lunes, 9 de marzo de 2009

Frankenstein, el líder de proyecto (XV).

ATENCIÓN: ¡No sigas si no has leído la catorceava parte! Y si no has leído nada empieza por el principio.


[Resumen: El sistema –incluyendo el módulo de pago a proveedores- se instala y el proyecto es un éxito. Frankenstein alaba la participación de su criatura y critica en duros términos la del resto del equipo en un informe que es presentado a la gerencia. En un clima de calma, el líder de técnico busca un nuevo trabajo mientras que la criatura… no hace nada.]

La semana –la cuarta desde la puesta en producción del sistema- transcurría, como las anteriores, con calma. Calma de la que disfrutaban analistas, programadores, líderes, gerentes y clientes, abocándose a tareas rutinarias, a la búsqueda de nuevos horizontes o a la nada misma, dependiendo el caso.

El trabajo recaía sobre el sector de soporte al cliente. Enfrentados a un nuevo sistema de gestión los usuarios inundaban las líneas con un sinfín de consultas y problemas menores. Pero si bien el trabajo había sido duro en las primeras semanas la gravedad de los incidentes estuvo siempre dentro de los parámetros normales y había entrado rápidamente en una suave pendiente negativa.

El jefe de SAC (Servicio de Atención al Cliente) miraba, un poco aburrido, las estadísticas de las consultas.

- Mirá qué loco… “Incidentes nivel 2 (defectos)… discriminados por módulo… Pago a proveedores… 0”. Ni un error. O no lo están usando o estamos a la vista de un milagro.

- Lo están usando –respondió uno de los operadores telefónicos-. Hay una señora que me estuvo volviendo loco ayer y hoy. Es la encargada de los informes del área y están cerrando el mes. Muy amable y simpática… tenía anotados todos los pasos para sacar los informes en una libretita… “Escribir fecha de inicio, arriba a la izquierda”, “Botón Aceptar”… y claro, ja ja, con el sistema nuevo la libretita voló a la mi…

Sonó el teléfono. El operador señaló el tubo con una sonrisa, dando a entender que se trataba, otra vez, de su nueva mejor amiga. Después de unos minutos –el jefe de SAC jugaba un solitario- cortó.

- Uf… logró sacar el informe. Ahora dice que algunos números no le cierran. Me lo estuvo explicando todo (te lo anoté en el reporte del incidente) y creo que tiene razón. Te lo paso.

- Ya decía yo… no podía ser –respondió el jefe. Leyó el incidente y revisó la documentación del informe.

- Ja, mirá, me juego la vida que es esto. Acá en el documento de análisis dice que hay dos clases de proveedores con los que se pactan diferentes modalidades de pago…  bla, bla, bla… cuestión que lo que dice la señora es que son tres, y me juego a que el informe no está mostrando los registros del tipo que falta. A ver…

Un par de horas después (permisos, explicaciones, autorizaciones) el jefe de SAC se conectaba a la base de datos del cliente.

- Ups… –dijo después de un rato, y salió precipitadamente de la oficina.

Fue directamente a hablar con el analista que estuvo a cargo de las pruebas del módulo, con quien tenía –como casi todos- una muy buena relación. Le explicó detalladamente el problema y lo que había encontrado en la base de datos.

- Ajá. Sí, definitivamente tenés razón –respondió éste luego de ver los datos en la base por sí mismo. Mientras se preparaba para salir-. Mirá, tengo que salir temprano hoy. Pasá el incidente al área de desarrollo, por mí está confirmado -juntó con parsimonia todo lo que había sobre su escritorio, guardándolo prolijamente en un maletín rígido. Saludó a todos y salió. Al día siguiente la empresa recibió un telegrama de renuncia de su parte y Frankenstein una afectuosa carta de agradecimiento por “estos años compartidos”. Nunca más se supo de él.

Entre idas y vueltas se habían hecho las siete de la tarde. Frankenstein recibiría el incidente al día siguiente por la mañana.

El jefe de SAC volvió a su oficina y juntó sus cosas, dispuesto a irse.

- ¿Qué hacemos con la señora de pago a proveedores? Está desesperada, dice que necesita el informe para mañana.

- Decíle que se vaya tranquila. Que pasamos el informe al área de desarrollo y que no hay nada que ella –“o nosotros”, pensó- pueda hacer. Esto va para largo. Me voy. Mañana va a ser un día de aquellos…

…continuará. Actualización: capítulo XVI.

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