jueves, 11 de junio de 2009

Crisis, ajuste, motivación, productividad, oportunidad.

Corren tiempos de crisis. Traducido al argentino esto implica, aunque sea implícitamente (vía inflación, que aquí el que no corre vuela y el margen de beneficio a corto plazo se valora incluso más que la supervivencia), “ajuste” de salarios. Escribo “ajuste” y no ajuste porque con el entrecomillado pretendo denotar que “ajuste” no es ajuste sino un eufemismo para baja que suena feo. Y es baja y no “congelamiento” o “suspensión de aumentos” debido al pequeño detalle de la inflación mencionado más arriba.

Pero bueno, es lo que marca el mercado y si el golpe de la crisis se distribuye justa o injustamente entre capital y trabajo (o la suposición de que justicia y economía están relacionadas de alguna manera) no es el tema de este post.

Por otro lado, en la industria del del software (y supongo que en cualquier otra cuya base esté mayormente conformada por trabajadores del conocimiento) motivación y productividad están fuertemente relacionadas, si es que no son la misma cosa (¿podría decir que está motivado un programador que no produce? ¿por qué otra razón que no sea falta de motivación podría no producir un programador? Es decir, el que está motivado llega a un resultado, que puede no tener un gran nivel o calidad, pero producir produce).

Mi hipótesis es que si el mencionado “ajuste” afecta a la productividad en esta industria es -por lo menos principalmente- a través de esta forma indirecta, por su impacto en la motivación.

Es un buen momento para recordar aquello de que el motivador más caro es el dinero (creo que es una frase célebre pero no puedo encontrarla, tal vez esté formulada de otra manera). Es por ello que me cuidé de escribir que el ajuste “afecta” a la productividad y no que la disminuye o aumenta, ya que la productividad depende de la motivación y la motivación no necesariamente del dinero.

Me parece una explicación bastante sencilla de por qué hay emprendimientos o proyectos en los que la productividad aumenta considerablemente en tiempos de crisis: hay ajustes monetarios pero la motivación, y por tanto la producción (el desarrollo) se mantiene (o incluso aumenta) y la productividad (la relación entre recursos utilizados y avance obtenido) mejora.

Y también de por qué hay otros proyectos que florecen velozmente una vez pasada la tormenta: si el aumento de productividad es en la práctica una mejora en el proceso de desarrollo el proyecto actúa tal cual un resorte que absorbe el impacto primero e impulsa al equipo, empresa, organización o producto cuando la crisis pasa.

Y de por qué otros proyectos, incluso sobreviviendo a la crisis, no logran volver a ser lo que eran. Hay un punto en el que la motivación cae de tal manera que luego (parafraseando a un gran amigo) “a esto no se lo levanta ni con plata”.

Ejemplo un poco burdo: imaginemos tres equipos enfrentados a la misma crisis. En la práctica (aparte del “ajuste”), lo que sucede es que faltan horas/hombre de analistas funcionales para las pruebas, que el recurso de las horas extra está agotado (es decir, los actuales analistas están agotados) y que no hay posibilidades de contratar más.

  • Equipo I: no hay respuesta. El equipo hace lo que siempre hizo: programar y punto. El proyecto se atrasa, el producto no mejora, se codifica pero no se prueba y las modificaciones no salen, etcétera. Para cuando pasa la crisis hay un retraso importante respecto de la tecnología y de los competidores que han sabido aprovechar o por lo menos capear el temporal.

  • Equipo II: el equipo pone el hombro y se pone a probar. No son buenos probando pero hacen lo posible y la productividad sufre pero las cosas salen. Si pasa la crisis se vuelve al ritmo normal, y tal vez con más recursos se logra recuperar el tiempo perdido, aunque con gran esfuerzo extra.

  • Equipo III: no se resignan a producir menos ni a trabajar más, por lo que buscan la forma de trabajar mejor. Así que buscan la forma no de cubrir las horas faltantes sino de requerir menos horas de pruebas. Descubren (imaginemos que no las conocían) las bondades de la programación orientada al test, herramientas para automatizar tests unitarios y funcionales, reducen costos con máquinas virtuales, programan simuladores de componentes y un largo etcétera. Para cuando la crisis pasa están mejor parados que al principio y cuando se recuperan los recursos éstos se utilizan para hacer más que antes logrando una gran expansión sobre un mercado depurado de competidores.

¿Cuál habrá sido el nivel de motivación en cada equipo antes de afrontar la crisis? ¿Y al final?

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