miércoles, 15 de julio de 2009

Novedades personales (fiesta del autobombo).

Ratas Para todos aquellos que no siguen mi blog de personales, sobras, retazos y clase B en general, no prestan atención a mis interesantísimos twits, no son parte de mi red en LinkedIn, apenas si leen de vez en cuando el feed y sólo entran al blog cuando hay algún video o imagen que no carga en el reader -y ni hablar de leer mi perfil aquí en la columna de la derecha-… bueno, para todos excepto una ínfima –pero valiosa- minoría (snif), aclaro: acabo de cambiar de trabajo (¡tada!).

Efectivamente, hoy fue mi segundo día como programador en una “proveedora de soluciones basadas en nuevas tecnologías bla bla bla”, Iceberg Solutions. Lo que llamaríamos coloquialmente una consultora o software factory, tirando a mediana diría yo, pero en todo caso visiten su página web.

Si vienen leyendo este blog desde hace un tiempo entenderán que sí, he sido tentado por el lado oscuro (no creo tener hijos por ahí, pero andaré con cuidado por la dudas). Lo digo –antes de que alguien me lo eche en cara- por cosas como ésta y ésta, que son las que preceden conclusiones del tipo “el pez por la boca muere” o “eres amo de tus silencios y esclavo de tus palabras” (tal vez ya he escrito demasiadas)… aunque para hacer honor a la verdad –o para complicarla tanto que apenas se entienda- también hay que decir que, en mi afán por contemporizar y brindar una lectura un poco irónica y mordaz pero nunca extremista (que al fin y al cabo aquí está mi nombre y apellido) he escrito esto y esto otro.

Como ya he dicho, es muy pronto para hablar de lo nuevo –salvo decir que me estoy llevando, por suerte y por ahora, una muy buena primera impresión-. Se me ocurrió que cuando termine esta suerte de orgía autorreferente hija de un egocentrismo fuera de control (v.g.: este post) sería bueno comentar un poco este proceso de selección, como para escapar a tanta teoría que se ha posteado sobre el tema en este blog (como aquí, aquí, aquí, y también por acá y acá).

Pero esas son, por ahora, promesas. La realidad es que bastante vida le he robado al fiel lector estirando este post que bien podría haber cumplido su cometido con una frase o –exagerando- un pequeño párrafo. Seinfeld estaría orgulloso.

No hay comentarios.: