¡Después de muchos amagues, nos hemos mudado de oficina! Realmente muchos, pero muchos amagues. Recuerdo con cierta ironía que estábamos "a punto de mudarnos a la fábrica" cuando entré a esta empresa, hace más de dos años.
Bromitas aparte, esto me ha llevado a la reflexión sobre el entorno físico del equipo de desarrollo.
Los seres humanos nos adaptamos, y eso se nota cuando nos cambian el escenario. No me había dado cuenta hasta que punto la oficina anterior era poco amable para el desarrollo de software: estaba encerrada (no tenía ventanas al exterior... de hecho no tenía ventanas), polvorienta (tenía una alfombra milenaria), y era un lugar común de paso, ya que si bien un pasillo la rodeaba, es inevitable que la gente tome el camino más corto.
Pasamos a una oficina muy luminosa (extremadamente, tanto que tendremos que ajustarla un poco), ventilada y fresca y un poco más pequeña, aunque con una vista amplia. Nadie entra si no es para algo (aunque hoy ha sido en general para molestar o hacer turismo por las nuevas instalaciones), y, sobre todo, no tiene esa suciedad "por defecto" que se acumula en un ambiente con superficies ideales para el archivado de mugre y polvo (alfombras, empapelados, zócalos, conductos de ventilación) luego de largos años de uso cotidiano.
Así que muy contento con el cambio, en lo personal. Pasada la intro, vamos al tema.
Es interesante ver cómo la disposición de los elementos físicos refleja la ideología, la visión sobre el trabajo de quien los dispone. Uno de los primeros inconvenientes que notamos fue que algunas de las tomas de red y eléctricas estaban dispuestas contra la pared y a la altura de los ojos.
El mensaje que se transmite es claro: los escritorios se colocan contra las paredes (uno queda sentado mirando hacia ella), de manera tal que todo lo "enchufable" queda cerca y a mano de los conectores correspondientes.
Supongo que algo de control de los monitos picateclas hay detrás de eso, ya que es claro que todas las pantallas dan hacia el centro y uno no puede saber quién está detrás, así que resulta medio engorroso ponerse a leer un mail personal o distraerse 5 minutos con el periódico.
También tendrá que ver con el hecho de que ahora estamos en una fábrica, y ésa es la disposición "por defecto" de los puestos: la altura de las tomas permite enchufar y desenchufar equipos cómodamente (cosa que imaginarán que nosotros hacemos... una o dos veces por año, si se nos rompe la máquina).
El tema es que así todos quedaríamos dándonos la espalda, de manera completamente antinatural, contraria a (y perjudicial para) nuestra forma de trabajo.
Para el caso, nuestra reacción fue un simple "que incómodo, esto no está pensado para el trabajo en equipo", y listo. Era claro que se trataba de una incomodidad, ya que no adoptaríamos esa configuración por más sugerida que esté por las tomas de electricidad y red.
Hablando de desarrollo de aplicaciones, no se trabaja en equipo porque uno quiere, sino porque de otra forma es imposible. Es decir, no es que el ambiente debe facilitar el trabajo en equipo (aunque es recomendable que lo haga), ya que esto no es necesario: la naturaleza misma de nuestro trabajo implica comunicación, interacción y trabajo en equipo.
Esto se hace patente cuando las relaciones personales entre miembros del staff no son buenas. Se sufre justamente porque uno se ve obligado por necesidad a trabajar en equipo y coordinar con personas con las que no congenia en lo personal. Pero no hay elección posible. O todos nos adaptamos mutuamente (lo que puede implicar someterse a la jerarquía aún en discordia), o el trabajo no puede hacerse.
No es el caso de nadie en este equipo en particular, pero conozco de personas que realmente no se llevan con sus compañeros, interactúan lo mínimo e indispensable y sólo sobre temas relacionados con la tarea. Así y todo, es claro que la interacción es constante: hay que preguntar, diseñar, intercambiar opiniones, ponerse de acuerdo... o pelearse todo el tiempo hasta que finalmente alguien se imponga a la fuerza, lo que de todas maneras implica interacción constante.
Resumiendo: el ambiente, debería facilitar el trabajo en equipo, y lo mínimo indispensable para poder desarrollar es que no lo impida.
Nos ubicamos, sin tener que ponernos demasiado de acuerdo, en la disposición clásica de los equipos de desarrollo, mirando al centro, con las variaciones que el ambiente nos impuso (de todas maneras logramos una comodidad para la comunicación cruzada más que aceptable).
La oficina refleja bastante de nuestra ideología y metodología de desarrollo, que podemos resumir como: a) Tenemos que trabajar en equipo, por lo que b) podemos adaptarnos al ambiente en otros puntos, pero en éste en particular el ambiente debe adaptarse a nosotros. Así que unos cables cruzados de forma poco estética no son excusa.
Paseando luego por las instalaciones, veo que los ejemplos surgen de todos lados: el ambiente se adapta a la tarea. La disposición de los puestos en la fábrica hacen que las materias primas entren por un portón y pasen por una serie de puestos en forma circular hasta salir por el mismo portón, que da hacia el patio de descargas, y así con todo.
Me sorprendió ver que el sector de bajo nivel se ubicó como describía antes: todos mirando contra la pared. No sé mucho de su día a día, pero es claro que necesitan espacio al medio (para probar con equipos mecánicos que son grandes), enchufar y desenchufar continuamente, esas cosas. En todo caso también es claro que la comunicación cruzada pasa a un segundo plano frente a otras cuestiones.
Me despido con una imagen que resume las actitud típica del programador en días de mudanza, movimiento o reparación de equipos, corte de luz o durante cualquier actividad que lo prive del entorno de desarrollo por unas horas. No están posando ni nada por el estilo. 100% espontánea.
(es broma, ayudamos bastante)
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