Hace un par de años hubiese respondido (si me hubiesen preguntado) que, como a todo programador, me motiva resolver problemas. Con la aclaración de que tienen que ser problemas útiles, ya que prefiero perder mi tiempo (cosa que también me gusta) de otras maneras.
Por otro lado, si tuviese que escribir mi FODA pondría, del lado de las debilidades:
- Si bien me gusta resolver problemas, una vez que los tengo resueltos "en mi cabeza" la implementación (picar código) me aburre, sobre todo cuando la veo "trivial" (nunca lo es, pero hay veces que se percibe así).
- Me cuesta trabajar aburrido, se me hace muy cuesta arriba, me es casi imposible.
- Pierdo el interés velozmente, sobre todo cuando no tengo resultados inmediatos (por más mínimos que sean).
- Y cuando pierdo el interés, me distraigo muy fácilmente (si bien puedo retomar un hilo suelto de hace meses casi sin dificultad).
- La constancia no es uno de mis fuertes, en resumen.
- Y la auto-organización... puff... menos que menos.
- Y muchas otras cosas. Pero estos son los relevantes, que tampoco es momento de sacar todos los trapitos al sol.
Cuestión que he pasado la mayor parte de mi vida profesional trabajando casi solo. Si bien tenía gente alrededor (y muy buena), cuando llegaba el momento de trabajar lo hacía solo la mayor parte del tiempo.
En estos años de trabajo en equipo, no esporádico sino diario e intenso, he descubierto que (por lo menos este equipo) complementa perfectamente esos puntos, que son los que más me molestan.
- Una vez resueltos los problemas de palabra la implementación se divide, así que no tengo por delante una montaña de funcionalidades que implementar antes de ponerme a pensar de vuelta. Por otro lado, meto la cuchara en cuanto plato se cruce por ahí, así que eso me mantiene entretenido.
- La complejidad también se divide y a cada uno le toca según su nivel o experiencia, por lo cual rara vez tengo tareas excesivamente sencillas o imposibles (aunque hay algunos cadáveres dando vueltas por ahí que madre de dios, ¿en dónde no los hay?).
- Pero a veces hay que hacer trabajo aburrido. No hay problema, no necesariamente es el trabajo lo que me entretiene. Usualmente trabajo aburrido es trabajo mecánico, lo que da para hablar, meterse en conversaciones ajenas, divagar, opinar o pelearse. Siempre se dice algo.
- Las asignaciones son relativamente cortas, los resultados más o menos frecuentes (con viento en popa). Si me trabo es sólo cuestión de pedir opinión o ayuda y seguro alguien me saca del pozo rápidamente.
- ¿Distraído, disperso? Nunca falta presión para concentrarse. Y si falta mejor, es que no hace falta concentrarse (no es lo corriente).
- ¿Falta de constancia? ¿Falta de organización? Ésa es la mejor parte: no es mi problema, tengo un project leader que me dice qué tengo que hacer. La organización es siempre deficiente pero existe, y encima descubro que soy bastante bueno organizando las tareas de los demás.
- Me gusta construir catedrales, eso no puede hacerse solo.
Lo demás es secundario aunque necesario para la felicidad laboral: no trabajo gratis, el negocio es interesante (¿qué negocio no lo es? Bueno, hay algunos pocos realmente estancos, éste no es uno de ellos precisamente), ése tipo de cosas.
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