ATENCIÓN: ¡No sigas si no has leído la dieciseisava parte! Y si no has leído nada empieza por el principio.
[Resumen: siguiendo las órdenes de Frankenstein al pie de la letra la criatura silenció los errores, por lo que ante su inevitable ocurrencia el módulo descartó los datos silenciosamente. Luego de un mes de operaciones el equipo descubre que el módulo de Pago a Proveedores nunca funcionó. Frankenstein, desesperado, recurre al líder técnico, quien le niega su apoyo comprometiéndose solamente a reescribir el módulo lo más rápido posible… que no es mucho.]
Frankenstein salió de la sala de reuniones con la vista clavada en la punta de sus zapatos. Una vez sentado frente a su escritorio su atención vagabundeó distraídamente por la oficina posándose finalmente sobre su creación, que fijaba la suya en la pantalla.
Ya no lo soportaba. La presencia de aquel inútil arreglo de carne y huesos no hacía más que impedirle pasar el mal trago de los últimos días, cargados de cuestionamientos y vanas explicaciones.
Pasó algún tiempo y poco más. La recodificación del módulo avanzaba a cargo del líder técnico. La criatura continuaba cumpliendo pacientemente el ritual de entrada, espera y salida, al que ahora se había sumado Frankenstein. Expulsado de los círculos de confianza de la empresa, se encontraba falto de nuevos proyectos o iniciativas propias.
No tardó mucho en comprender que el equipo lo invitaba a partir. Sabía que eventualmente podría recuperar la confianza de sus superiores pero no el respeto de sus colaboradores. Ante ellos este episodio había descubierto su visión –su incomprensión, dirían ellos- del desarrollo de software. Una visión que no solamente no compartían, sino que despreciaban.
Redactó una carta de renuncia, que presentó la semana siguiente.
Pasaron un par de meses antes de que el líder técnico, sin saber qué hacer con aquel extraño programador caído en desgracia, se decidiera a despedirlo.
- ¿Qué tengo que hacer ahora? –preguntó ingenuamente la criatura luego de que se le comunicara la decisión.
- No sé… –respondió el líder, incomodado por la pregunta- depende de vos ahora… estoy seguro de que buscando podés encontrar algún lugar en el que te sientas cómodo…
La criatura se encontró, en una tarde lluviosa de viernes, parado en una esquina del microcentro porteño. A su alrededor una corriente silenciosa de personas se abría paso entre las bocinas de los autos y colectivos. Sin saber qué hacer, caminó hasta el estudio de Frankenstein.
- ¿Qué hacés acá?
- Me… dijeron que me vaya. ¿Qué tengo que hacer ahora?
- ¿Te echaron? Era de esperarse… fue un error, nunca tendría que haberte creado, ahora lo entiendo.
- ¿Qué tengo que hacer ahora?
Su mirada vacuna revelaba el sinsentido de su existencia. Frankenstein lo miraba horrorizado, no soportaba lo que aquella criatura le decía sobre él mismo, sobre su tozudez, su soberbia, su adicción al poder, al control.
- Hacé tu vida, no quiero volver a verte –le dijo mientras cerraba.
La criatura detuvo la puerta firmemente, y así quedaron por unos segundos. Frankenstein, incrédulo ante aquel atrevimiento y la criatura inmóvil, la vista perdida, intentando resolver aquel enigma… ¿qué hacer ahora?
- ¿Có… cómo me llamo? –preguntó.
- No sé -Nunca le había dado un nombre. La criatura soltó la puerta. Un golpe seco retumbó en los pasillos del edificio. Frankenstein observó por la mirilla mientras ésta volvía sobre sus pasos y desaparecía por el ascensor.
Salió del edificio, hacia la lluvia, y se perdió por las calles de Buenos Aires.
…fin.
4 comentarios:
Y ahora, el pobre programador, se dedica a escribir un blog de desarrollo de software, y a contar en capítulos cómo fue que empezó en ésto :P
No te contesto como debiera porque no se me ocurre una frase más ingeniosa que ésa. Muy bueno.
No, no desapareció. De alguna manera se clonó, o fue clonado, en masa y consiguieron trabajo en EDS, Cubika, Winit, CDA, TWA, etc.
Quédense tranquilos, no se preocupen por ellos, les pagan bien y están convencidos de que su vida tiene sentido.
Eso es bueno ¿no? =P
Si, supongo que es bueno, sin ellos no tendríamos a The Daily WTF.
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