (así de fácil y divertido, con una sola palabra, una única acción) como servicio gratuito.

La promociono (otra acción puntual, única, instantánea) utilizando “círculos concéntricos”: empiezo con un grupo reducido de usuarios y, a través de prueba y error voy depurando, limando asperezas, agregando detalles. Una vez agotadas las correcciones (porque se agotan) paso a un círculo de promoción más amplio y vuelvo a empezar.

El desarrollo es incremental, constante, continuo. La base de usuarios se expande. Se genera el feedback suficiente para determinar funcionalidades por las que un subconjunto de ellos estaría dispuesto a pagar (subconjunto que existe y cuyo tamaño es directamente proporcional a la cantidad de funcionalidades, por supuesto). 

Cada usuario paga poco, muy poco. Digamos siempre menos de “10” (dólares, pesos, yenes… no sé, no importa), pero por mes. La cosa “pega” y alcanza un cierto nivel de tráfico, y complemento ingresos con publicidad.

Y ya es hora de dejar este producto estable, tomar otra idea y volver a empezar. La mayoría de los proyectos no llegarán a tanto, pero algunos pegarán, aunque sea mínimamente. Entre todos van dejando un nivel de ingreso que se vuelve razonable en un futuro a mediano plazo.

Me gusta esa sensación de vuelta a lejanas épocas en las que me sentaba en la Atari 800XL y programaba cualquier cosa que se me viniese a la cabeza por el gusto de hacerlo y nada más, plus reconocimiento social (¡los usuarios me adoran!) y monetario.

Eventualmente la pego con algo y vendo algún desarrollo por 7 u 8 cifras. Hago donaciones a proyectos filantrópicos y con el resto me dedico a recorrer el mundo en mi avión privado (con barra). Están invitados.

… y después suena el despertador y tengo que levantarme a trabajar.

Y mientras trabajo pienso que no parece tan fantástico. Parece realizable, incluso fácil.

Por suerte soy bastante escéptico, sobre todo con mis propias fantasías. Otro thread (el pesimista) levanta una interrupción y dice que si fuese tan fácil y divertido todo el mundo lo estaría haciendo (y con éxito). Muchos lo hacen y les va bien (se despierta el primer thread –el optimista-). Son el emergente (responde el pesimista), la punta de un iceberg de proyectos hundidos por los pocos recursos (tiempo, dinero), las malas ideas, las malas ejecuciones, la mala suerte… la puta vida de mierda (y siguen discutiendo en un abrazo mortal).

¿Una fantasía irrealizable o un modelo sustentable? Sólo hay una forma de saber.

Así que me decidí a jugar en serio. Agarré la idea menos prometedora y más divertida y me comprometí a llevarla a través de todo el recorrido, desde el MVP hasta la primera versión hasta la base de usuarios y de ahí hasta donde se pueda.

¿Por qué “la menos”? Para bajar expectativas. Para no desilusionarme ante la falta de éxito inmediato. Y para cometer todos los errores posibles con una idea que ni es original ni vale tanto ni es taaan difícil de implementar, porque (en la vida real) ideas no me sobran y cuando tenga otra (en realidad… no tenía ninguna otra), espero que mejor, no quiero quemarla en un proceso de aprendizaje desde 0.

No es el proyecto en sí lo que importa sino el camino recorrido, los errores cometidos, la experiencia de hacer por uno mismo todo aquello que antes hacían otros miembros de un equipo u organización: la definición, las pruebas, la promoción, el seguimiento, el jiu jitsu comercial y otro montón de cosas que ni siquiera sé que hay que hacer.

En eso estuve estos meses. Algunos de “ustedes” (supongo que somos más o menos  los mismos lectores de siempre) saben de qué la va. La mayoría no y por ahora vamos a dejarlo así, porque estamos en la etapa de los “pequeños círculos concéntricos”.

“Sabía” que la construcción de un sistema es apenas una parte de la cosa. Ahora sé que lo que “sabía” y lo que “sé” va entre comillas.

Una cosa es saber que hay que definir un MVP y que eso es “difícil”, a tratar de hacerlo y darse cuenta de que es MUY difícil.

Una cosa es saber que un proyecto compite con otros y con la necesidad de ingresos, y otra la tentación constante de dejarlo “hasta acá, total para prueba ya está bien” y volver a terreno seguro.

Una cosa es saber que es difícil atraer usuarios y otra estar sentado delante de la pantalla, con el sistema “a disposición de la humanidad toda” y… “¿y ahora qué?” La humanidad está ocupada en sus propias cosas.

Una cosa es saber que hay que hacer networking y otra no tener nada importante para escribir o no tener ganas de sentarse y escribirlo o tomarse el esfuerzo y que no suceda nada (que por otro lado es lo más probable) y juntar los pedazos para probar otra vez.

Y en cada paso hay errores y torpezas y un millón de piedras puntiagudas para pisar.

Termino con lo que quería empezar (se suponía que iba a escribir un solo párrafo de introducción a esto que sigue, pero bueno…): un punteo de lo nuevo que, más que aprender, “sentí en carne propia” durante estos meses.

  • “No sabes nada, Jon Snow”.
  • Uno define un producto en documentos y palabras y bocetos de pantallas y eso está más o menos bien… pero hasta cierto punto. Los documentos iniciales quedan rápidamente en el olvido. No vale la pena dedicarles mucho tiempo ni bajar mucho al detalle: el objetivo principal de la aplicación, un boceto así nomás de “la pantalla importante” y listo. El objetivo no es elaborar el documento sino la idea.
  • Personalmente, no funciono muy bien con el micromanagement del tiempo. Me entusiasmo por momentos, me desinflo por momentos. Es mejor respetar eso, pero manteniendo un balance: Hay que hacer algo todas las semanas, aunque sea forzado, y no dejar nada colgado mucho tiempo. 
  • Sí me funciona bien el establecer una meta a corto plazo: “lo próximo que hay que hacer es…”
  • Un dashboard es imprescindible. No puedo dejar de recomendar Trello.
  • Medir las horas es imprescindible. No puedo dejar de recomendar Toggl.
  • Definir y respetar hasta dónde llega el desarrollo para la primera implementación. A rajatabla. Y cumplirlo. A medida que voy armando la pantalla se me ocurren 10.000 formas mejores de hacerlo, sólo por contraposición con los problemas que veo en el armado actual… Pero esas otras formas también van a tener problemas y llevar a otras soluciones y… así no terminamos más. Se define la primera implementación, se hace y después vemos.
  • Después de un par de meses de desarrollo, la idea original puede parecer una mala idea. ¿No debería empezar de nuevo? No. Así como hay que probar que es una buena idea, también hay que probar que es una mala idea antes de dejarla por el camino. Y para eso hay que implementarla.
  • Otra vez (y van tres): respetar el MVP a rajatabla. Escribir en el backlog es muy terapéutico para descargar tensiones. 
  • Pero ojo, el backlog puede convertirse en una bolsa de gatos muy rápidamente. Hay que mantener el orden, priorizar, jerarquizar, descartar, agrupar, dedicarle un poco de tiempo cada vez, pero constantemente. Es un embole, sí.
  • Con el primer usuario cambia absolutamente todo. Lo que parecía usable es obvio que no, las buenas ideas resultaron malas y la sensación general es, otra vez, la de que esto no va a ningún lado (un pensamiento recurrente). Hay que perseverar, corregir y mejorar sin torcer el rumbo, resistir la tentación de “barajar y dar de vuelta”.
  • Después de la primera implementación se acabaron las ideas, hay que seguir a los usuarios: se arregla o mejora lo que se usa, se implementa lo que nos reclaman. Primero hay que hacer que funcione, pero después todo se trata de que se entienda y se use, y eso es mucho más difícil.
  • Y si nadie lo usa y nadie reclama… insistir con el autobombo y la promoción.
  • Y si nadie lo usa y nadie reclama (después de un tiempo)… bueno, ahí quedó.
  • … pero meter un feature que nadie quiere de vez en cuando sólo porque es divertido mantiene el entusiasmo.
  • En resumen: POCO de todo para la primera versión: pocos documentos, poca funcionalidad, poco código, poca complejidad, poco riesgo, poco tiempo perdido.
  • Salvo paciencia. MUCHA paciencia.


sábado, 30 de agosto de 2014

Mi aplicación

Casi todos (los programadores, obvio) tenemos “mi aplicación”. Ésa que, cuando haya tiempo, vamos a hacer “como se debe”.

El “como se debe” varía con cada uno, pero me arriesgo a generalizar: no es una afirmación positiva sobre ciertas herramientas y prácticas, es más bien una negación de aquellas que venimos utilizando, utilizamos o nos obligaron a utilizar, o de las que escuchamos hablar mal por ahí o… un largo etcétera.

En criollo: “mi aplicación” no va a ser como éste proyecto-huérfano-engendro-mutante del que me contaron, caí o armé (“por culpa de…”, seguro).

¿Cómo es “mi aplicación”? La mía de mi propiedad, al día de hoy, es:

-Una aplicación web hosteada en google.

-Server side: en java, pero va a devolver exclusivamente JSON. Pura data. Lo juro.

-Con alguna base de datos no relacional, porque son re-cool.

-Bootstrap.

-Pero no pienso escribir una sola regla de css. Lo juro.

-Ni tampoco mucha imagen ni iconito. Si puedo quedarme sólo con lo de bootstrap, mejor.

-Ni meterle 10.000 plugins (aunque ya empecé… pero lo voy a deshacer, y cuando lo deshaga lo juro).

-Jquery

-Jquery validation, si hace falta (imagino que sí).

-Knockout.

-Require.

-Y visjs, porque necesito algo así.

-Y NADA más.

El problema es… el de más arriba: que es cuasi-simétricamente-opuesto a todo lo que alguna vez hice: no soy diseñador ni mucho menos (estoy aprendiendo que entre “seguir la onda”, y “diseñar” hay un abismo insondable). Nunca programé en java (profesionalmente, proyectitos de prueba hicimos todos). Nunca usé bootrstrap. De íconos y gráfica o imágenes… sólo sé buscar en google, y al photoshop no me lo presentaron (ni siquiera sé usar bien el paint.Net). Visjs es genial, pero todavía estoy leyendo la documentación. Los únicos viejos conocidos son Knockout, require, jquery y compañía. Pero son herramientas, no una forma de trabajar con la que uno viene acostumbrado, y en la que “el camino para hacer tal cosa” aparece casi naturalmente.

Como todo primer intento, es… bueno, como se imaginan que es. Pero hay que seguir haciendo y rehaciendo hasta que salga. Mentalmente, claro, porque en la real realidad, uno va dedicándole horas a cuentagotas entre proyectos más rentables, con la esperanza de que en algún momento éste también lo sea.

Si bien “construir éste sistema lo antes posible” es la madre de todas las cag…, también es la madre de todas las cosas que están ahí afuera en este preciso momento, satisfaciendo necesidades de éste preciso momento, probablemente tan efímeras como la combinación de herramientas que (ahora) “me gusta”.

“Como a mí me gusta” va variando a medida que avanzamos. A veces más, a veces menos, pero siempre, con cada paso hacia adelante, surge el imperioso impulso de pasarle la guadaña a (casi) todo lo que se deja atrás… y uno va y lo hace. Porque ésta es “como a mí me gusta”. Es inevitable: la motivación parte de “armar un proyecto como a mí me gusta”, y no “construir éste sistema lo antes posible”.

Pero bueno, juntar dos o veinte librerías, copypastear un poco de código y salir con algo rápido a ver si pega es, probablemente, eficaz. O por lo menos un fracaso rápido y a otra cosa… pero no es lo que tengo ganas de hacer ahora.

Tengo ganas de seguir jugando.

Y a todo esto… ¿qué hace, exactamente, “mi aplicación”?

Por ahora, nada.

¿Qué debería hacer?

No está muy claro, ya veremos. Lo importante es que “esté como a mí me gusta”.

¿Verá la luz del sol?

jueves, 15 de abril de 2010

Frases: Lo que sobra.

[…] como verás, arquitectura y diseño es lo que sobra... sobra porque todos somos arquitectos y diseñadores y hacemos lo que se nos da la gana, no hay directivas.

Un amigo”, hablando sobre esas cosas lindas que tienen los sistemas.

jueves, 18 de marzo de 2010

Visibilidad.

Gran Proyecto (con mayúscula), muy “visible” para la gerencia de Megaempresa, vital para la subsistencia de NoTanGranPeroGranConsultoraOSoftwareFactory, y por tanto muy “visible” también para la gerencia de ésta última.

Desde nuestro punto de vista (de sistemas) no es más que otra aplicación de formularios que le pegan una y otra vez a una base de datos, más un sinfín de reportes que vienen a sacar lo que los formularios pusieron.

Otra gran, torpe, enmarañada, traicionera, e incansable generadora de un aburrido caudal de incidentes de fácil solución técnica, y que serían de fácil solución a secas si no fuera por el hecho de que más o menos la mitad de ellos contradice lo que indica la otra mitad.

Así que una horda de programadores armada con papel secante intenta contener ese río, resuelve uno y otro y alterna entre “A” y “no A” en un proceso que arroja tanta agua como recoge.

Hay otro caudal que lo alimenta, un caudal de programadores, analistas, managers y demás sacos de carne “recursos” que van pasando, pasando y pasando a ritmo creciente. Si no fuera por este otro caudal que aporta toda la energía desperdiciada en aquél ida y vuelta inútil el proceso descrito sería el santo grial del movimiento continuo.

Los gerentes, como esto es importante, están en contacto con “el equipo”, los conocen, interactúan con ellos más que con el resto. Es a esto a lo que se le llama “visibilidad” y que consiste en que, de vez en cuando, se abre un espacio en esos cielos y asciende alguno, (probablemente aquél con más habilidad para el alpinismo que para la programación) dejando al proyecto, que es realmente importante, en manos del resto que ahí queda, papel secante en mano (mientras el alpinista saluda desde lo alto).

Así es que, gracias a la “visibilidad” del proyecto los otros reman, reman y reman hasta que, hartos y sin esperanza, abandonan en busca de algún horizonte en donde sus entrenados brazos sean mejor recibidos. Aquellos en los que el entrenamiento no hace efecto y que por lo tanto carecen de otras expectativas (que los hay), esperan pacientemente su turno para el ascenso.

Unos y otros son reemplazados velozmente, así que eso que llamamos “equipo” (y que no es más que un fotograma de una película interminable) apenas puede acumular una muy vaga idea del negocio que el sistema viene a sostener, ya que el escaso conocimiento penosamente adquirido por prueba y error se va tan rápido como se acumula. Del negocio se sabe que es grande y millonario y que no es una verdulería ni un almacén de ramos generales, pero eso no alcanza para dividir las aguas y tomar la mitad de correcciones que corresponde para parar la rueda.

En fin… cualquiera que trabaje en sistemas un tiempo es expuesto a una de las más generosas fuentes de fina ironía que esta vida puede dar: el trabajo y, sobre todo, el trabajo en sistemas y, sobre todo, el trabajo “corporativo”. Si este tiempo es más o menos largo el sistémico, si sobrevive y lo sigue siendo (o mejor dicho, para sobrevivir y seguir siéndolo) habrá desarrollado un fino sentido de la ironía y del humor, o un cinismo a toda prueba, o todo eso junto. Por suerte algunos explotan genialmente esos efectos colaterales esas habilidades, y así tenemos a Dilbert (adivinen de dónde sacó Scott Adams la inspiración para sus personajes), o a Sinergia Sin Control, o al mayor repositorio de esfuerzo sin sentido y desperdicio de inteligencia jamás creado, TDWTF.

Porque lo más irónico de todo es que funciona y que buena parte de nosotros hemos vivido o viviremos de ello, y que es lo que termina financiando los juguetes (lenguajes, metodologías, herramientas, patrones, arquitectura) con los que nos entretenemos mientras, distraídamente, hacemos girar la rueda. En fin…

…que al mundo nada le importa
yira…
yira…

martes, 2 de marzo de 2010

.Net MVC + jQuery: manejo de excepciones. IV: el lado del cliente.

Finalizamos el post anterior de esta serie con la infraestructura necesaria para atrapar en javascript los errores y excepciones que puedan producirse del lado del servidor y “canalizarlos” hacia tipos conocidos con una codificación similar a la que utilizamos en c#.

Recordemos el ejemplo final. Teníamos, en javascript, una excepción base:

ExceptionBase = function (type, message) {
    this.Type = type;
    this.Message = message;
};

De la que luego derivamos dos excepciones más específicas, una para excepciones de negocio (la que arrojaría nuestro código en el caso de que una operación supere cierto monto permitido, por ejemplo):

ProgramException = function (message, netException) {

    this.Reasons = [];
    this.NetException = netException;

    if (typeof message != "undefined" && message != null)
        this.Message = message;

};
ProgramException.prototype = new ExceptionBase("ProgramException", "Operation Error");

y la otra para errores “fatales”, es decir todos aquellos que indican que la aplicación ha arribado a un estado no contemplado y que por lo tanto no puede seguir utilizándose (que ha cascado, vamos):

FatalException = function (message, netException) {
    this.NetException = netException;
    if (typeof message != "undefined" && message != null)
        this.Message = message;
}

FatalException.prototype = new ExceptionBase("FatalException", "Unexpected Error");

Para ver cómo utilizamos estas clases veamos nuestro ejemplo de llamada $.ajax, donde se establece la diferencia entre errores de negocio y fatales, lanzándose una excepción u otra dependiendo el caso. Más concretamente la sección “success” (lo siguiente es sólo el fragmento correspondiente a “success” dentro de la llamada a $.ajax):

  //... (etc) ....

  success: function (response, status, xhr) {

   //Exception handling.
   var responseStatus = xhr.getResponseHeader("RESPONSE_STATUS");
   var ex = null;
   if (responseStatus == "ApplicationException") 
   {
      var netEx = JSON.parse(response);
      ex = new ProgramException(netEx.Message, netEx);
      ex.Reasons = netEx.Reasons;
   }
   else if (responseStatus == "UnexpectedException") 
   {
      var netEx = JSON.parse(response);
      ex = new FatalException(netEx.Message, netEx);
   }

   if(ex!=null)
   {
      if (async)
         ShowException(ex)
      else
         throw ex;     
   }

   //...(continúa)...

Esta infraestructura de excepción base y derivadas sería una complejidad decorativa y sin sentido si no tomamos, en algún lugar del código, una decisión en base a ese tipo que tanto esfuerzo nos lleva determinar.

La diferencia entre una excepción y otra, desde el punto de vista del front-end, radica en cómo se le presenta al usuario. En nuestro ejemplo, esa tarea le corresponde a la función ShowException:

ShowException = function (exception) {
    //non-fatal exceptions
    if (exception.Type == "ProgramException") {
        var $messageBox = GetMessageBox();
        $messageBox.find("#MessageBoxReasons").html(exception.Reasons.join( "<p/>" ));
        var buttons = {};
        $messageBox.dialog({
            autoOpen: true,
            modal: true,
            buttons: { "Ok": function () { $messageBox.dialog("destroy"); } },
            closeOnEscape: true,
            title: exception.Message,
            close: function () { $messageBox.dialog("destroy"); }
        });
    }
    //fatal exceptions.
    else if (exception.Type == "FatalException") {
        var displayHtml = "<h1>" + exception.Message + "</h1>";
        var doc = window.top.document;
        doc.open();
        doc.write(displayHtml);
        doc.close();
    }
}

Esta función simplemente evalúa el tipo de excepción que recibe y toma las decisiones necesarias. En este ejemplo, muy simple y esquemático, tenemos dos secciones: la primera parte del if crea una ventana utilizando $.dialog para mostrar prolijamente las excepciones de negocio, y la segunda parte (luego del else) “rompe” la pantalla, limpiando todo el html y dejando solamente el mensaje de error.

La función auxiliar “GetMessageBox” simplemente construye el html necesario para mostrar el cuadro de diálogo:

GetMessageBox = function () {
    var top$ = window.top.$;

    var $messageBox = top$("#MessageBoxContainer");
    if ($messageBox.length > 0)
        return $messageBox;

    var $messageBoxContainer = top$("<div />").appendTo(top$("body"));
    $messageBoxContainer.attr("title", ""); 
    $messageBoxContainer.css("display", "none");

    var $innerTable = top$("<table/>").appendTo($messageBoxContainer);
    $innerTable.css("width", "100%");

    var $innerTableFirstRow = top$("<tr/>").appendTo($messageBoxContainer);

    var $innerTableFirstRowFirstCell = top$("<td/>").appendTo($innerTableFirstRow);

    var $messageBoxImage = top$("<img/>").appendTo($innerTableFirstRowFirstCell);
    $messageBoxImage.attr("alt", "");
    $messageBoxImage.attr("src", ""); //TODO: set src.

    var $innerTableFirstRowSecondCell = top$("<td/>").appendTo($innerTableFirstRow);
    $innerTableFirstRowSecondCell.addClass("messageBoxMessage");

    var $messageBoxMessage = top$("<div/>").appendTo($innerTableFirstRowSecondCell);
    $messageBoxMessage.attr("id", "MessageBoxMessage");

    var $innerTableSecondRow = top$("<tr/>").appendTo($innerTable);

    var $innerTableSecondRowFirstCell = top$("<td/>").appendTo($innerTableSecondRow);
    $innerTableSecondRowFirstCell.attr("colspan", "2");
    $innerTableSecondRowFirstCell.addClass("messageBoxDescription");

    var $messageBoxDescription = top$("<div/>").appendTo($innerTableSecondRowFirstCell);
    $messageBoxDescription.attr("id", "MessageBoxDescription");

    var $innerTableThirdRow = top$("<tr/>").appendTo($innerTable);

    var $innerTableThirdRowFirstCell = top$("<td/>").appendTo($innerTableThirdRow);
    $innerTableThirdRowFirstCell.attr("colspan", "2");
    $innerTableThirdRowFirstCell.addClass("messageBoxReasons");

    var $messageBoxReasons = top$("<div/>").appendTo($innerTableThirdRowFirstCell);
    $messageBoxReasons.attr("id", "MessageBoxReasons");

    return $messageBoxContainer;
};

Notarán que en la sección en la que se muestra el error fatal no se utiliza jQuery. En estas situaciones tenemos que evitar cualquier referencia externa al código que se está ejecutando, ya que sólo sabemos que ha ocurrido un error inesperado y no conocemos el estado de los demás componentes de la aplicación (como por ejemplo el plugin de jQuery. El error podría deberse a que el cliente no pudo descargar el script de jQuery). Aquí tenemos que esforzarnos en codificar, siempre dentro de lo posible, código que funcione en circunstancias extremas… y la mejor manera es que sea extremadamente simple.

Hasta aquí hemos abarcado las situaciones más comunes, y sólo en el marco de llamadas $.ajax al servidor:

  • Excepciones de negocio generadas del lado del servidor.
  • Errores producidos en del lado del servidor.

Parece una estructura demasiado compleja para, finalmente, hacer un “if” y determinar si rompemos la pantalla o mostramos un cuadro de diálogo, cubriendo apenas los dos puntos de arriba. Es un buen momento para repasar sus ventajas:

  • El código y la metodología en javascript es asimilable a lo que estamos acostumbrados a hacer en c#. Esto hace que la implementación sea natural,  fácilmente “explicable” y “recordable”. Verán que el resto de los puntos aquí presentados se aplican tanto a nuestra solución de javascript como al manejo de excepciones en c#.
  • Modularidad/Desacoplamiento: su único punto de anclaje con respecto al código correspondiente a la funcionalidad de negocio del sistema son los bloques try…catch en las funciones de manejo de eventos.
  • Reutilización: cualquier excepción que requiera el mismo tratamiento que las ya implementadas puede representarse con alguna de las clases ya existentes.
  • Extensibilidad: si queremos que el sistema reaccione a un nuevo tipo de excepción sólo tendremos que codificar “en las puntas”: allí donde se lanza la excepción (el lugar del throw) y allí donde se maneja (ShowException).

Por otro lado hay mucho para explorar de aquí en más. Recordemos que ni siquiera cubrimos los casos mínimos para una aplicación “aceptable”. Veremos que al contemplar más situaciones (errores y excepciones de lado del cliente, en la comunicación, etc.) y al integrar más funcionalidad (por ejemplo mostrando un mensaje de error especial en ambientes de desarrollo o testing), en el manejo de “pequeños detalles” y casos especiales, será cuando este esquema muestre sus verdaderas ventajas.

lunes, 22 de febrero de 2010

.Net MVC + jQuery: manejo de excepciones. III: Atrapar errores del lado del servidor y comunicarlos controladamente al cliente.

[Continuación de .Net MVC + jQuery: manejo de excepciones. II: El problema.]


works-on-my-machine Espero que se haya entendido el planteo desarrollado en los posts anteriores de esta serie (preguntar es gratis, de cualquier manera)… lo que sin duda ha quedado claro es que el problema es retorcido.

Lo que sigue ahora es mi resolución del tema, más que perfectible por cierto (si alguien tiene sugerencias…), pero lo suficientemente funcional y probada como para ostentar orgullosamente el sello que he aplicado a esta entrada.


El primer paso es poder diferenciar, del lado del cliente, si el error o excepción se produjo durante la ejecución del código que procesa una respuesta o si la comunicación en sí fue fallida.

La importancia de lo anterior radica en que en el primer caso manejaremos la excepción del lado del servidor y podemos devolver al cliente información detallada y en un formato conveniente sobre cómo proceder:

  • si es un error de sistema o una excepción de negocio o un error de validación, si mostrar información detallada o no, si bloquear la aplicación y obligar al usuario a reiniciar (o a joderse), etc.
  • si es un error en la comunicación el cliente deberá tomar sus propias decisiones, de acuerdo con la información que posea en ese momento, pero ya contamos con un dato fundamental: la operación no llegó al servidor, por lo que podemos estar seguros de que nada ha sucedido “del otro lado”.

Recordemos que de forma predeterminada el servidor devolverá un error 500 y el código HTML de la pantalla de error asignada a ese código (por defecto aquella tan bonita de .Net con las letras en rojo catástrofe y el cuadro amarillo con detalles, más las inútiles indicaciones que todos conocemos). Esto no es precisamente un formato fácil de interpretar desde el código a la hora de tomar decisiones en el front-end.

Necesitamos interpretar desde el código la excepción porque tenemos que tener en cuenta que muchos tipos de errores “de aplicación” diferentes. Cada situación puede requerir diferentes propiedades en el objeto Exception para transmitir la información relevante del caso. Consideremos por ejemplo:

public class ShowCaseException : ApplicationException
{
   private List<string> reasons = new List<string>();

   public ShowCaseException()
      : base() { }

   public ShowCaseException(string message)
      : base(message) { }

   public ShowCaseException(string message, Exception innerException)
      : base(message, innerException) { }

   public List<string> Reasons
   {
      get { return reasons; }
   }
}

La excepción anterior contiene una propiedad extra (“Reasons”) con una lista de mensajes para presentar al usuario. Esto es algo que suelo utilizar bastante, ya que si durante una operación se producen varios problemas de validación es bueno presentárselos al usuario todos juntos y no solamente el primero y obligarlo a resolverlo antes de probar de vuelta y encontrarse con otro y así, multiplicando la cantidad de intentos.

Pero no podemos tratar con cada tipo de excepción en particular, viendo en cada caso qué información devolver y cómo. Una solución más práctica es devolver la excepción serializada en formato JSON, más un flag en el header de la respuesta que la diferencie de las respuestas “normales”:

internal static class ExceptionHandlingHelper
{
 public enum ResponseStatusEnum
 {
  Normal,
  ApplicationException,
  UnexpectedException
 } 

 internal static void ApplicationInstance_Error(object sender, EventArgs e)
 {
  Exception exception = HttpContext.Current.Server.GetLastError();
  if (exception is ApplicationException)
   ResponseHeadersHelper.CurrentHeaders.Add("RESPONSE_STATUS", ResponseStatusEnum.ApplicationException.ToString());
  else
  {
   Log.WriteException(exception);
   ResponseHeadersHelper.CurrentHeaders.Add("RESPONSE_STATUS", ResponseStatusEnum.UnexpectedException.ToString());
   if (![DEBUG_MODE])
    HttpContext.Current.Session.Abandon();
  }

  HttpContext.Current.Response.Clear();
  HttpContext.Current.Response.Write(ExceptionHandlingHelper.SerializeException(exception));
  HttpContext.Current.Server.ClearError();
 }
 //.... etc ....
}

Tenemos entonces tres estados posibles para una respuesta:

  • Error de negocio: ResponseStatusEnum.ApplicationException, son las excepciones lanzadas mediante un throw en nuestro código, y que deben derivar, por convención, de ApplicationException.
  • Error inesperado: ResponseStatusEnum.UnexpectedException, son todas las demás, originadas en throws por validaciones de consistencia en nuestro código o directamente desde el framework.
  • Normal: todo bien.

Así que lo primero que hacemos en nuestra rutina de manejo de excepciones es conseguir la excepción y determinar de qué tipo es, agregando un header en la respuesta (“RESPONSE_STATUS”) para que el cliente javascript pueda diferenciarlas fácilmente de las respuestas normales. Si es un error inesperado podemos, adicionalmente, registrarlo en el log y limpiar la sesión del usuario.

Luego se modifica la respuesta que por defecto enviaría el servidor, utilizando Response.Clear(), Server.ClearError() y escribiendo en el objeto Response la excepción serializada en JSON.

La serialización de la excepción es un poco molesta dado que el uso común de JavascriptSerializer arroja una excepción por culpa de la propiedad TargetSite, que se vuelve recursiva en cuanto al tipo. Pero, por otro lado, habíamos establecido que en un ambiente de producción no es conveniente enviar toda la información de la excepción ya que puede exponer datos internos a un ocasional atacante. Así que tenemos que implementar nuestra propia serialización para esta clase.

Una forma sencilla es recorrer el primer nivel de propiedades del objeto Exception y dejar que JavascriptSerializer se encargue del resto. El siguiente ejemplo es una prueba de concepto –no pretende ser una guía de lo que es o no seguro enviar al cliente-, solamente omite en la serialización las propiedades “InnerException”, “StackTrace” y “Source”. Tal vez habría que agregar más restricciones, probando siempre qué información estamos enviando en cada caso.

private static string SerializeException(Exception ex)
        {
            JavaScriptSerializer serializer = new JavaScriptSerializer();

            StringBuilder exSerialized = new StringBuilder("{");
            PropertyInfo[] exProperties = ex.GetType().GetProperties(BindingFlags.Public | BindingFlags.FlattenHierarchy | BindingFlags.Instance);
            foreach (PropertyInfo property in exProperties.Where(p => p.Name != "TargetSite"))
            {
                if (![DEBUG_MODE] &&                    
   (property.Name == "InnerException" || property.Name == "Source" || property.Name == "StackTrace"))
                    continue;

                exSerialized.AppendFormat("\"{0}\":", property.Name);
                serializer.Serialize(property.GetValue(ex, null), exSerialized);
                exSerialized.Append(", ");
            }

            if ([DEBUG_MODE]) 
            {
                exSerialized.AppendFormat("\"ToString\":");
                serializer.Serialize(ex.ToString(), exSerialized);
                exSerialized.Append(", ");
            }

            exSerialized.Remove(exSerialized.Length - 2, 2);
            exSerialized.Append("}");
            return exSerialized.ToString();
        }

La información así serializada es fácil de acceder desde el cliente ya que se convierte automáticamente en un objeto similar a Exception, pero en javascript.

Notarán que en el ejemplo incluí, para entornos de desarrollo, una propiedad extra que contiene la cadena devuelta por el método ToString de Exception, que es lo que se suele mostrar por pantalla en caso de errores. Tendremos, en resumen, disponibles en javascript casi todas las propiedades del objeto Exception más una propiedad “ToString” que contiene una cadena con toda esa información en un formato legible para el usuario/desarrollador.

Volvamos a javascript para ver cómo manejamos la respuesta ahora. Partimos del ejemplo del post anterior completando algunos de los “placeholders” que habíamos dejado, ya que ahora sabemos exactamente cómo llega la información desde el servidor:

function Save( data, callback )
{
 var async;
 if( typeof callback == "undefined")
  async=false;
 else
  async=true;
 
 var returnValue = null;
 
 $.ajax({
  url: "Comments/Save",
  data: data,
  async: async,
  success: function (response, status, xhr) {

   //Exception handling.
   var responseStatus = xhr.getResponseHeader("RESPONSE_STATUS");
   var ex = null;
   if (responseStatus == "ApplicationException") 
   {
      var netEx = JSON.parse(response);
      ex = new ProgramException(netEx.Message, netEx);
      ex.Reasons = netEx.Reasons;
   }
   else if (responseStatus == "UnexpectedException") 
   {
      var netEx = JSON.parse(response);
      ex = new FatalException(netEx.Message, netEx);
   }

   if(ex!=null)
   {
      if (async)
         ShowException(ex)
      else
         throw ex;     
   }

   //Normal response handling.
   if (async)
    callback(response)    
   else
    returnValue = response;
  }
  error: function(XMLHttpRequest, textStatus, errorThrown) {
   var ex = [GET_EXCEPTION_INFO];
   if(async)
    ShowException(ex)
   else
    throw ex;
  }
 });

 //async => returnValue == null;
 //sync  => returnValue == response;
 return returnValue;
}

La parte modificada es la de la sección “success” -previa al “Normal response handling”-. Verán que ahora, para determinar si hubo una excepción se consulta el encabezado de la respuesta que incluimos en el manejo de excepciones del lado del servidor -xhr.getResponseHeader("RESPONSE_STATUS")-. No importa qué excepción de negocio se haya producido, este header aparecerá siempre que ésta derive de ApplicationException. En la serialización JSON se devolverán todas las propiedades del tipo específico –en un entorno de desarrollo, recordémoslo siempre- ya que utilizamos JsonSerializer.

Por ejemplo, si la excepción lanzada es aquella ShowCaseException de la que hablamos al principio, sabremos por el header que deriva de ApplicationException y al mismo tiempo conservaremos la propiedad “Reasons”, específica del tipo, al serializar. Si prueban verán que aparece en el objeto netEx cuando se ejecuta var netEx = JSON.parse(response);

Cuando deserializamos la excepción la encapsulamos en un objeto conocido para el cliente. Esto es para reflejar el hecho de que para el cliente de javascript sólo existen dos objetos derivados de Exception relevantes: los de negocio (excepciones “de programa” y los de sistema (“fatales”). Para ello creamos sus clases correspondientes, inspiradas un poco en las de .Net (una excepción base y dos derivadas), pero en estilo javascript. Esto no es necesario, pero me resultó muy cómodo (veremos luego):

//Exception base
ExceptionBase = function (type, message) {
    this.Type = type;
    this.Message = message;
};

//Program Exception
ProgramException = function (message, netException) {

    this.Reasons = [];
    this.NetException = netException;

    if (typeof message != "undefined" && message != null)
        this.Message = message;

};
ProgramException.prototype = new ExceptionBase("ProgramException", "Operation Error");

//Fatal Exception
FatalException = function (message, netException) {

    this.NetException = netException;

    if (typeof message != "undefined" && message != null)
        this.Message = message;

}

FatalException.prototype = new ExceptionBase("FatalException", "Unexpected Error");

Son estas dos clases las que nos permiten codificar luego este tipo de instrucciones:

var netEx = JSON.parse(response);
ex = new ProgramException(netEx.Message, netEx);
ex.Reasons = netEx.Reasons;

Hasta aquí, un paso más en la batalla. Nos resta:

  • Determinar cómo tratar los errores en la comunicación.
  • Determinar cómo mostrar toda esta información (hasta ahora no hicimos nada con el método “ShowException”).

Hasta la próxima, nos leemos. (Actualización: sigue en .Net MVC + jQuery: manejo de excepciones. IV: el lado del cliente.)

miércoles, 17 de febrero de 2010

.Net MVC + jQuery: manejo de excepciones. II: El problema.

[Continuación de .Net MVC + jQuery: manejo de excepciones. I: Requerimientos.]


Tengamos presente nuestro ejemplo de manejo de errores y excepciones en $javascript (jQuery):

$("#Save").click(function () {
 try {
  $("#CommentForm").valid();
  Save({
   User: $("#User").val(),
   Date: $("#Date").val(),
   CommentText: $("#CommentText").val()
  });
 }
 catch (ex) {
  ShowException(ex);
 }
});

Por el lado de las excepciones, tenemos en principio aquellas generadas por nuestro código. En el ejemplo, serían aquellas que arroje la función valid() luego de verificar los datos ingresados por el usuario.

Luego tenemos aquellas que se generen durante la llamada al servidor. Asumiendo que Save() hace una llamada $.ajax para enviar los datos al servidor, tenemos en realidad dos escenarios posibles: sincrónico y asincrónico.

Si la llamada al servidor es sincrónica Save() debe hacer un throw en algún punto del código con la información necesaria para que sea atrapado por el catch del código de arriba y ShowException muestre un mensaje al usuario.

Si la llamada es asincrónica deberíamos pasarle a Save() un parámetro callback, una función a ser invocada cuando el servidor responda. Por ejemplo (muy esquemáticamente):

Save({
 User: $("#User").val(),
 Date: $("#Date").val(),
 CommentText: $("#CommentText").val(),
 function(response){
  alert(response);
 }
});

En este segundo caso es el método Save() el que debe internamente contemplar la posibilidad de excepciones y decidir, de acuerdo con la respuesta, si invoca al callback o a ShowException.

Creo que en algunas situaciones es necesario el uso de llamadas asincrónicas, pero que en general es más fácil manejar la lógica sincrónica, por algo es por lo que se empieza al aprender a programar. Así que personalmente prefiero que cada función javascript que se comunica con el servidor dé la opción de pasar o no una función de callback.

Si juntamos estas dos opciones y hacemos un boceto de Save() quedaría algo por el estilo de:

function Save( data, callback )
{
 var async;
 if( typeof callback == "undefined")
  async=false;
 else
  async=true;
 
 var returnValue = null;
 
 $.ajax({
  url: "Comments/Save",
  data: data,
  async: async,
  success: function (response, status, xhr) {

   //Exception handling.
   if( [RESPONSE_IS_EXCEPTION] )
   {
    var ex = [GET_EXCEPTION_INFO];
    if (async)
     ShowException(ex)
    else
     throw ex;     
   }

   //Normal response handling.
   if (async)
    callback(response)    
   else
    returnValue = response;
  }
  error: function(XMLHttpRequest, textStatus, errorThrown) {
   var ex = [GET_EXCEPTION_INFO];
   if(async)
    ShowException(ex)
   else
    throw ex;
  }
 });

 //async => returnValue == null;
 //sync  => returnValue == response;
 return returnValue;
}

En el ejemplo se asume que si se pasa un parámetro de callback la llamada debe ser asincrónica. En este caso se ejecuta $.ajax, el flujo sigue en la línea siguiente y returnValue será null cuando Save() termine. En algún momento posterior, cuando el servidor responda, jQuery invocará al código que se pasa en el parámetro success de $.ajax. De ser una llamada sincrónica se ejecutará $.ajax e inmediatamente el código del parámetro success.

Si se produce un error o una excepción no controlada del lado del servidor $.ajax invocará a la función especificada en el parámetro “error”. Lo mismo sucederá ante errores en la comunicación en sí.

Tanto en error como en success debemos determinar, de alguna manera (que también veremos luego, en el ejemplo estos agujeros blancos están entre corchetes), si hubo una excepción o error. Si la hubo armamos un objeto “ex” con la información que necesite ShowException. Si no, devolvemos el valor.

La diferencia entre sincrónico y asincrónico en este punto es que en el caso de ser una llamada sincrónica hacemos un throw (que atrapará el catch de Save) o llamamos a la función callback o devolvemos el valor a través del retorno de la función, mientras que en el caso de la llamada asincrónica debemos manejar aquí mismo la excepción o llamamos a la función callback. Si hiciéramos un throw en este punto, durante una llamada asincrónica, la excepción sería atrapada por el navegador y el usuario vería un error de javascript (en el mejor de los casos. En el peor, no vería nada y pensaría que sus datos fueron grabados correctamente).

Hasta aquí las excepciones. Vamos ahora a contemplar la posibilidad de errores. Si no tienen en claro la diferencia les recomiendo –otra vez- hacer un paréntesis y leer este post.

A modo de resumen de ese post, recordemos que si al momento de grabar los datos “La fecha del comentario ingresado corresponde a un informe ya aprobado”, eso es una excepción (una situación contemplada en el código en forma de validación, un throw en nuestro código del lado del servidor. Es un mensaje que tiene utilidad para el usuario, que debe indicar que él ha cometido un error y no el sistema). Pero si al momento de grabar el sistema intenta insertar un valor nulo en donde no se puede, eso es un error (una excepción para el framework o la base de datos, pero una situación no contemplada en nuestro código).

¿Dónde deberíamos esperar errores? Fácil, en todos lados. Lo inesperado puede por definición aparecer en cualquier momento. Pensemos qué situaciones pueden darse y qué hacer en cada caso:

  • Un error en el código de negocio del lado del servidor: en este caso podríamos enviar una respuesta que le indique al código javascript (en success) que se ha producido un error de sistema y a ShowExceptions que debería “romper” la pantalla impidiendo que el usuario continúe utilizando la aplicación o mostrar información detallada, dependiendo de si estamos en un ambiente de desarrollo o testing.

    Un ejemplo sería el intento de utilizar una variable que está en nulo, pero también que la base de datos no esté disponible o muy ocupada, o un timeout de base de datos. Para este caso tendríamos una excepción del lado del servidor, pero que no deriva de ApplicationException.

  • Un error en la infraestructura del lado del servidor: en este caso el problema no está en nuestro código y no es atrapado por él. Es el que se daría si el servidor web está muy ocupado. Puede ser antes o después de la operación, pero en todo caso no es controlado por nosotros.

    Aquí no tendríamos una excepción de .Net del lado del servidor, sino que éste, sin que podamos evitarlo, devolvería un error HTTP (típicamente un error 500, aunque podría ser otro). En este caso es jQuery el que atraparía el error e invocaría a la función especificada en el parámetro “error” de la llamada $.ajax.

  • Un error en la llamada, del lado del cliente: en este caso la llamada $.ajax jamás llega al servidor (por ejemplo si la url es incorrecta o está mal formada).

    Aquí hay un punto de debate: dado que el error se produce enteramente del lado del cliente no tenemos posibilidad de registrarlo, sólo nos enteraremos de él a través de una comunicación del usuario (por mail, teléfono, o como sea). La única información de la que dispondremos será aquella que le mostremos por pantalla… pero no es una buena práctica mostrar detalles internos al usuario final… Pero esto es último es discutible, ya que si vamos a suponer un error provocado por un usuario malicioso es de todas maneras información a la que él puede acceder, ya sea que se la hagamos más fácil o más difícil.

    Lo que es seguro, volviendo al tema, es que ShowExceptions tiene que manejar también esta situación y, por lo menos, asimilarla a la indicada en los puntos anteriores y darle el mismo tratamiento.

  • Un error en el código javascript, del lado del cliente. Es decir, un error de javascript ya sea en la función Save() o en el manejador del evento click. Este tipo de errores sería atrapado por el catch más externo de todos, el de la función que asociamos al evento click.

    En este caso el objeto “ex” que ShowExceptions recibirá como parámetro no estaría armado por nosotros sino por el motor de javascript (y lo que es peor, será ligeramente diferente entre navegadores, e incluso entre distintas versiones del mismo navegador). Así que tenemos que contemplar también la posibilidad de que a ShowExceptions le llegue este otro objeto “más o menos desconocido” proporcionado por el motor de javascript.

  • Un error en el código de manejo de errores. Es decir, un error de javascript adentro de ShowExceptions. Créanme que el andamiaje necesario para todo este control es lo suficientemente complejo como para que tenga sus propios errores, y éste es el peor escenario: el error en ShowExceptions nos estaría ocultando aquél que le dio origen, y deberemos resolverlo antes de enfrentarlo. Dado que ShowExceptions es la última fortaleza del funcionamiento del sistema deberá ser a prueba de balas: ya no importa cómo ni en qué situación, su misión es mostrarnos todos los errores que se hayan producido (propios y ajenos) sin perder información y asegurarse de que la pantalla del lado del cliente quede bloqueada. Tarea ingrata si las hay, pero alguien tiene que hacerlo.

Resumamos, como para ir terminando este post ya demasiado extenso, las situaciones que debemos contemplar:

  • Excepciones generadas desde nuestro código en javascript (las que se generen en la función valid() de validación de datos ingresados por el usuario).
  • Llamadas sincrónicas y asincrónicas. La diferencia está en hacer un throw o llamar a ShowExceptions en la función que se comunica con el servidor.
  • Errores o excepciones generados del lado del servidor. En este caso la comunicación ha sido exitosa.
  • Errores en la comunicación en sí, provocados por la conexión (“se cayó la red”) o por el código (“url mal formada).
  • Errores en el código javascript que implementa una funcionalidad específica.
  • Errores en el código javascript de control de errores.

La vida no es fácil… luego seguimos. (Actualización: sigue en .Net MVC + jQuery: manejo de excepciones. III: Atrapar errores del lado del servidor y comunicarlos controladamente al cliente.)

lunes, 15 de febrero de 2010

.Net MVC + jQuery: manejo de excepciones. I: Requerimientos.

Me pasé las últimas semanas trabajando sobre la beta de Visual Studio 2010 (acaba de salir el Visual Studio 2010 RC) armando un esquema de trabajo (un mini-framework) para proyectos MVC, en un intento de materializar la experiencia acumulada en otros proyectos en la forma de herramientas encapsuladas, probadas y listas para reutilizar.

Uno de los puntos que más trabajo me ha llevado es el manejo de excepciones. Un tema traicionero, simple a primera vista pero complicado y retorcido a medida que se avanza. Siempre lo tuve cubierto (es decir, sin graves problemas) con un poco de alambre, pegamento y parches aquí y allá, y quise aprovechar este nuevo comienzo en limpio para pensar un esquema más consistente y por lo tanto más sólido y fácil de mantener.

Comencemos, como corresponde, por los requerimientos. ¿Qué pretendo de a la infraestructura de un proyecto en cuanto a manejo de errores y excepciones (teoricé sobre la diferencia hace un tiempo, en Errores y excepciones)?

En principio, un uso estándar y transparente. Por ejemplo, en el botón “Save” de una vista, el programador debería codificar, en javascript (+jQuery, por supuesto):

$("#Save").click(function () {
 try {
  $("#CommentForm").valid();
  Save({
   User: $("#User").val(),
   Date: $("#Date").val(),
   CommentText: $("#CommentText").val()
  });
 }
 catch (ex) {
  ShowException(ex);
 }
});

En el ejemplo anterior, el bloque try…catch captura los errores de validación disparados por la instrucción $("#CommentForm").valid(); (es el plugin jQuery Validation) y la función ShowException los muestra en una forma amigable al usuario. Este no es el comportamiento “normal” de la función valid() de jQuery Validation, hay que codificarlo.

Pero no sólo eso. La función Save del ejemplo debe enviar los datos al servidor y el servidor debe pasarlos al modelo de negocio y esperar excepciones. Excepciones del tipo “La fecha del comentario ingresado corresponde a un informe ya aprobado” y cosas por el estilo, tan molestas para nosotros como necesarias para nuestros clientes. Es decir que se comunicará con una acción en un controlador, supongamos:

namespace ShowCase.Web.Controllers
{
    public class CommentsController : Controller
    {
  public bool SaveComment(CommentsModel model)
  {
   model.Save();
   return true;
  }
    }
}

Vemos que la acción devuelve siempre true. Esto es porque espera que los problemas se comuniquen a través de las excepciones. Un ejemplo esquemático para el método Save del modelo sería:

public class CommentsModel
{
 public void Save()
 {
  FinancialReport financialReport = FinancialReports.GetByDate(this.Date);
  if(financialReport.Status == ReportStatus.Approved)
   throw new ApplicationException("The comment's date points to an approved report.");
  
  FinancialReports.SaveComment(financialReport, this);
 }
}

El manejo de este tipo de excepciones generadas del lado del servidor debería ser, para el programador de la funcionalidad, idéntico al de las generadas del lado del cliente. Así que tenemos que llegar, de alguna manera, desde el throw en el método Save de CommentsModel, al catch en nuestra función de javascript.

Para complicar las cosas, agreguemos los errores. Estamos hablando ahora de verdaderos errores del sistema: errores de codificación, de conexión con la base de datos, de conexión entre el cliente y el servidor web, de javascript, etc. Errores del tipo que solemos llamar catastróficos, pero que yo prefiero denominar inesperados, como para restarle dramatismo al asunto (un cliente que no llamaría a las 3 de la mañana por un error “inesperado” tal vez sí lo haga por uno “catastrófico”).

Es el tipo de errores, en definitiva, que deberían “romper” o “cerrar” la aplicación, puesto que se ha arribado a un estado no contemplado, y cualquier acción posterior podría derivar en datos corruptos, inconsistentes, o –por lo menos, y más probablemente- en nuevos, más molestos y más extraños errores.

La función ShowException del ejemplo debería diferenciar entre las excepciones de negocio y los errores. Para los primeros mostrará un mensaje al usuario, y para los segundos deberíamos grabar un archivo de log, y podríamos establecer dos comportamientos posteriores:

  • uno para desarrollo o pruebas, mostrar por pantalla toda la información disponible acerca del error, y dejar que la aplicación siga abierta (el desarrollador o tester decidirá por sí mismo si puede continuar o no sin problemas),
  • y otro para producción, limpiar completamente la pantalla y mostrar un mensaje de error escueto invitando al usuario a reiniciar la aplicación o a llamar al administrador del sistema (siempre y cuando no seamos nosotros).

Es importante que, en entornos de producción, no sólo la función ShowException no muestre más de lo que debe, sino que el servidor mismo no envíe más información que la estrictamente requerida.

Todos estos requerimientos deben implementarse, dentro de lo posible, en una forma transparente al programador de la funcionalidad. Personalmente considero esta transparencia como algo muy importante, y la resigno (obligando al programador a derivar de ciertas clases, a implementar o a invocar ciertas funciones especiales) sólo cuando la alternativa es imposible o extremadamente más complicada. Cuando programamos una funcionalidad tenemos la cabeza puesta en facturas, aprobaciones, balances, fechas de cierre… en ese contexto, dónde fue generada la excepción o qué tipos de excepción hay y cómo deben transmitirse desde su origen hacia el cliente, son sutilezas que de requerir tratamiento especial serán seguramente pasadas por alto.

Pero, en definitiva, qué tan importante es esta transparencia o cuándo una alternativa es “imposible” o “extremadamente complicada” dependerá de cada uno. El hecho es que gracias a .Net MVC y jQuery podemos lograr un nivel muy aceptable de transparencia a través de diferentes puntos de intercepción y extensión convenientemente ubicados en la infraestructura del proyecto.

Suficiente para una primera entrega. En la próxima –en breve- analizaremos más en detalle los requerimientos en busca de las situaciones más comunes y los problemas que deberemos enfrentar al momento de picar el código.

Continúa en .Net MVC + jQuery: manejo de excepciones. II: El problema.

martes, 12 de enero de 2010

Desafíos.

Un desafío es el deseo de alcanzar un objetivo ubicado un poco más allá (no demasiado, porque si no ya sería un sueño) de nuestras capacidades actuales. Implica mejora, autosuperación.

Para mí, lo motivador de mi trabajo es lo desafiante que puede llegar a ser. Frecuentemente se nos plantean proyectos parecidos a aquellos que enfrentamos en el pasado pero con algún matiz, algún punto oscuro, alguna particularidad especial que nunca hemos implementado. Estas particularidades representan nuevos problemas y son las que hacen al proyecto desafiante en esa medida justa que nos permite enfrentarlo con cierta confianza sin llegar al extremo de la sensación del salto al vacío.

Cuando no es así simplemente me aburro, y no tolero bien el aburrimiento. A mediados del 2009 di el salto y cambié de trabajo. En su momento actué guiado más por esos sentimientos –de aburrimiento- racionalizados que por razones objetivas. De alguna manera ese creciente aburrimiento ante los problemas y situaciones han alimentado este blog -inmejorable vía de escape- en la primera parte de este año (y a cuya ausencia se debe, en cierta medida, la poca producción bloggera de la segunda).

Finalmente el tiempo puso las cosas en perspectiva y el nuevo entorno me da un punto de comparación. Me llama la atención lo nimio, lo poco importantes que eran los problemas y situaciones que ponía como excusa del cambio. Ahora es claro que esa necesidad de cambio no estaba dada por el entorno sino que provenía de mí mismo, que su origen no era la gravedad o repetición de algún problema o situación sino el nulo desafío que éstos representaban para mí. Pareciera que “nulo desafío” implica que todo era “fácil”. Nada más lejos de lo que quiero decir, aquí vamos.

El punto central de toda esta cantinela es que uno no sólo “es parte de” sino que también construye la situación que lo rodea. Decir “no habrán nuevos desafíos” es, en realidad, una vuelta retórica por la que esquivamos la responsabilidad en la construcción de esa situación al ubicar a los desafíos en el entorno cuando en realidad están en nosotros.

Los desafíos no están allí, uno no los encuentra sino que los crea. Es decir que constantemente enfrentamos los desafíos que nos hemos creado, como Don Quijote contra los molinos de viento.

Un entorno de trabajo desafiante no es, por si queda alguna duda, algo objetivo. Lo que para unos es tierra fértil es desierto para otros, no por la dificultad o no de los problemas objetivos a resolver –finalmente el único problema objetivo lo constituyen los requerimientos de un cliente-, sino por la predisposición o no de cada uno a crear desafíos en ese entorno en un momento determinado.

Pareciera ser, entonces, que a nivel institucional hay poco que se pueda hacer para crear un entorno desafiante, dado que esta característica reside en cada persona y no en ese espacio creado grupalmente.

En alguna medida es así. No se pueden “crear” desafíos institucionalmente. Pongamos un ejemplo: se plantea “ser referencia en el uso de la tecnología X” como un “desafío en el que todos tenemos que estar comprometidos”. Esto es en realidad apenas un objetivo y una expresión de deseo que puede ser origen de un desafío motivador para algunos pero indiferente o incluso fuente de sentimientos negativos –inseguridad, presión, rechazo- para otros.

Lo que sí se puede hacer institucionalmente es ubicar a cada integrante en un puesto en donde los problemas objetivos –los requerimientos de sus clientes externos o internos- estén alineados con su predisposición a crear desafíos en torno de esos problemas y proporcionar los recursos, la libertad de acción o la guía que necesite cada uno para superarse. Esto será mucho más productivo que el vano intento de imponer desafíos a diestra y siniestra como si todos fuéramos iguales y nos interesaran las mismas cosas.

Pero esto implica un conocimiento muy personal de cada integrante del equipo por parte de la institución… mejor dicho por parte de las personas que definen los puestos en las instituciones y que –erróneamente o no- generalmente están muy alejados del resto de la empresa, si no física por lo menos profesionalmente.

La solución común, dado que a nivel institucional no puede haber un conocimiento personal profundo de cada uno, es dividir la responsabilidad entre persona e institución: la responsabilidad institucional es de abrir las puertas, proporcionar los caminos para que cada uno busque o cree ese lugar desafiante, y está en cada uno la responsabilidad y el esfuerzo de motorizar esa búsqueda. Motorizar es buscar, proponer, convencer, buscar alternativas, concretar.

Es tan común en sistemas la queja constante sobre las posibilidades de desarrollo profesional (“de encontrar nuevos desafíos”) como la inacción de quien las enuncia en cuanto a la creación o búsqueda de ese espacio fértil en desafíos profesionales.

De ser sincero el deseo, de existir esa búsqueda y de ser infructuosa, debería continuar por fuera (pero ya basta de quejarse), la posibilidad de que no haya intersección entre lo que una persona encuentre como desafiante y las necesidades de una institución en particular existe, y no hay más que hacer que seguir buscando.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Monkey Business.

Son casi humanos... somos casi monos, mejor dicho.

Visto en La Pastilla Roja

Me deja pensando, al trasladar la situación a nuestra vida laboral, en que –si bien entre otros factores- las reglas de juego tienen un peso fundamental para determinar si será la colaboración, la competición o la indiferencia la característica predominante en un entorno de trabajo.

En todo caso estoy bastante seguro de que las reglas pesan más que las características personales. Somos ante todo animales sociales –al punto en el que sólo sobrevivimos en sociedad-, mucho más influenciables por los que nos rodean que –en conjunto- ellos por nosotros.

¿Se pueden alcanzar altos niveles de calidad –esa esmeralda perdida- en el desarrollo de software sin colaboración, sin verdadero trabajo de equipo? Yo creo que sí, pero es mucho, muchísimo más difícil que en un ambiente colaborativo.

Los costos de un ambiente de “indiferencia” en el que cada uno “sólo hace lo suyo” se ven reflejados en complejas estructuras de control superpuestas que coordinan el trabajo: líderes de esto y gerentes de lo otro, supervisores de lo de más allá y más acá, capas y capas de jefes de jefes cuyo trabajo es apenas un poco más que distribuir información y controlar el correcto ensamblaje de subproductos que se construyen en la base de la pirámide aisladamente, sin visión de conjunto.

Se podría decir que parte del trabajo de esa jerarquía es, justamente, proporcionar una visión de conjunto. El problema es que, para el momento en el que el flujo de trabajo llega a ese nivel de revisión es un poco demasiado tarde para cambiar nada.

Para el momento de revisar la calidad –siguiendo las metodologías tradicionales- ésta está prácticamente determinada –sí, claro que podemos corregir desvíos funcionales… ya sabemos lo que sucede con la calidad del código durante esas correcciones-. Si el producto no cumple con las expectativas –de calidad, no sólo las de cumplimiento de requisitos funcionales- la única solución real es el retrabajo.

La solución propuesta generalmente es dividir el desarrollo en pequeñas etapas y revisar la calidad en cada una de ellas –siempre al final- con la esperanza de que la “suma de las calidades” sea provechosa –siempre al final-, y si así y todo las etapas presuponen productos demasiado amplios, las subdividimos… y luego ponemos a un responsable de cada división y de cada etapa, y ya estamos donde empezamos: jefes de jefes de jefes y poco trabajo real.

En un ambiente de colaboración las cosas son diferentes. La revisión es constante porque nadie es indiferente a lo que lo rodea. Cada corrección es mínima pero se dan constantemente. Es mucho más probable que la calidad final sea –para bien o para mal- toda la que el equipo pudo dar en un momento determinado. En esta situación el retrabajo cobra otro sentido: no es la corrección de lo que –en teoría- podría haberse hecho bien desde un principio sino la materialización del aprendizaje acumulado en el camino.

Pero son las reglas las que determinan si esa colaboración es posible. Si la ruta, -correcta o no, eso se verá al final- está predeterminada a través de un diseño milimétrico, el combustible de horas/hombre está calculado como para llegar con el tanque vacío y encima el vehículo no tiene ventanillas de poco sirve ponerse a pensar si hay o no un árbol en el camino, más vale rezar y esperar que cuando nos bajemos estemos en donde queríamos estar. ¿Parece difícil, no?

miércoles, 28 de octubre de 2009

La influencia de la orientación al producto o al cliente en el desarrollo de software - II: La elección de la tecnología.

Esto viene a seguir la serie inciada en el post anterior: I: Los muertos se dejan atrás, que es recomendable leer primero.


La elección de la tecnología.

Durante la vida del desarrollo de un producto de software es inusual, aunque cíclico y fundamental, el momento en donde surge la necesidad de determinar la tecnología a utilizar.

Es el tipo de decisiones que hay que tomar en el momento de la reingeniería. Momento que se suele demorar hasta lo inevitable, por lo que los intervalos entre éstas se miden en años, si no en lustros o décadas.

Las razones son variadas y pueden ser tan técnicas como la degradación del código y la obsolescencia del hardware o software de base, o funcionales, como exigencias del mercado demasiado difíciles de implementar en la tecnología actual o la aparición del fantasma de imagen a “viejo y obsoleto”.

Para una empresa orientada al producto una reingeniería es una gran revolución, y suele venir acompañada de grandes cambios y resistencias en el equipo de desarrollo. Integrantes aferrados a la tecnología y metodología en retirada verán sus posiciones de poder o confort atacadas por aquellos familiarizados con las nuevas. La decisión, entonces, afectará inevitablemente a las relaciones de poder establecidas durante años y a las que se generen durante los próximos.

No es, en resumen, el momento de hacer experimentos. El proceso debería comenzar con la investigación de las tecnologías establecidas (nadie recomienda jugarse por aquellas más novedosas) y seguir con pruebas de factibilidad, y prototipos, y más pruebas y…

En una consultora, por otro lado, se inician pequeños o medianos proyectos todo el tiempo, y cada uno es propicio para la experimentación con nuevas metodologías, frameworks, herramientas, patrones… Un error implicará un proyecto tormentoso o (muy inusualmente) fracasado, a lo sumo un par de víctimas fatales, pero nada demasiado terrible.

Lo que degenera en… un paisano ´e cada pueblo. Y sí. Tengo que reconocer que la sensación de tener asignada una “pequeña” tarea sobre un proyecto X, bajarlo del control de código fuente y abrirlo es como la que producen esas escenas en las películas de terror en las que la mano se acerca al picaporte de la puerta… y se acerca… y se acerca… y lo gira… y la puerta se abre y… y entonces uno respira aliviado o grita (“my eyes!”). Hay de todo. Lindo, feo, malo y bueno, y muchas veces hay de todo en el mismo proyecto, en diferentes secciones o funcionalidades.

Pero también es cierto que profesionalmente uno se mantiene al día. Y las herramientas decantan. A la hora de los grandes proyectos (con suerte) las decisiones son más medidas y basadas en experiencia acumulada en proyectos reales (aunque más pequeños) y no sólo en meras pruebas o prototipos.

Al trabajar durante largo tiempo sobre el mismo producto y con la misma tecnología, los desarrolladores tienen la oportunidad de hacerse expertos en ella, con todas las ventajas (mejores resultados, menores tiempos de desarrollo, proyectos “tranquilos”, estimaciones precisas) y desventajas (obsolescencia, encasillamiento, monotonía, pocos desafíos) que esto puede conllevar (que no necesariamente se darán unas u otras).

En contrapunto, una consultora es caldo de cultivo de experimentadores casi compulsivos (el que mucho abarca poco aprieta, dicen), y proyectos cual criatura de Frankenstein, rejuntes de diferentes frameworks y tecnologías cosidos y emparchados de manera grosera…

…o cosidos prolijamente, pero en todo caso grandes contenedores de soluciones redundantes. Es por haber trabajado largo tiempo con un conjunto reducido de frameworks, patrones y tecnologías que conozco a fondo sus posibilidades y desconfío de las herramientas complementarias y complejas que vienen a solucionar problemas extremadamente simples.

Si el peligro al desarrollar un producto es la obsolescencia o el fracaso en la implementación de una reingeniería (y una dolorosa “vuelta atrás”, o un ciclo corto hasta la próxima), el peligro de la experimentación excesiva al trabajar en proyectos relativamente cortos es el desperdicio de experiencia (descubrir siempre nuevos problemas en vez de solucionar los conocidos) y una dispersión de tecnologías que desemboca en un stock de proyectos que nadie puede entender completamente (a menos que sea un experto en Silverlight, .Net, Servicios, jQuery, NHibernet, Active Record, MVC y la mar en coche) y que por tanto sólo pueden ser parchados una y otra vez.

Como siempre, la solución es huir del riesgo, de los extremos. El faro es la simplicidad, y nos alejamos de ella tanto cuando forzamos a una tecnología (tal vez ya obsoleta) a hacer cosas que no existían cuando fue pensada o cuando nos pasamos de rosca innovando y metemos en la misma bolsa (a nivel proyecto u organización) más herramientas de las que podemos nombrar en cinco minutos.

lunes, 19 de octubre de 2009

La influencia de la orientación al producto o al cliente en el desarrollo de software - I: Los muertos se dejan atrás.

Arbitrariamente (como toda clasificación) y a muy grandes rasgos, podemos dividir el mar de equipos de desarrollo de software en dos corrientes principales: enfocados al producto y enfocados al cliente.

Los equipos enfocados al producto son responsables del desarrollo de uno o varios sistemas, siempre orientados a un mercado específico (si bien puede ser definido en forma más o menos amplia): sistemas contables, para la gestión de hospitales, comercios minoristas, logística o para el control de determinados dispositivos. El producto (o la familia de productos, entiéndase de aquí en más) requiere mantenimiento y constantemente se prueban e implementan nuevas funcionalidades y cambios para justificar los lanzamientos y generar ventas.

Del otro lado tenemos desarrollos enfocados hacia el cliente: profesionales independientes y equipos de desarrollo en consultoras y software factories de todo tipo y color que luchan por armar, mantener y ampliar una cartera de clientes a los que usualmente intentan vender de todo, si es software mejor. Algunas están también especializadas en un mercado en particular, pero vale la clasificación en tanto no vendan el mismo producto a varios clientes.

Y después hay grises, pero creo que la clasificación abarca a una amplia mayoría.

Hasta ahora he sido desarrollador de productos (aunque más de uno fue acaparado por algún cliente importante). Tenía formada una imagen bastante pobre acerca de la calidad de los productos y del trabajo en consultoras (sobre todo en las grandes, pero es una experiencia que por ahora no tengo), y crucé la línea cargado con no pocos prejuicios y temores. Pero bueno, hay que alejarse de las zonas de confort, dicen.

Han pasado ya casi cuatro meses desde el salto, puedo decir que por lo menos una de las consultoras (por suerte) no es como me la esperaba. Realmente las cosas no son ni mejores ni peores, simplemente distintas, y a esto iba, a hacer un contrapunto.

Los muertos se dejan atrás (aunque hay zombies indestructible).

La huella de toda consultora es un reguero de cadáveres más o menos malolientes: proyectos cuya calidad interna deja mucho que desear, si bien hacia afuera suelen verse bastante bien (que al cliente hay que cuidarlo). El aprendizaje se da de proyecto en proyecto y los primeros en implementar determinadas herramientas o tecnologías son víctimas fatales de la inexperiencia.

En cambio, cuando trabajamos en versiones incrementales del mismo producto, siempre sobre la base de código de la versión anterior, poco a poco la experiencia se materializa en todo el proyecto a través de revisiones y refactorizaciones. El equipo (si no es testarudo) no tarda en darse cuenta de que si se mueven las lápidas y se dejan las tumbas los muertos se convierten en fantasmas que nos acecharán eternamente. La única forma de sacárselos de encima es buscar el cadáver y darle cristiana sepultura.

A cierta distancia de la línea de entrega de un proyecto que se presentará, aprobará (y si te he visto no me acuerdo), es inútil refactorizar y solucionar definitivamente determinadas cuestiones. Llega un momento en el que el sistema “es así” y punto, y aunque (por lo menos para mí) es difícil de aceptar, hay que dar media vuelta y seguir adelante.

Cuando se trabaja sobre un producto toda refactorización es provechosa y bienvenida. Incluso en las reingenierías el código “del sistema viejo” es referencia para determinar detalles de implementación, por lo que cuanto más legible mejor. Así que es sencillo cuándo determinar cuándo es conveniente hacer una refactorización o resolver un problema de fondo: siempre.

En una consultora determinar a ojo cuándo se ha llegado ese punto de no retorno es muy difícil, y los errores en este sentido son frecuentes. Muchas veces las inevitables horas fuera de presupuesto que insumen las correcciones entre presentación y aprobación superan aquellas que hubiesen sido necesarias para la refactorización, y otras veces se van horas de refactorización en funcionalidades con pocos errores y cuya prolija implementación nunca será vuelta a ver.

En todo caso, y en esto he confirmado mis prejuicios, aunque la consultora en sí no pueda desprenderse de algunos muertos devenidos en zombies, la realidad es que desde el punto de vista de un desarrollador en particular es poco probable que una vez abandonado el proyecto se lo vea volver en la misma dirección.

Suficiente, creo, para una primera entrega. Seguimos en la próxima.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Huerfanitos.

Permítaseme un poco de humor gris tirando a negro.

En todo emprendimiento que venga pariendo software desde algún tiempo podremos encontrar desarrollos en diferentes estadíos de su camino hacia la obsolesencia: los hay desde embrionarios hasta mantenidos con vida artificialmente, pasando por recién nacidos encantadores que prácticamente no hacen nada por sí mismos, infantes con terribles rabietas que reclaman noches en vela, adolescentes indomables pero llenos de energía y posibilidades, adultos productivos e independientes y ancianos, venerables fuentes de sabiduría o mañosos insoportables cuyos achaques reclaman constante atención.

Y los hay huerfanitos, de todas las edades. Ya sea debido a que sus progrenitores hayan pasado a mejor vida o huido en estampida cual vil Frankenstein o desentendido de su cuidado o sido asesinados (o ajusticiados merecidamente), son usualmente víctimas de la indiferencia de los miembros del equipo de desarrollo.

Proliferan –me imagino, no me van a pedir rigor científico justo ahora-, más en consultoras que en empresas dedicadas a un producto o que en software factories. Supongo que porque las segundas cuidan mucho a su único hijo (o a lo sumo a sus pocos hijos) y las últimas son padres espartanos e inmisericordes que no tienen reparos en arrojar al abismo a sus vástagos más débiles, en el mejor de los casos, o madres de alquiler que paren a pedido y si te he visto no me acuerdo.

Pero si definimos como consultora a un emprendimiento que no sólo desarrolla un producto sino que también se hace cargo de su mantenimiento correctivo y mejoras funcionales (que cobra religiosamente), nos encontramos con que en este tipo de organizaciones no es tan sencillo dejar atrás las consecuencias de viejos errores… institucionalmente hablando, claro, porque sus integrantes intentarán hacerlo a toda costa (o serán eventualmente obligados a ello), y de ahí la proliferación de estos huerfanitos.

No es mi intención ser cruel inútilmente, hablo desde la experiencia: son peligrosos, créanme. Carentes y muchas veces necesitados de atención, se nos pueden pegar como garrapatas. Es así como, a través de una inocente tarea de instalación, un pequeño fix o una mejora estética nos encontramos siendo referentes, tutores, encargados, o directamente padres sustitutos de alguna de estas criaturitas de las que conocemos poco y nada.

El entorno no propicia el despegue. Si les toca transitar esta situación verán con horror como, aliviados al ver que a otro se le ha adjudicado el trasto, sus otrora solidarios compañeros de equipos evitan el tema (“y sí, alguien tenía que hacerse cargo”) o intentan naturalizarlo (“che, vos estabas con aquello de… ¿no?”), si no es que literalmente huyen despavoridos. Y no tardarán en aparecer problemas de los cuales, obviamente, nadie sabe nada y nadie nada quiere saber, salvo que tenemos que hacernos cargo.

¿Solución? Es aquí donde con un poco de demagogia podría decir que la única definitiva es adoptarlo, encauzarlo, educarlo, corregirlo, domarlo si es necesario para resolver el problema de una buena vez por todas… pero también es una posibilidad buscar a algún desprevenido, dejarle la canastita cerca, tocarle el hombro, voltear y caminar rápidamente sin mirar atrás, silbando bajito con aires distraídos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Microsoft .Net MVC Framework 1.0 … en serio.

video-421 Silencio de radio estos días, ¿lo notaron? Tal vez sí –eso espero-, ya que corté un período de extrema verborragia que abarcó las últimas semanas, aunque –reconozco- con más relleno que ideas.

El relativo silencio tiene su origen en una sucesión de días –y noches-febriles en los que se juntaron el inicio de las clases -con su carga de revisiones, correcciones e improvisado planeamiento (tal cosa existe)- y el inicio de un nuevo proyecto en el trabajo, que es lo que quería comentar en este post, y –por fin- voy al grano.

Este proyecto es mi primera aplicación desarrollada con el ASP.Net MVC de Microsoft y es también el primero que se desarrolla con esta tecnología en la empresa para la que trabajo.

Creo que puede ser interesante ir comentando a medida que avanzo. Muchos de ustedes son programadores y seguramente han trabajado, jugado o leído algo sobre el MVC de Microsoft, y saben muy bien que el partido se juega muy diferente al entrenamiento con ejemplos y tutoriales: la funcionalidad requerida no es negociable (salvo en pequeños detalles), hay que terminar en tiempo y forma, y la presión de no saber (no saber estimar, no saber cómo se hacen tareas comunes, no saber si el framework cubre o no determinada necesidad, no saber si algo es fácil o difícil…) y tener que cumplir, pesa.

El Proyecto.

El proyecto es pequeño, dos programadores con una agenda de aproximadamente cuatro semanas de trabajo. Es una típica aplicación de gestión del estilo pantalla-contra-base-de-datos, con dos o tres complicadas y el resto ABM’s. Pero cargamos también con cierta obligación de entregar como subproducto la experiencia plasmada en herramientas puedan reutilizarse y métodos y prácticas estándar que puedan transmitirse… y errores que no vuelvan a repetirse.

Experiencia.

Somos dos programadores senior, y me toca aportar la experiencia previa de haber trabajado con el patrón MVC los últimos 3 años, si bien implementado sobre un framework desarrollado ad-hoc y mantenido, corregido y mejorado constantemente por el mismo equipo durante ese largo período de tiempo.

Herramientas: primeras decisiones.

Ya dije que trabajamos sobre C#, sobre el .Net 3.5 con el MVC 1.0, resta aclarar que la aplicación trabaja sobre Oracle. Demasiadas innovaciones para un sólo proyecto (en mi caso), así que decidí implementar entidades y acceso a datos con plantillas de CodeSmith, una herramienta de la cual no estoy enamorado pero manejo, y que para mí representa un problema menos.

De lado del cliente utilizamos el framework de javascript jQuery (algo sin lo cual ya no vale la pena vivir), con jQuery UI y el plugin jqGrid (una súper grilla que hace de todo).

Para ser sincero tengo que aclarar que robé la estética (hojas de estilo y demás) de otra aplicación ya desarrollada para el mismo cliente, así que no puedo opinar demasiado en cuanto a las facilidades para el diseño de estas herramientas, salvo que son muy fáciles de reproducir copiando y pegando archivos.

Curva de aprendizaje de MVC.

Estoy comentando aquí la curva de aprendizaje del patrón MVC en sí mismo: cuánto se tarda en aprender los conceptos, los términos, la nomenclatura y darse un par de palos contra la pared hasta llegar a ese punto en el que “vemos en MVC”, es decir cuando logramos encajar intuitivamente las funcionalidades requeridas dentro del patrón.

Así que no vale mi experiencia, sino la de mi compañero de proyecto –programador senior con buena predisposición y mucha experiencia con .Net-, que creo que luego de tres días completos de idas y vueltas (más o menos) ya le está tomando la mano (¡que comente!).

Para recomendar: comenzamos con estos videos cortos de Microsoft, un muy buen punto de partida.

Impresiones del .Net MVC 1.0.

Mi primera impresión fue “esto es buenísimo, es más o menos la misma arquitectura que venía implementando a mano, con los detalles escabrosos ya resueltos y muy bien integrada con el Visual Studio”.

Pero apenas completados los primeros tutoriales (de esos en los que armamos una aplicación -tan funcional como inútil- de punta a punta en 5 minutos) y comenzado el trabajo “en serio”, aparecieron las falencias. Lo que está está razonablemente bien implementado pero hay algunas cositas bastante desagradables, y mi impresión actualizada es que “le faltan cosas”, y que probablemente la próxima versión (2.0) represente una mejora muy significativa.

Puntos fuertes: la sobria estructura de la plantilla inicial nos ayuda a mantenernos organizados, una muy bien implementada relación entre vista y controlador, sencilla y flexible a la vez, la extensibilidad del framework en general (siempre hay dónde meter los dedos para adaptarlo a nuestra forma de trabajo). Por otro lado hay una comunidad grande y muy activa, con muchos y muy buenos recursos.

Por lo menos tengo que reconocer que el resultado final, el html, es mucho… muchísimo más razonable y manejable que el que produce como salida el .Net “sin MVC”: no más viewstate, no más update panel, no más ver una cosa del lado del servidor y otra (compleja, pesada y que encima no funciona) del lado del cliente.

Puntos débiles: el lado javascript, concretamente en lo más fundamental: carece de un método de conexión sencillo que soporte AJAX entre el cliente y el servidor. Las librerías de Microsoft… miré un poco la documentación y bien gracias, el código ni lo abrí. Como siempre, una copia berreta y muy complicada de algo que es muy fácil de implementar con herramientas ya existentes (en breve la adaptación de la serie al MVC). jQuery está ahí, viene con el paquete casi como una sugerencia, pero no vi ningún tipo de integración real (si alguien puede desasnarme éste es el momento).

Otra que no me gustó es cómo quedan –por defecto- las vistas cuando hacemos pantallas “reales” (y no formularios tontos de ejemplo)… esos “helpers” me recuerdan mucho a ASP 3.0 y la verdad que la legibilidad final, si implementamos las cosas tal como dicen los tutoriales… y… es una mezcla horrorosa de javascript, html y tags del lado del servidor. Pero, veremos en breve, eso es salvable.

La curva de aprendizaje del .Net MVC.

Así que, en resumen: si ya conocemos el patrón MVC y también el framework .Net, veremos que ésta implementación es un grandioso punto de partida que nos resuelve lo básico, un poco más, y nos da la base para armar un esquema de desarrollo realmente ágil.

Pero no está regalado, hay que hacerlo. Los detalles tras bambalinas (vistas tipadas, implementación de validaciones del lado javascript, helpers, bindeo) se vuelven un tanto complejos cuando se los quiere forzar por fuera del muy limitado uso estándar para el que están pensados pero, como dije antes, todavía no tuve un problema al que no le haya encontrado solución con un poco de ayuda de google.

Yo voy… pongámosle una semana a tiempo completo, y me considero en forma para esta pequeña primera aplicación con intenciones de sentar una base para algo mejor.

Promesas.

Mucha teoría, mucho discursito en el aire, ya lo sé. Voy a ir armando algunos posts más complejos con ejemplos y algunas soluciones implementadas. No hay mejor manera de validar la razonabilidad de un esquema que mostrarlo y prestar oído a los comentarios.

martes, 4 de agosto de 2009

Ajax: C# .Net 3.5 + jQuery (VI) – Proxies de objetos para javascript, el lado del cliente.

Con esta entrada finalizamos esta serie en la que hemos prototipado diferentes proxies en javascript: para llamar a métodos web, a servicios, y para utilizar objetos de C# “como si fueran de javascript”.

Para el final de la entrada anterior teníamos resuelto un servicio (InvokerService.asmx en nuestro código de ejemplo) que nos permitía recibir un objeto de cualquier tipo en JSON, deserializarlo, ejecutar un método indicado por un parámetro y devolver tanto el resultado del método como una representación del estado final del objeto. Quedó entonces pendiente para esta entrada la parte del cliente, es decir, un objeto javascript que “simule” ser ese objeto de C#.

Creo que lo más fácil es primero hacer un proxy para un tipo específico a mano y luego utilizar ese código como modelo para codificar un procedimiento que genere un proxy similar, pero ya tomando el tipo como parámetro.

Recordemos lo que este proxy debe hacer:

  • Al invocar un método en este objeto de javascript, internamente  pasa la llamada a un único web service (InvokerService.asmx) que recibe el objeto serializado, el tipo equivalente en C# y la orden de ejecutar un método con los parámetros correspondientes, que también recibe serializados.
  • El servidor devuelve el resultado del método y el estado final del objeto serializado, ya que esa ejecución pudo haber modificado alguna de sus propiedades.
  • De vuelta en el cliente copiamos las propiedades del objeto que recibimos a sus correspondientes en el de javascript y devolvemos el resultado del método.

Empecemos entonces con el código. Buen momento para recordarles que la solución de VS2008 completa está subida a Google Code.

Para que la creación del proxy por código sea más sencilla tenemos que trasladar toda la funcionalidad que podamos fuera del proxy, a una función estática que podamos incluir en nuestro archivo JSProxy.js.

Así, vamos a crear primero una función auxiliar, Page.Ajax.Invoke, que es la que hará la mayor parte del trabajo:

Page.Ajax.Invoke = function(type,obj,method)
{
    var params = null;
    
    if(arguments.length > 3)
    {
        var params = new Array();
        for(var i=3;i<arguments.length;i++)
            params.push(JSON.stringify(arguments[i]));
    }
    
    //función para pasar a JSON.stringify que excluye __type__ de la serialización del 
    //objeto ya que el tipo se pasa en type.
    var excludeType = function(key,value){
        if(key!="__type__")
            return value;                                
    };
    
    var jsonObj = Page.Utils.JSON.stringify(obj, excludeType);
    var jsonParams=Page.Utils.JSON.stringify(params);

    var ret = Page.InvokerService.Invoke(type, jsonObj, method, jsonParams);

    for(var i in ret.TargetObject)
        obj[i] = ret.TargetObject[i];
    
    return ret.ReturnValue;                            
}

La declaración de esta función es un poco rara, porque la complica el hecho de que no sabemos cuántos parámetros requiere el método a invocar. Podríamos pasar un array, pero es más fácil para la codificación si los pasamos como argumentos adicionales, accediéndolos a través del array especial de javascript arguments.

Así, sólo están especificados los tres primeros parámetros, que son siempre los mismos: type (el nombre del tipo en C# a invocar), obj (una referencia al proxy javascript que inicia la invocación) y method (el método a invocar). A partir de allí, debemos pasarle los parámetros para el método a invocar, tantos como sean necesarios. ¿Enrevesado? Es más fácil codificarlo que decirlo, créanme.

Tomemos como modelo la clase Calc, el ejemplo de nuestro post anterior:

namespace AjaxConJQueryObjectProxy
{
    public class Calc
    {
        public Calc() { }

        public decimal Op1 { get; set; }
        
        public decimal Op2 { get; set; }

        public decimal Sum()
        {
            this.Op1 = this.Op1 + this.Op2;
            return this.Op1;
        }

        public decimal SumNumbers(decimal op1, decimal op2)
        {
            this.Op1 = op1;
            this.Op2 = op2;

            return this.Sum();
        }
    }
}

El proxy javascript queda como sigue:

Page.Ajax.Namespace("AjaxConJQueryObjectProxy");

AjaxConJQueryObjectProxy.Calc = function(){
   this.__type__ = "AjaxConJQueryObjectProxy.Calc";        

   this.Op1 = 0;
   this.Op2 = 0;

   this.Sum = function()
   {
       return Page.Ajax.Invoke(this.__type__, this, "Sum");
   }

   this.SumNumbers = function(op1, op2)
   {
       return Page.Ajax.Invoke(this.__type__, this, "SumNumbers", op1, op2);
   }
}

Como verán, quedó bastante simple. Es apenas un pasamanos estético entre el programador final y Page.Ajax.Invoke. Con eso como guía, vamos a crear la función estática ImportObject en nuestra clase JSProxy.

public static StringBuilder ImportObject(Type type, string executeServiceUrl)
{
    StringBuilder builder = new StringBuilder(400);
    builder.Append("$().ready(function(){");

    //crea el namespace.
    if (type.FullName.Contains('.'))
    {
        string ns = type.FullName.Substring(0, type.FullName.LastIndexOf('.'));
        builder.AppendFormat("Page.Ajax.Namespace(\"{0}\");", ns);
    }

    //declaración.
    builder.AppendFormat("{0}=function(){{", type.FullName);
    //variable interna con el nombre del tipo que representa.
    builder.AppendFormat("this.__type__=\"{0}\";", type.FullName);

    //inicialización de propiedades. Hay que crear una instancia de type
    //para determinar sus valores por defecto.
    object instance = type.Assembly.CreateInstance(type.FullName);

    FieldInfo[] fields = type.GetFields(BindingFlags.FlattenHierarchy | BindingFlags.Instance | BindingFlags.Public | BindingFlags.Static);
    JavaScriptSerializer j = new JavaScriptSerializer();
    foreach (FieldInfo field in fields)
    {
        builder.AppendFormat("this.{0}=Page.Utils.JSON.parse(\"", field.Name);
        j.Serialize(field.GetValue(instance), builder);
        builder.Append("\");");
    }

    //si bien el tratamiento de las propiedades es igual al de las variables públicas (fields)
    //tal vez haya que hacer algo separado más adelante.
    PropertyInfo[] properties = type.GetProperties(BindingFlags.FlattenHierarchy | BindingFlags.Instance | BindingFlags.Public | BindingFlags.Static);
    foreach (PropertyInfo property in properties)
    {
        builder.AppendFormat("this.{0}=Page.Utils.JSON.parse(\"", property.Name);
        j.Serialize(property.GetValue(instance, null), builder);
        builder.Append("\");");
    }

    //métodos.
    MethodInfo[] methods = type.GetMethods(BindingFlags.FlattenHierarchy | BindingFlags.Instance | BindingFlags.Public | BindingFlags.Static);
    foreach (MethodInfo method in methods)
    {
        if (method.IsSpecialName)
            continue;

        //declaración
        builder.AppendFormat("this.{0}=function(", method.Name);
        //parámetros.
        ParameterInfo[] parameters = method.GetParameters();
        if (parameters.Length > 0)
        {
            foreach (ParameterInfo parameter in parameters)
                builder.AppendFormat("{0},", parameter.Name);
            builder.Remove(builder.Length - 1, 1);
        }
        builder.Append("){");
        //llamada interna a Page.Ajax.Invoke
        builder.AppendFormat("return Page.Ajax.Invoke(this.__type__, this, \"{0}\",", method.Name);
        //pasaje de parametros a Page.Ajax.Invoke
        if (parameters.Length > 0)
        {
            foreach (ParameterInfo parameter in parameters)
                builder.AppendFormat("{0},", parameter.Name);
        }
        builder.Remove(builder.Length - 1, 1);
        builder.Append(");");  //fin de la llamada a Page.Ajax.Invoke

        builder.Append("};");// fin del método.
    }

    builder.Append("};"); //fin del objeto.

    builder.Append("});"); //fin de $().ready( function(){
    return builder;
}

Lo único que hace es crear en un StringBuilder un código similar al que vimos más arriba, examinando con reflection el tipo que se le pasa como parámetro. El ajuste fino fue trabajoso… falta una coma, sobra un paréntesis, pero requiere más paciencia que inteligencia.

Vamos a probar. En el código C# de default.aspx incluimos la llamada a JSProxy.ImportObject que nos devuelve el javascript para el proxy de Calc, y lo incluye en el header de la página. El código debe verse así:

using System;

namespace AjaxConJQueryObjectProxy
{
    public partial class _Default : PageBase
    {
        protected override void OnPreLoad(EventArgs e)
        {
            base.OnPreLoad(e); 
            
            //AddHeaderScript es una función que en el ejemplo habíamos puesto como privada
            //de PageBase. Agrega un tag <script> en el header con el código que se le pasa.
            //Es muy útil, así que si la hacemos protected la podemos utilizar en todas las
            //páginas.
            string calcImport = JSProxy.ImportObject(typeof(Calc), "/InvokerService.asmx").ToString();
            base.AddHeaderScript(calcImport);           
        }
    }
}

Sin nada más que eso, ya podemos probar nuestro objeto Calc en javascript con una pequeña función de prueba:

function TestCalculadora()
{    
    var calc1 = new AjaxConJQueryObjectProxy.Calc();
    var calc2 = new AjaxConJQueryObjectProxy.Calc();
    
    calc1.Op1 = 3;
    calc1.Op2 = 7;
    
    calc2.Op1 = 1;
    calc2.Op2 = 4;
    
    alert(calc1.Sum()); //devuelve (operador1 = 3) + (operador2 = 7) = 10 => operador1
    alert(calc2.Sum()); //devuelve (operador1 = 1) + (operador2 = 4) = 5 => operador1
    alert(calc1.Sum()); //devuelve (operador1 = 10) + (operador2 = 7) = 17 => operador1
    alert(calc2.Sum()); //devuelve (operador1 = 5) + (operador2 = 4) = 9 => operador1                
};

¡Y –con suerte- funciona! Les recuerdo que el código completo está en Google Code.


Esta serie de posts son una especie de puesta al día de las ideas que se plasmaron en la arquitectura que utilizaba en mi trabajo en ElectroChance, la gran mayoría de ellas pergeñadas y/o recolectadas por Rick Hunter (por más que te cambies el nombre sabemos quién sos en realidad -sigan el link-), así que a él especialmente y a todos los que alguna vez conformaron ese dream-team, gracias.