Los asiduos habrán notado una brusca caída del ritmo de publicación en estas últimas dos semanas. El trabajo tuvo algo que ver (no mucho). El inicio de clases, con las corridas y preparativos de última hora pesó un poco más. Pero la razón principal ha sido el fallecimiento de mi computadora de escritorio (una Pentium 4 HT 3.2Ghz).
Es posible que haya muerto de envidia. Su deceso se produjo a las pocas semanas de la compra de una Acer Aspire One (apenas una netbook, pero ya la superaba en performance). A través de este post le rindo un sentido homenaje…
Pero la vida sigue. No soy de jugar con el hardware. Cada vez que una máquina dice “basta” hago el esfuerzo y compro el equipo más potente que puedo para olvidarme del tema por un par de años, durante los que no me preocupo en lo más mínimo por su mantenimiento hasta que casca nuevamente.
Es ésa y no otra la razón de mi elección por un Intel Core 2 Quad Q8200, sobre un motherboard Intel DG31PR con 4Gb de RAM y una placa de video “decente” (no soy un fanático de los juegos), una GeForce 9400 GT.
Lo anterior solamente viene a cuento de poner en contexto lo que realmente me interesa, que no es el hardware sino el software. Hace un tiempo que venía con ganas de probar la beta del Windows 7, así que aproveché la obligada migración para distribuir un poco más racionalmente mis datos (después de un par de años programas, documentos, fotos, videos y desarrollos e instalaciones a medias convirtieron mis discos en una masa compacta, indivisible y desordenada de archivos) e instalarlo en una partición propia.
Preconceptos
La verdad es que si bien la muy respetable opinión (y entusiasmo) de uno de mis compañeros de trabajo cultivó mi curiosidad, era escéptico respecto de la nueva interfaz.
He visto el Windows Vista de lejos pero en la oficina sigo con el XP (que es, en mi opinión -y creo que en la de la mayoría de los usuarios-, el mejor sistema operativo de Microsoft al momento). Esperaba entonces más o menos lo mismo de siempre: muchos cambios estéticos, algunos realmente molestos, la mayoría simplemente inútiles o intrascendentes, y las opciones y funcionalidades de siempre redistribuidas de modo que se maximiza la frustración en las primeras semanas de uso, hasta el momento en el que uno se rinde y somete a los designios de la nueva UI.
Las críticas al Vista, y mi percepción de que el 7 seguiría a grandes rasgos la misma línea no ayudaban mucho. Escéptico por naturaleza, descreía del buzz positivo alrededor de la nueva versión. En resumen, esperaba el chiste de siempre: uno se pasa la primera media hora jugando y los dos o tres primeros días tratando de dejar todo como estaba.
Instalación
Primero hacer un poco de espacio: achiqué la partición de un disco de 300Gb (nota mental: es bueno tener por lo menos dos particiones –datos y sistema operativo-) con el Partition Magic y creé una nueva de 20Gb. Un par de errores y reintentos después los datos contenidos en aquel disco estaban perdidos. Empezamos bien.
Ya molesto por el trabajo de recuperación que se avecinaba inicié con el disco de instalación del build 7057 de Windows 7.
Primera sorpresa: Ok, empezaba con una partición limpia, pero eso no resta méritos. Siguiente-siguiente-siguiente, escasos 20 minutos y ya está. No lloró por drivers, ni pidió actualizaciones, no aparecieron las típicas e inútiles preguntas que interrumpen la instalación cada 5 minutos (obligándome a aburrirme cerca de la máquina), ni siquiera se equivocó con la distribución de teclado.
Me pasé el resto del día recuperando y reorganizando los archivos perdidos en el movimiento de particiones, para finalmente reformatear todo el espacio libre. Trabajo aburrido si los hay, pero tengo que reconocer que la vida es más fácil teniendo las cosas ordenadas.
Primeras impresiones
Sorpresa. Es lindo. Bueno, eso era esperable. Pero más que lindo… es casi… sobrio. No molesta. No pregunta. No aparecen mensajes extraños ni anuncios catastróficos compitiendo por mi atención para que baje, actualice o descubra.
Lo primero que llama la atención es la barra de tareas, con el famoso preview que aparece al pasar el cursor por encima del ícono del programa abierto.
Pero es más que un “chiche”. Moviendo el cursor sobre el preview la ventana emerge al frente mientras las demás se vuelven transparentes, desde allí mismo podemos cerrarla o minimizarla, o volver a la ventana anterior con sólo desplazar el mouse fuera del preview. Se puede agregar o quitar el acceso directo a ese programa en la barra de tareas desde allí mismo, por lo que ya no hay que “personalizarla”, uno lo va haciendo y deshaciendo sobre la marcha.
La otra característica que me impresionó desde el primer momento es el cuadro de búsqueda en lo que antes era el “menú de inicio”. Mantiene el foco siempre que esté abierto el menú y va mostrando los programas y opciones de configuración que concuerdan con lo que vamos tipiando. Creo que puede extenderse para buscar en internet desde allí mismo, pero todavía no lo he probado.
Ese primer día me la pasé explorando y tocando opciones… y dejé todo como estaba. No, no dejé todo igual al XP, dejé todo igual a la configuración por defecto.
La convivencia
Luego reinstalé el XP en otra partición (hay que conservarlo, no olvidar que esto es una beta), y obviamente eso rompió la instalación del 7. Reparé la instalación del 7 desde el CD (identificó el problema –XP instalado después del 7 o Vista embarulla la configuración del multiboot- y lo reparó puntualmente, sin reinstalar) y –obviamente- rompió el XP (bueno, algunas cosas no cambian nunca). Indagando un poco me enteré de que el viejo y sencillo boot.ini fue reemplazado por el retorcido y complicado BCDEdit, que superó en largo mi paciencia para estos temas, con lo cual decidí simplemente borrar todo, instalar primero el XP en una partición, luego el 7 en otra y a otra cosa mariposa (¿ven para qué es bueno tener datos y archivos propios por separado? Yo aprendí de la manera difícil). Pero más allá de esos primeros roces los dos sistemas operativos conviven y comparten el resto de las particiones sin problemas.
Un par de días después
Me rindo, tengo que reconocerlo: Windows 7 es muy, pero muy bueno. Me molesta trabajar con XP, simplemente me molesta. Las nuevas características (sobre todo las dos mencionadas arriba) son tan naturales que es tan fácil acostumbrarse a ellas como difícil resignarlas luego.
Es obvio que Microsoft ha escuchado mucho a sus usuarios y se ha adaptado más a ellos que en otras versiones, abandonando esa actitud de –me parece- imposición de visiones en la forma de interacción con el sistema.
El rendimiento es impecable, aunque es obvio que si no lo fuera en esta máquina ya sería el colmo. Me han comentado que se degrada elegantemente en equipos con menos recursos, pero no lo he probado personalmente.
Han cascado varios programas (por mérito propio), y por supuesto que programando y probando he metido un par de bucles infinitos, ejecutado algún que otro código malicioso, y llevado la máquina casi al límite (con un par de máquinas virtuales haciendo de servidores de base de datos y de páginas web al mismo tiempo) y el sistema operativo ha respondido siempre sin problemas. Dudo que alguna vez le exija más que eso y estoy seguro de que un usuario medio tampoco.
Conclusión
De que Microsoft le ha vuelto a robar ideas se ha vuelto a inspirar en Apple, a Ubuntu y demás no caben dudas. De que nos vuelven a usar como beta testers gratuitos han escuchado a los usuarios tampoco. También es verdad que para mí, por primera vez desde aquel traumático primer pasaje del NT 3.11 al 95 (¡¿dónde están mis grupos?! ¡¿Qué es esto del escritorio?!) la transición es suave, relajada, para nada traumática, y, en definitiva, muy positiva.
Windows 7, en beta y todo, ya es mi sistema operativo por defecto desde hace una semana completa, en la que me he dedicado más a trabajar que a jugar (aunque he vuelto a jugar bastante, ahora que puedo) y tengo que reconocer que es más que cómodo. Por primera vez Microsoft ha logrado que su interfaz llegue velozmente al objetivo: volverse invisible al usuario.
Ahora no hay excusas para volver al ritmo habitual. Nos leemos.
5 comentarios:
No habrá una particion pequeña, diminuta para algún GNU/Linux?
Tengo un ubuntu ahí, por curiosidad. Soy adicto al mouse, eso de las consolas no me va.
y... por curiosidad, todas tus aplicaciones corren de manera estable??
Yo desarrollo en PHP y Java, y estoy amarrado a trabajar en XP, por que las herramientas que utilizo, simplemente no corren en Vista.
Pasa lo mismo en 7?
saludos
A decir verdad no probé Java ni PHP. Java no frecuento y PHP dudo que lo corra en este Windows todavía.
Le tengo mala espina a correr un IIS e instalarle cosas sobre la beta (algo me dice que va a cascar o a darme dolores de cabeza), prefiero usar el IIS del XP o un Apache sobre Ubuntu en máquinas virtuales. Las VM te solucionan la vida, realmente.
Las cosas que corren sobre .Net Framework hasta donde sé van Ok.
Ah! En cuanto a aplicaciones, todavía no tuve problemas graves con ninguna. OpenOffice tiene algún que otro problema menor con el refrescado al cambiar el tamaño de las ventanas. Lo mismo Chrome, que además cuando se apaga la máquina se cierra con un error. De esas cosas varias, pero hasta ahí.
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