jueves, 4 de septiembre de 2008

Testing es veneno para la mente.

Yo siempre lo pensé y por eso tengo reservado a los testers mi más profundo cariño.

Porque hay que tener ganas, realmente... pantalla por pantalla, botón por botón, probando desde las combinaciones más simples hasta las más delirantes, tratando de ganar en maldad y superar en estupidez al usuario (toda una utopía).

Y porque aunque en menor medida, ellos también sufren, junto a los desarrolladores, la suerte que el destino reserva a aquellos que han cometido graves faltas en vidas anteriores (o en ésta): no importa qué tan bien hagan su trabajo, siempre fracasarán. Si descubrieron 1000 bugs en el sistema éstos serán reparados y olvidados rápidamente, y serán denostados por "ése tan obvio" que se les pasó.

Lo que sufren ocasionalmente (gracias a ellos) los usuarios estos pobres mártires lo sufren día a día, hora tras hora, y se levantan y van por más.

Arriesgaría que los sistemas administrativos son peores. Hay tantas posibilidades, idas y vueltas, cancelaciones, aprobaciones parciales, cierres y contracierres, documentos que vencen y situaciones ambigüas que asustan. Éstos sistemas usualmente funcionan aparentemente bien, lo cual es peor, porque bajo esa apariencia de solidez pueden ocultarse graves errores conceptuales, de negocio.

¡Pero qué divertido probar un juego! Pensamos a veces... no nos engañemos. Probar no es jugar y tratar de repetir y definir aquella acción que nos transportó desde un mundo virtual a un loop infinito no puede ser sino el peor de los calvarios.

Como desarrollador a veces me fastidio, sobre todo cuando me vienen con bolu nimiedades, pero cada vez que se descubre un "pequeño agujero negro" en el sistema pienso qué hubiese tenido que soportar si se les hubiese pasado... porque a mí ya se me había pasado.

Cuando faltan, sentimos que estamos trabajando a 30 metros de altura sin red, cuando no reportan nos ponemos nerviosos... nunca está bien, si no hay errores es simplemente que no los están encontrando.

Entonces, digo, ¡defendamos a los testers! Cuidemos de aquellos pocos a los que les encanta su trabajo, sobre todo de declaraciones ignorantes y difamantes. Hago público mi voto de censura hacia Elvira Lindo, que probablemente escriba muy lindo, pero que de sistemas seguro no entiende nada. Y cito:

"Usar la inteligencia solo para buscar los errores de los demás acaba envenenando, y acaba no siendo inteligencia."

- Elvira (que no merece otro link), vía Microsiervos, quienes deberían disculparse, sí, sí, sí.

7 comentarios:

Improbable dijo...

Incluso hay más: el tiempo de los testers termina siendo el colchón de los desarrolladores.

Por cierto, que ha dicho esa buena mujer? leí rápido la entrada en la wikipedia, pero entre que soy vago y cada día más tonto por la vejez no vi nada.

AcP dijo...

Te pasaste de vago! :-)
Dijo la frase que está al final del post. Aunque ahora que veo no está muy clara la cita.

Improbable dijo...

No, no me pasé de vago: siempre puedo ser más vago. Estoy trabajando en eso.

Y sí, la frase es desafortunada. No solo en sistemas, el que busca errores en el trabajo ajeno es una pieza importante en el avance del conocimiento, ejemplos hay miles.

No es que no sabe nada de sistemas, no sabe nada de conocimiento formal.

AcP dijo...

Buena aclaración. Supongo que a lo que intentó referirse es a esa actitud de búsqueda de errores para denostar a alguien por envidia o lo que sea.

Pero en todo caso es la envidia (o cualquier sentimiento por el estilo) lo que envenea. Y hay algo que es seguro: envenenado o no, será 100% inteligencia.

Anónimo dijo...

Sacando frases de contextos... pareces Jorge Rial.

AcP dijo...

Cerebrado: ponéte los ojos y leé el comentario de improbable.

Mejor te lo vuelvo a poner acá, a ver si te da pereza mover los ojos:

"No solo en sistemas, el que busca errores en el trabajo ajeno es una pieza importante en el avance del conocimiento, ejemplos hay miles."

Anónimo dijo...

¡Cuánto lo entiendo! De los correctores, siempre dicen que somos "escritores frustrados".

Nada más equivocado. Yo todavía no me frustré, soy pertinaz, jajaja.

Ahora en serio: encontrar errores es una tarea que nada tiene que ver con la envidia, sino con la colaboración y con una verdadera fe en el trabajo en equipo, en donde cada uno suma aportes para que todo salga mejor al final.