miércoles, 30 de diciembre de 2009

Combinando teoría y práctica.

La teoría es cuando crees saber algo, pero no funciona. La práctica es cuando algo funciona, pero no sabes por qué. Los programadores combinan la teoría y la práctica: Nada funciona y no saben por qué.

– Anónimo (visto en Mundo Geek).

martes, 29 de diciembre de 2009

Lecciones aprendidas.

En este caso no por mí sino por Sriram Krishnan en Microsoft. Las resumo aquí copiando y pegando los títulos (el resaltado es mío), algunos frases poderosas sin lugar a dudas, de esas que es bueno tener pegadas en las paredes de la oficina:

  • Ask for forgiveness, not for permission
  • (Most) Screw ups are OK
  • Look for the line at your door
  • Code is king
  • Lone wolf syndrome
  • Try out stuff
  • New team? Pick people over products
  • Get out of your comfort zone
  • Ask the uncomfortable questions
  • Go say ‘Hi!’
  • Praise in public, pull down pants in private
  • Best things are taken, not given
  • Don’t be an asshole

El desarrollo en la entrada original, imperdible.

domingo, 20 de diciembre de 2009

40 ejemplos de manipulación de imágenes.

No me termina de convencer Popego, pero hay que reconocer que de vez en cuando le pega a algo interesante (aunque raramente dentro de las categorías que hacen al hilo principal de este blog).

En este caso de descolgó con una muy buena recopilación de imágenes surrealistas creadas a partir de capturas fotográficas… y mucho talento para el Photoshop.

Para muestra van algunas de mis preferidas:

manipulation-37 manipulation-5 manipulation-9

Entrada original: 40 Examples of Incredible Photo Manipulation.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Lo que sabemos que sabemos, lo que sabemos que no sabemos, lo que no sabemos que sabemos y lo que no sabemos que no sabemos.

Hay aquí alguien a quien nunca pensé que podría citar –seriamente- en este blog: Donald Rumsfeld. Parece que el tipo se da aires de poeta, y que encima no es tan malo:

The Unknown
As we know,
There are known knowns.
There are things we know we know.
We also know
There are known unknowns.
That is to say
We know there are some things
We do not know.
But there are also unknown unknowns,
The ones we don't know
We don't know.

—Feb. 12, 2002, Department of Defense news briefing

El poema fue mencionado en el recientemente muerto y resucitado Coding Horror (por cierto, qué vergüenza. Es brutalmente cierto aquello de “En casa de herrero cuchillo de palo” y “Haz lo que digo mas no lo que hago”).

viernes, 18 de diciembre de 2009

Jueguitos de viernes

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Si remontaron el rastro del Breakdown del otro día ya han descubierto otros dos jueguitos convenientemente camuflados, Leadership y Cost Cutter. Para aquellos demasiado perezosos (u ocupados) como para seguir aquel link va esta actualización.

Leadership: Sí, esto de acá abajo es un juego de naves espaciales en el que tendremos que maniobrar peligrosamente entre las series de un gráfico de líneas.

leadership

Y este otro es Cost Cutter, en el que tenemos que evitar que las barras progresen hasta el final del gráfico destruyendo bloques de colores.

costcutter

Bueno, los dejo, realmente estoy muy ocupado ahora.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Monkey Business.

Son casi humanos... somos casi monos, mejor dicho.

Visto en La Pastilla Roja

Me deja pensando, al trasladar la situación a nuestra vida laboral, en que –si bien entre otros factores- las reglas de juego tienen un peso fundamental para determinar si será la colaboración, la competición o la indiferencia la característica predominante en un entorno de trabajo.

En todo caso estoy bastante seguro de que las reglas pesan más que las características personales. Somos ante todo animales sociales –al punto en el que sólo sobrevivimos en sociedad-, mucho más influenciables por los que nos rodean que –en conjunto- ellos por nosotros.

¿Se pueden alcanzar altos niveles de calidad –esa esmeralda perdida- en el desarrollo de software sin colaboración, sin verdadero trabajo de equipo? Yo creo que sí, pero es mucho, muchísimo más difícil que en un ambiente colaborativo.

Los costos de un ambiente de “indiferencia” en el que cada uno “sólo hace lo suyo” se ven reflejados en complejas estructuras de control superpuestas que coordinan el trabajo: líderes de esto y gerentes de lo otro, supervisores de lo de más allá y más acá, capas y capas de jefes de jefes cuyo trabajo es apenas un poco más que distribuir información y controlar el correcto ensamblaje de subproductos que se construyen en la base de la pirámide aisladamente, sin visión de conjunto.

Se podría decir que parte del trabajo de esa jerarquía es, justamente, proporcionar una visión de conjunto. El problema es que, para el momento en el que el flujo de trabajo llega a ese nivel de revisión es un poco demasiado tarde para cambiar nada.

Para el momento de revisar la calidad –siguiendo las metodologías tradicionales- ésta está prácticamente determinada –sí, claro que podemos corregir desvíos funcionales… ya sabemos lo que sucede con la calidad del código durante esas correcciones-. Si el producto no cumple con las expectativas –de calidad, no sólo las de cumplimiento de requisitos funcionales- la única solución real es el retrabajo.

La solución propuesta generalmente es dividir el desarrollo en pequeñas etapas y revisar la calidad en cada una de ellas –siempre al final- con la esperanza de que la “suma de las calidades” sea provechosa –siempre al final-, y si así y todo las etapas presuponen productos demasiado amplios, las subdividimos… y luego ponemos a un responsable de cada división y de cada etapa, y ya estamos donde empezamos: jefes de jefes de jefes y poco trabajo real.

En un ambiente de colaboración las cosas son diferentes. La revisión es constante porque nadie es indiferente a lo que lo rodea. Cada corrección es mínima pero se dan constantemente. Es mucho más probable que la calidad final sea –para bien o para mal- toda la que el equipo pudo dar en un momento determinado. En esta situación el retrabajo cobra otro sentido: no es la corrección de lo que –en teoría- podría haberse hecho bien desde un principio sino la materialización del aprendizaje acumulado en el camino.

Pero son las reglas las que determinan si esa colaboración es posible. Si la ruta, -correcta o no, eso se verá al final- está predeterminada a través de un diseño milimétrico, el combustible de horas/hombre está calculado como para llegar con el tanque vacío y encima el vehículo no tiene ventanillas de poco sirve ponerse a pensar si hay o no un árbol en el camino, más vale rezar y esperar que cuando nos bajemos estemos en donde queríamos estar. ¿Parece difícil, no?

jueves, 10 de diciembre de 2009

Reuniones técnicas…

…en las cuales el arquitecto explica a la audiencia la estructura del sistema en el que luego deben meter los dedos:

(gracias a Nicolás por apuntarlo)

viernes, 4 de diciembre de 2009

Jueguitos de Viernes: Penguins Attack

Uno por el que vale la pena reflotar la sección… Penguins Attack es un clásico del estilo “tower defense”: hay que ubicar, mantener y actualizar diferentes tipos de armas que disparan automáticamente para impedir el paso de las tropas enemigas.

penguinsAttack

Los últimos que había encontrado en este estilo ya eran demasiado complicados para mi escasa capacidad de concentración y procesamiento… Penguins Attack es perfecto para cortar 15 o 20 minutos.

Visto en Juegos Microsiervos.

martes, 1 de diciembre de 2009

Invitaciones para Google Wave

google_wave_logoTengo invitaciones a Google Wave. A falta de algo mejor que hacer con ellas (no más sugerencias, gracias) serán repartidas entre los 10 mejores links (si tienen algo que ver con desarrollo de software, mejor) que se dejen en los comentarios de esta entrada. Autobombos bienvenidos.

El “jurado” de este “concurso” (bueh…) está conformado exclusivamente por mí, y la consigna se mantiene mientras haya una cantidad razonable de links para revisar. Actualizo esta entrada cuando se cierre.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Programar es como…

… “escribir”, decía yo (y varios pensaban lo mismo). @programmingjoy rescató del blog de Ian Voyce una entrada en la que se recopilan otras analogías, como el clásico “programar es como tener sexo…

  • … un error y tendrás que mantenerlo el resto de tu vida”.
  • … podés divertirte un montón y que alguien más se haga cargo del lío (para aquellos que cambian de trabajo con frecuencia).
  • … tenés que pagar un montón para conseguir a alguien bueno en eso” (por favor no arruinemos un buen chiste discutiendo sobre la veracidad de esta analogía en particular).

Pero mejor sigan hacia la entrada original para encontrarse con el resto: Programming is like a bad analogy.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Complejo.

Hace semanas que vengo demorando una entrada sobre la complejidad. Es que hay tanto que decir sobre la complejidad que la cosa se vuelve un poco compleja… y soy poco dado a las cosas complejas.

Así que procrastinando otra vez el bendito post –que a estas alturas ya sé que nunca voy a escribir-, picando de aquí y allá en el reader, me encuentro con un -ya viejo- artículo de Joel: The Duct Tape Programmer.

Sencillamente imperdible, un compendio de frases impactantes delicadamente hilvanadas:

Sometimes, you’re on a team, and you’re busy banging out the code, and somebody comes up to your desk, coffee mug in hand, and starts rattling on about how if you use multi-threaded COM apartments […] and you have no friggin’ idea what this frigtard is talking about, but he just won’t go away, and even if he does go away, he’s just going back into his office to write more of his clever classes […]

Ya ven para donde apunta:

One principle duct tape programmers understand well is that any kind of coding technique that’s even slightly complicated is going to doom your project.

Y básicamente eso es todo lo que hay que decir al respecto de la complejidad. Me hizo acordar a esta otra gran frase, que no recuerdo muy bien de dónde saqué:

“Los buenos programadores resuelven los problemas complejos, los grandes programadores los evitan”.

Resolver un problema es ganar una batalla. Eliminar la necesidad de resolverlo es evitar la guerra. Es como la depuración: no se trata de meter más código sino de quitar el que sobra, no se trata de conocer más patrones, frameworks, herramientas, plugins y la mar en coche, se trata de encontrar la combinación más simple que nos permita implementar la funcionalidad necesaria, y de simplificarla todavía más.

Para evitar un problema es imprescindible crear el ambiente propicio para esas preguntas que ponen incómodos a todos: “¿realmente hace falta hacer esto? ¿por qué? ¿para qué? ¿hay otras posibilidades? ¿qué pasa si no hacemos nada?” Son esas preguntas las que llevan al pensamiento lateral, y es por eso que la aparición de respuestas tautológicas nos alertan tempranamente de que estamos perdiendo el rumbo: “Porque sí”, “Porque el cliente lo pidió así” (es casi decir lo mismo), “No sé, pero hay que hacerlo”, “Esto ya está pensado”…

Lo complejo se torna complicado muy rápidamente, casualmente en el preciso momento en el que los ingeniosos desaparecen.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Jueguitos de Lunes.

Una buena opción al trabajo ésta que publicó Cerebrado en Soft Cero: Breakdown es una versión del clásico Arkanoid convenientemente camuflada para jugar en la oficina.

imbussy 

Digo yo… ¿no será hora de buscar un trabajo más motivador?

martes, 17 de noviembre de 2009

Decisiones sobre calidad.

Del dicho al hecho hay un largo trecho, qué duda cabe. Y cuando se habla de calidad (sobre todo cuando se habla) el trecho es más bien un largo recorrido.

Si hacen el experimento de pasear un poco por sus ambientes de desarrollo preguntando “¿Cómo se implementa un software de calidad?” recabarán respuestas ubicables en un amplio rango que va desde la opinión improvisada (la mía, por ejemplo) hasta la disertación fundada. Increíblemente, la mayoría de las respuestas serán muy razonables (¡hagan la prueba!). Podríamos decir que casi todo el mundo sabe cómo contribuir a la buena calidad de un producto de software.

Qué duda cabe. ¿Y entonces? ¿Qué pasa? Vamos, ustedes saben a qué me refiero (y si no saben tienen un problema más grave todavía). Creo que una –entre tantas otras- cosas que pasan es que un nivel de calidad por sobre la media (abreviemos en “la calidad” de aquí en más) conlleva un costo que muy pocas empresas están dispuestas a asumir.

Un error de concepto muy extendido que ninguna consultora en calidad con sentido comercial corrige es la confusión entre el costo de la calidad y el precio de la implementación o certificación de normas de calidad.

3-leg-qualityLa confusión entre aquel costo y ese precio conviene a ambas partes: en la empresa alguien vende -y alguien compra- que erogando una suma inicial de $xxx y un mensual de $zzz asegura la calidad de su producto o proceso de desarrollo, y la consultora disimula el hecho de que por esos importes sólo se hace cargo de la inducción y formación del personal en determinadas normas y procedimientos, y que el impacto de esta formación sobre la calidad final de los resultados es un tema que estará por verse (y que la relación entre estos dos elementos –formación y resultados- es, por decir lo menos, controversial).

Como escribí más arriba, es mi opinión que pocas empresas están dispuestas a pagar el verdadero costo de la calidad. Pero… si no es el precio que cobra la consultora por certificar la norma “Pepito 9000”… ¿qué es?

Calidad es funcionalidad que hay que programar o documentos que hay que escribir, porque finalmente todo lo que realmente existe tuvo que programarse o escribirse en algún momento, magia no hay (aunque sí mucho humo). Funcionalidad es tiempo, tiempo es dinero. Dinero –poco- con el que se paga a los programadores o –mucho- con el que se compran herramientas (y que termina –en ínfimas proporciones, se deduce de lo anterior- en los bolsillos de otros programadores).

Así que la calidad en la práctica diaria del desarrollo de software, una vez despojada de esa pesada carga ornamental de normas y procedimientos, es simplemente un subconjunto de las decisiones mediante las que día a día, minuto a minuto, intercambiamos funcionalidad por tiempo –que en algún momento futuro se cambia por dinero-. Lo que lo define a este subconjunto de decisiones es que se refieren a funcionalidad que -por una u otra razón- podemos gambetear (esquivar)… en realidad no gambetear del todo, sino patear para más adelante por un tiempo determinado, aunque usualmente se pretenda hacerlo indefinidamente.

¿Cómo que funcionalidad que podemos patear para adelante? Me explico. Otra –a mi entender- confusión conveniente –esta vez a empresas de desarrollo de software- es aquella entre cumplimiento y calidad. Se suele decir que un producto de calidad es aquel cumple con los requerimientos que ha solicitado el cliente, y que por lo tanto la contribución del equipo de desarrollo a la calidad es asegurarse de cumplir con esos requerimientos. Bueno, eso no es así.

En tanto la especificación de un producto de software dista mucho de tener la precisión de los planos para una silla, una mesa o un auto, esa definición disfraza el cumplimiento –entregar lo que según un papel se nos pide- de calidad –entregar un producto acorde a las expectativas del cliente (usualmente esto es, todos lo sabemos, algo muy diferente a lo que el cliente pide)-.

Entre la reducida audiencia de este blog nadie se escandalizará demasiado si digo que tranquilamente podemos cumplir con todos los requisitos con un sistema de mier… ejem, y que también podemos entregar un software de excelentísima e irrefutable calidad que no cumpla, ya sea por error u omisión, con alguna o todas las expectativas (ojo, no los requisitos sino las expectativas)… o que a veces se manipulan las expectativas del cliente de manera tal que coincidan con lo que se desea entregar (y que en muchas de esas veces ese tiro sale por la culata).

La calidad está (como Dios, dicen) en los detalles (mi ateísmo es clara indicación de la calidad de mi trabajo).

La calidad aparece cuando no gambeteamos aquellas funcionalidades que sí podríamos gambetear, cuando no pateamos desesperadamente para adelante (o para afuera), cuando entregamos al cliente no lo que pide sino lo que necesita… y todo ello lleva tiempo e implica riesgos.

¿Cuánto? Dependerá, pero seguro más que no hacerlo.

clint-bowyer-crosses-finish-lineEn resumen, y para decirlo de una vez por todas: el costo de la calidad es el tiempo extra que nos tomamos al entregar más tarde algo bien hecho en vez de entregar a tiempo algo para cumplir…

…y, por sobre todas las cosas, el costo de los fracasos derivados de los riesgos asumidos (todos dicen arriesgar pero nadie piensa en fracasar, y no hay riesgo sin fracaso): nada ni nadie nos asegura hoy que dentro de n días tendremos un producto de calidad, o que nosotros sí sabremos lo que el cliente necesita y no puede expresar, o que lograremos esquivar las balas sin escondernos cobardemente en esa armadura de papel a la que llamamos “requerimientos escritos”.

¿Conocen a alguien realmente dispuesto a ello?

miércoles, 28 de octubre de 2009

La influencia de la orientación al producto o al cliente en el desarrollo de software - II: La elección de la tecnología.

Esto viene a seguir la serie inciada en el post anterior: I: Los muertos se dejan atrás, que es recomendable leer primero.


La elección de la tecnología.

Durante la vida del desarrollo de un producto de software es inusual, aunque cíclico y fundamental, el momento en donde surge la necesidad de determinar la tecnología a utilizar.

Es el tipo de decisiones que hay que tomar en el momento de la reingeniería. Momento que se suele demorar hasta lo inevitable, por lo que los intervalos entre éstas se miden en años, si no en lustros o décadas.

Las razones son variadas y pueden ser tan técnicas como la degradación del código y la obsolescencia del hardware o software de base, o funcionales, como exigencias del mercado demasiado difíciles de implementar en la tecnología actual o la aparición del fantasma de imagen a “viejo y obsoleto”.

Para una empresa orientada al producto una reingeniería es una gran revolución, y suele venir acompañada de grandes cambios y resistencias en el equipo de desarrollo. Integrantes aferrados a la tecnología y metodología en retirada verán sus posiciones de poder o confort atacadas por aquellos familiarizados con las nuevas. La decisión, entonces, afectará inevitablemente a las relaciones de poder establecidas durante años y a las que se generen durante los próximos.

No es, en resumen, el momento de hacer experimentos. El proceso debería comenzar con la investigación de las tecnologías establecidas (nadie recomienda jugarse por aquellas más novedosas) y seguir con pruebas de factibilidad, y prototipos, y más pruebas y…

En una consultora, por otro lado, se inician pequeños o medianos proyectos todo el tiempo, y cada uno es propicio para la experimentación con nuevas metodologías, frameworks, herramientas, patrones… Un error implicará un proyecto tormentoso o (muy inusualmente) fracasado, a lo sumo un par de víctimas fatales, pero nada demasiado terrible.

Lo que degenera en… un paisano ´e cada pueblo. Y sí. Tengo que reconocer que la sensación de tener asignada una “pequeña” tarea sobre un proyecto X, bajarlo del control de código fuente y abrirlo es como la que producen esas escenas en las películas de terror en las que la mano se acerca al picaporte de la puerta… y se acerca… y se acerca… y lo gira… y la puerta se abre y… y entonces uno respira aliviado o grita (“my eyes!”). Hay de todo. Lindo, feo, malo y bueno, y muchas veces hay de todo en el mismo proyecto, en diferentes secciones o funcionalidades.

Pero también es cierto que profesionalmente uno se mantiene al día. Y las herramientas decantan. A la hora de los grandes proyectos (con suerte) las decisiones son más medidas y basadas en experiencia acumulada en proyectos reales (aunque más pequeños) y no sólo en meras pruebas o prototipos.

Al trabajar durante largo tiempo sobre el mismo producto y con la misma tecnología, los desarrolladores tienen la oportunidad de hacerse expertos en ella, con todas las ventajas (mejores resultados, menores tiempos de desarrollo, proyectos “tranquilos”, estimaciones precisas) y desventajas (obsolescencia, encasillamiento, monotonía, pocos desafíos) que esto puede conllevar (que no necesariamente se darán unas u otras).

En contrapunto, una consultora es caldo de cultivo de experimentadores casi compulsivos (el que mucho abarca poco aprieta, dicen), y proyectos cual criatura de Frankenstein, rejuntes de diferentes frameworks y tecnologías cosidos y emparchados de manera grosera…

…o cosidos prolijamente, pero en todo caso grandes contenedores de soluciones redundantes. Es por haber trabajado largo tiempo con un conjunto reducido de frameworks, patrones y tecnologías que conozco a fondo sus posibilidades y desconfío de las herramientas complementarias y complejas que vienen a solucionar problemas extremadamente simples.

Si el peligro al desarrollar un producto es la obsolescencia o el fracaso en la implementación de una reingeniería (y una dolorosa “vuelta atrás”, o un ciclo corto hasta la próxima), el peligro de la experimentación excesiva al trabajar en proyectos relativamente cortos es el desperdicio de experiencia (descubrir siempre nuevos problemas en vez de solucionar los conocidos) y una dispersión de tecnologías que desemboca en un stock de proyectos que nadie puede entender completamente (a menos que sea un experto en Silverlight, .Net, Servicios, jQuery, NHibernet, Active Record, MVC y la mar en coche) y que por tanto sólo pueden ser parchados una y otra vez.

Como siempre, la solución es huir del riesgo, de los extremos. El faro es la simplicidad, y nos alejamos de ella tanto cuando forzamos a una tecnología (tal vez ya obsoleta) a hacer cosas que no existían cuando fue pensada o cuando nos pasamos de rosca innovando y metemos en la misma bolsa (a nivel proyecto u organización) más herramientas de las que podemos nombrar en cinco minutos.

jueves, 22 de octubre de 2009

Plugimanía, plugiadicción, plugidependencia, pluginitis.

jQuery está buenísimo. Lo uso todos los días, lo dije una y otra vez, y no me cansaré de repetirlo.

Su mayor fortaleza, opino, no radica en su reducidísimo (como corresponde) core sino en la amplísima comunidad de desarrolladores que aportan, oficial o extraoficialmente, nuevas funcionalidades encapsuladas en forma plugins.

Yo imagino que, como en toda comunidad, se sigue la regla del 90-10: 10% aporta activamente y 90% utiliza las funcionalidades provistas “as is” o a lo sumo con un poco de manoseo. Entonces, si derivamos la cantidad de desarrolladores-usuarios a partir de la cantidad de desarrolladores-aportadores obtendremos… no sé, un montón de gente.

Los usuarios-desarrolladores son aquellos que encuentran en jQuery la forma de implementar en cinco minutos aquella funcionalidad que estaban buscando. Es decir que llegan a jQuery a partir de una necesidad concreta que usualmente satisfacen rápidamente para proseguir con su camino, habiendo sumado una herramienta más a su caja de experiencias y dispuestos a volver a utilizarla allí donde consideren que sea más apropiada que otras.

Luego tenemos a los plugimaníacos, aquellos quienes ya han utilizado intensivamente la herramienta y por ello buscan en jQuery el plugin mágico que resuelva algún nuevo problema. Son los que lo crean si es que no lo encuentran o mejoran uno ya existente si es que no cubre totalmente sus necesidades… o por simple y sana diversión. Es aquel 10% del que hablábamos.

Una porción menor de desarrolladores siente que tiene que hacer eso tan difícil en jQuery, que necesita hacerlo en jQuery. Desarrolladores que prefieren implementar un nuevo plugin aún ante la existencia de herramientas o soluciones más apropiadas para el requerimiento concreto en el que están trabajando.

Ahí donde una pequeña animación en flash o un applet de java o silverlight parezcan soluciones más razonables o naturales veremos a los adictos decir “eso puede hacerse con jQuery” y poner manos a la obra, prestos a demostrar sus (en general extraordinarias) habilidades y a defender el orgullo de su herramienta (¡hablamos de jQuery, malpensados!) ante las demás. Son, del 10% de aportantes activos, el 1% que lleva jQuery al límite y hacia nuevos horizontes.

Pero, dentro de estos últimos, otra minoría, los plugiadictos, no sólo se bandean para el lado de lo extremadamente complejo, sino que también lo hacen hacia lo extremadamente simple. Si son de buscar en el mundo jQuery se habrán encontrado con más de uno que ha creado algún plugin que encapsula la más trivial y estándar de las tareas o que ha utilizado una ferrari (del tipo jqGrid) para la más aburrida de las tablitas no paginadas.

Hasta aquí toda gente normal, simpática, o a lo sumo un tanto extravagante. Pero cuando avanzamos en la progresión exacerbando un tanto más estas conductas pasamos de castaño a oscuro y entramos en el terreno de las patologías. Citaré dos de ellas: la plugidependencia y la pluginitis. Es posible, como se verá, que un caso extremo de la primera desemboque en la segunda.

El plugidependiente no es (ni puede ser, se verá) un aportador al repositorio de jQuery. El plugidependiente, debido al uso y abuso de la herramienta (ya sea motivado por él mismo o por su entorno) ha olvidado (o nunca aprendido) que existen cosas llamadas HTML, Javascript o DOM.

Lo reconocemos por un clásico afán de probar que “eso no puede hacerse” mediante la búsqueda infructuosa de un plugin de jQuery que lo haga. En su mundo aquello que jQuery no pueda hacer no puede hacerse, y punto.

Otras características remarcables, en casos extremos, son el desconocimiento de HTML más allá de los tags más básicos (aquellos que sirven de soporte a plugins de jQuery, como DIV y TABLE) y recurrentes intentos de utilizar sintaxis de jQuery en otros contextos (Javascript, o más extremo aún: C#, Visual Basic o cualquier otro lenguaje). Intentos que suelen culminar con un asombrado “¿ah, eso es de jQuery?”.

En el extremo absoluto de esta patología el desarrollador desconoce jQuery como extensión y cree que $(“DIV”).each( function(){…} ) es la sintaxis propia de Javascript o parte de HTML.

Como sucede con todas las herramientas y cosas en general, el abuso vuelve nocivo aquello que en el uso es beneficioso. Llegamos a la pluginitis.

El primer síntoma es una página web que tiene un título y una tablita y tarda unos 5-10 segundos en descargar. ¿Qué sucede? Pues nada, que tiene referencias a jQuery, jQuery UI, jqModal (pero… ¿no hay algo parecido en jQuery UI?) y unas 10 o 20 referencias más a archivos .js externos sin minimizar que no se utilizan absolutamente para nada… tal vez la página ni siquiera tenga un script, sino que simplemente… bueno, pluginitis.

Otros síntomas son: un browser (que no es el IE) que se arrastra, puro contenido generado dinámicamente del lado del cliente, imposibilidad de seguir la generación de ese código o de averiguar siquiera cual de las 3 o 4 extensiones parecidas de las incluidas en la página es la que está dibujando ese contenido.

¿Cómo salir? El primer paso es reconocer el problema. El segundo buscar ayuda y el tercero es una dura combinación de sacrificio, paciencia y constancia.

De mi parte, espero que el pequeño esfuerzo de escribir este post se justifique por haber ayudado, aunque sea a un sólo plugidependiente o pluginoso, a abrirse a una nueva vida. Si ése es tu caso, agradeceré tu comentario.

lunes, 19 de octubre de 2009

La influencia de la orientación al producto o al cliente en el desarrollo de software - I: Los muertos se dejan atrás.

Arbitrariamente (como toda clasificación) y a muy grandes rasgos, podemos dividir el mar de equipos de desarrollo de software en dos corrientes principales: enfocados al producto y enfocados al cliente.

Los equipos enfocados al producto son responsables del desarrollo de uno o varios sistemas, siempre orientados a un mercado específico (si bien puede ser definido en forma más o menos amplia): sistemas contables, para la gestión de hospitales, comercios minoristas, logística o para el control de determinados dispositivos. El producto (o la familia de productos, entiéndase de aquí en más) requiere mantenimiento y constantemente se prueban e implementan nuevas funcionalidades y cambios para justificar los lanzamientos y generar ventas.

Del otro lado tenemos desarrollos enfocados hacia el cliente: profesionales independientes y equipos de desarrollo en consultoras y software factories de todo tipo y color que luchan por armar, mantener y ampliar una cartera de clientes a los que usualmente intentan vender de todo, si es software mejor. Algunas están también especializadas en un mercado en particular, pero vale la clasificación en tanto no vendan el mismo producto a varios clientes.

Y después hay grises, pero creo que la clasificación abarca a una amplia mayoría.

Hasta ahora he sido desarrollador de productos (aunque más de uno fue acaparado por algún cliente importante). Tenía formada una imagen bastante pobre acerca de la calidad de los productos y del trabajo en consultoras (sobre todo en las grandes, pero es una experiencia que por ahora no tengo), y crucé la línea cargado con no pocos prejuicios y temores. Pero bueno, hay que alejarse de las zonas de confort, dicen.

Han pasado ya casi cuatro meses desde el salto, puedo decir que por lo menos una de las consultoras (por suerte) no es como me la esperaba. Realmente las cosas no son ni mejores ni peores, simplemente distintas, y a esto iba, a hacer un contrapunto.

Los muertos se dejan atrás (aunque hay zombies indestructible).

La huella de toda consultora es un reguero de cadáveres más o menos malolientes: proyectos cuya calidad interna deja mucho que desear, si bien hacia afuera suelen verse bastante bien (que al cliente hay que cuidarlo). El aprendizaje se da de proyecto en proyecto y los primeros en implementar determinadas herramientas o tecnologías son víctimas fatales de la inexperiencia.

En cambio, cuando trabajamos en versiones incrementales del mismo producto, siempre sobre la base de código de la versión anterior, poco a poco la experiencia se materializa en todo el proyecto a través de revisiones y refactorizaciones. El equipo (si no es testarudo) no tarda en darse cuenta de que si se mueven las lápidas y se dejan las tumbas los muertos se convierten en fantasmas que nos acecharán eternamente. La única forma de sacárselos de encima es buscar el cadáver y darle cristiana sepultura.

A cierta distancia de la línea de entrega de un proyecto que se presentará, aprobará (y si te he visto no me acuerdo), es inútil refactorizar y solucionar definitivamente determinadas cuestiones. Llega un momento en el que el sistema “es así” y punto, y aunque (por lo menos para mí) es difícil de aceptar, hay que dar media vuelta y seguir adelante.

Cuando se trabaja sobre un producto toda refactorización es provechosa y bienvenida. Incluso en las reingenierías el código “del sistema viejo” es referencia para determinar detalles de implementación, por lo que cuanto más legible mejor. Así que es sencillo cuándo determinar cuándo es conveniente hacer una refactorización o resolver un problema de fondo: siempre.

En una consultora determinar a ojo cuándo se ha llegado ese punto de no retorno es muy difícil, y los errores en este sentido son frecuentes. Muchas veces las inevitables horas fuera de presupuesto que insumen las correcciones entre presentación y aprobación superan aquellas que hubiesen sido necesarias para la refactorización, y otras veces se van horas de refactorización en funcionalidades con pocos errores y cuya prolija implementación nunca será vuelta a ver.

En todo caso, y en esto he confirmado mis prejuicios, aunque la consultora en sí no pueda desprenderse de algunos muertos devenidos en zombies, la realidad es que desde el punto de vista de un desarrollador en particular es poco probable que una vez abandonado el proyecto se lo vea volver en la misma dirección.

Suficiente, creo, para una primera entrega. Seguimos en la próxima.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Huerfanitos.

Permítaseme un poco de humor gris tirando a negro.

En todo emprendimiento que venga pariendo software desde algún tiempo podremos encontrar desarrollos en diferentes estadíos de su camino hacia la obsolesencia: los hay desde embrionarios hasta mantenidos con vida artificialmente, pasando por recién nacidos encantadores que prácticamente no hacen nada por sí mismos, infantes con terribles rabietas que reclaman noches en vela, adolescentes indomables pero llenos de energía y posibilidades, adultos productivos e independientes y ancianos, venerables fuentes de sabiduría o mañosos insoportables cuyos achaques reclaman constante atención.

Y los hay huerfanitos, de todas las edades. Ya sea debido a que sus progrenitores hayan pasado a mejor vida o huido en estampida cual vil Frankenstein o desentendido de su cuidado o sido asesinados (o ajusticiados merecidamente), son usualmente víctimas de la indiferencia de los miembros del equipo de desarrollo.

Proliferan –me imagino, no me van a pedir rigor científico justo ahora-, más en consultoras que en empresas dedicadas a un producto o que en software factories. Supongo que porque las segundas cuidan mucho a su único hijo (o a lo sumo a sus pocos hijos) y las últimas son padres espartanos e inmisericordes que no tienen reparos en arrojar al abismo a sus vástagos más débiles, en el mejor de los casos, o madres de alquiler que paren a pedido y si te he visto no me acuerdo.

Pero si definimos como consultora a un emprendimiento que no sólo desarrolla un producto sino que también se hace cargo de su mantenimiento correctivo y mejoras funcionales (que cobra religiosamente), nos encontramos con que en este tipo de organizaciones no es tan sencillo dejar atrás las consecuencias de viejos errores… institucionalmente hablando, claro, porque sus integrantes intentarán hacerlo a toda costa (o serán eventualmente obligados a ello), y de ahí la proliferación de estos huerfanitos.

No es mi intención ser cruel inútilmente, hablo desde la experiencia: son peligrosos, créanme. Carentes y muchas veces necesitados de atención, se nos pueden pegar como garrapatas. Es así como, a través de una inocente tarea de instalación, un pequeño fix o una mejora estética nos encontramos siendo referentes, tutores, encargados, o directamente padres sustitutos de alguna de estas criaturitas de las que conocemos poco y nada.

El entorno no propicia el despegue. Si les toca transitar esta situación verán con horror como, aliviados al ver que a otro se le ha adjudicado el trasto, sus otrora solidarios compañeros de equipos evitan el tema (“y sí, alguien tenía que hacerse cargo”) o intentan naturalizarlo (“che, vos estabas con aquello de… ¿no?”), si no es que literalmente huyen despavoridos. Y no tardarán en aparecer problemas de los cuales, obviamente, nadie sabe nada y nadie nada quiere saber, salvo que tenemos que hacernos cargo.

¿Solución? Es aquí donde con un poco de demagogia podría decir que la única definitiva es adoptarlo, encauzarlo, educarlo, corregirlo, domarlo si es necesario para resolver el problema de una buena vez por todas… pero también es una posibilidad buscar a algún desprevenido, dejarle la canastita cerca, tocarle el hombro, voltear y caminar rápidamente sin mirar atrás, silbando bajito con aires distraídos.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Arte en Excel

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La imagen que acompaña este post es… sí, una planilla de Excel. Más ejemplos en este post de interbent.com.

Visto en Abadía Digital.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Si los videojuegos fuesen más realistas.

Carcked.com ha publicado esta entrada con 27 imágenes retocadas a partir de esa consigna. Lo que es seguro es que no serían tan divertidos…

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Visto en Punto Geek.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Jueguitos de Viernes: Overmaze

En Overmaze tenemos que mover el fondo de manera que el cuadradito naranja esquive las zonas blancas en su camino hacia el verde.

overmaze ¡Es enervante!

Otro descubrimiento de @Cerebrado.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Estar en la pomada.

No tiene nada que ver con lo que iba a escribir, simplemente me dio curiosidad el origen de la expresión, y aquí va:

Cuenta la leyenda que hace siglos, en Bretaña los soldados partían a la batalla numerados. Cada guerrero exhibía un pendón con un determinado número de manzanas […]

Llegados tiempos de escasez, entre otras muchas cosas empezó a faltar el ungüento con que se curaban las heridas de los guerreros a su vuelta del combate, de modo que se decidió usar la clasificación de la pomada para ver quién tenía derecho a que sus heridas fueran curadas con el escaso ungüento […]

De este modo, se generalizó primero la expresión estar en el ungüento, que, posteriormente, cuando el grupo de pendonados con manzana pasó a ser conocido como la pomada, quedó como estar en la pomada, como sinónimo de estar en el grupo de los primeros clasificados.

(extracto del blog infulas)

Aclarado el punto (mucho más interesante que lo que sigue, por cierto) voy a la pequeña reflexión que lo motivó: desdesarrollo está en su máximo de visitas, pegando un interesante salto respecto del mes anterior.

Tan interesante ha sido el susodicho que me he puesto a revolver el analytics con un poco más de obsesividad que de costumbre en busca de su origen.

Quería corroborar que, encantados con mi prosa, inteligencia y capacidad analítica (e ironía), los lectores caían en masa.

Finalmente no me ha quedado otra que enfrentar la verdad: la causa ha sido la aparición de ciertas palabras en los títulos, palabras que han atraído especialmente la atención de google. La marea no es de lectores sino de buscadores, y de ellos una ínfima parte pasa más de 5 segundos en el blog.

Somos, en definitiva, más o menos los mismos de siempre. La única diferencia es que en vez de estar charlando en una esquina de pueblo lo estamos haciendo en medio de una concurrida estación de trenes.

¿Qué es lo que ha transformado aquella esquina solitaria en este concurrido lugar de paso? Las palabras han sido, no muy soprendentemente: “jQuery” y “AJAX” (de la serie Ajax: C# .Net 3.5 + jQuery).

Qué mejor indicador de cuáles son las tecnologías que hay que dominar para estár “en la pomada” hoy en día que el  constante crecimiento de las búsquedas que se realizan alrededor de jQuery:

Cada vez me convenzo más de que el futuro de la web (y de la mayoría de las interfaces de usuario) será escrito en javascript.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Web vs. Desktop.

battle  La eterna batalla, la eterna duda: ¿Debería ser una aplicación desktop o un servicio web? Para mí no hay dudas: allí donde una conexión entre cliente y servidor esté disponible, web, y no se hable más. Pero es sólo una opinión de programador fundada exclusivamente en mis gustos y preferencias a la hora de construir el software.

Acabo de leer el largísimo (y sin desperdicio), muy recomendable post Why I’m Done Making Desktop Applications, donde el autor compara no sólo los resultados técnicos sino también los económicos y comerciales entre las versiones web y desktop de su aplicación.

A modo de resumen, y para tentarlos a seguir hacia el artículo original, enumero las razones que expone Patrick para su nueva preferencia por las aplicaciones y servicios web:

  • The Shareware Funnel Is Lethal: el camino que debe atravesar el posible cliente hacia la compra es largo y penoso (una frase inspirada acerca de la instalación: “Click through six screens that no one in the history of man has ever read”).

  • Web Applications Convert Better

  • Your AdWords Strategy Is Very Sensitive To Conversion Rates

  • Web Applications Are Easier To Support

  • The Age Of The Pirates Is Coming An End, Jack

  • Phone Home vs. Google Analytics

  • Web Apps Can Be Customized Per User

  • Long Cycles Mean Low Innovation.  Short Cycles Mean Fast Innovation

Cada punto está muy bien expuesto y las razones sólidamente fundamentadas. Vale la pena leerlo en profundidad para beneficiarse de la experiencia de quien ya ha dado el salto. Link:  Why I’m Done Making Desktop Applications.

martes, 8 de septiembre de 2009

Nativos e inmigrantes digitales.

Muy buena la propaganda de Personal Wap (el servicio… perdón, yo tengo mis dudas). ¿Ustedes de qué lado del sofá se ubican?

Visto en El blog de Ricardo Zapata.

domingo, 6 de septiembre de 2009

El estilo, la legibilidad, los “malos” programadores y el ¿diabólico? codebehind en el Microsoft .Net MVC.

Antes que nada: si usted, querido lector-programador de .Net, no tiene y/o no quiere tener nada que ver con el .Net MVC de Microsoft siga leyendo de todas maneras, que la cuestión va mucho más allá de eso y es interesante.

Los hechos.

El hecho es que en el .Net MVC de Microsoft, las vistas no tienen codebehind. En realidad no es que no tengan o no puedan tener, sino que por defecto no lo tienen, siendo el estilo de codificación sugerido para las vistas más o menos como lo muestra esta imagen:

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Es decir, utilizamos los viejos y conocidos tags <% %> para escribir código C# inline en medio del aspx, el javascript y el html. Los controles del lado del servidor (TextBox, CheckBox, DropDown) han sido reemplazados por un helper que utilizamos para no escribir un montón al implementar tareas comunes (como ponerle un valor a un input type=text) pero que es sólo eso, un helper.

Las opiniones

La verdad que es un cambio importante en la forma de pensar y escribir una página web en .Net. Personalmente a mí me ha costado muchísimo adaptarme (y, les adelanto, me he dado por vencido y vuelto al codebehind). Indagando un poco sobre este tema me encontré con que, obviamente, no soy el único.

Pero vamos a las opiniones, y primero las que están en contra (del codebehind): Steven Smith, comentando la reaparición del codebehind en las próximas versiones del framework, dice en su blog que, lisa y llanamente, Codebehind Files in ASP.NET MVC are Evil. Steven no es ningún improvisado, hay que pensar en sus razones (el resaltado es mío):

The problem with having a codebehind file for a View comes down to temptation and habit.  If it's there, anybody who's been using "classic ASP.NET" for the last 8 years or so is accustomed to putting all kinds of things into the ASP.NET codebehind files.  From click handlers to Page_Load to event wireups to changing display settings based on the value of a data item - most web forms apps have a ton of logic in their codebehind files.  And that's great - but not typically how it should be done with ASP.NET MVC.

[…] If having the codebehind file available by default is a temptation to stray from the canonical correct MVC path, then not having it there by default would help most developers do things the right way without thinking about it.

Encontré, en el mismo set de resultados en google, una respuesta de Luis Abreu posteada en su blog en una entrada titulada (obviamente) Codebehind files in ASP.NET MVC *ARE NOT* evil (el resaltado es mío).

Before going on, I understand Steve’s point of view: keeping the codebehind files might lead you to put code that belongs to the controller on the view. As I said, I understand, but I want to believe that a good developer will understand MVCs strenghts and will, after some time, have no doubts on where some behaviour (code) should go.

On the other hand, I’m not sure that removing the codebehind file will be enough for stopping a “bad” programmer […]

Luis tiene un sueño, que yo comparto:

Let me share with you a dream which makes me stick harder with the “pro-codebehind” approach […]

Imagine seeing no more of those <% %> floating everywhere on your aspx page…having a clear separation between markup and code, which doesn’t happen with the current view engine. If you want to really imagine it, just compare the old spaghetti ASP code with the elegance of the ASP.NET web forms page but don’t think about events and view state…just concentrate on the markup. Now be honest: do you preffer the spaghetti or the web form’s approach […] ?

Yo mismo no lo hubiese expresado mejor. Pero esa es mi opinión, es hora de comenzar otra sección.

Mi punto de vista 1: la estética.

Si hay algo que no me gusta en cuestiones de arquitectura (y de desarrollo de software en general) son las opiniones categóricas: “los tags <% %> son el demonio”, “el codebehind es el demonio”, “todo el sql debe estar en la base de datos”, “los parámetros opcionales son el demonio”, “los objetos no deberían tener propiedades”… un largo etcétera. Me parece que se confunden directivas de diseño con reglas inmutables escritas en piedra, tiendo a pensar que el que las pronuncia no está pensando en la situación actual y real del día de hoy sino evadiéndose hacia un mundo perfecto donde la arquitectura y las necesidades son la misma cosa.

Yo soy más del estilo de aquellos Principios de Diseño de Guido van Rossum que publiqué en uno de mis primeros posts. Voy a traer a colación los que me parecen relevantes:

  • Hermoso es mejor que feo.
  • La legibilidad cuenta.
  • Los casos especiales no son suficientemente especiales como para romper las reglas…
  • Aunque lo pragmático gana a la pureza.

No hay absolutos, hay momentos en los que hay opciones, herramientas entre las que hay que elegir, ventajas y desventajas. Con Rick Hunter (más que experimentado arquitecto) solíamos terminar este tipo de discusiones con la frase “no nos queda otra… hay que pensar”. No queríamos pensar, queríamos una regla mágica que nos solucionara la vida… si existe la verdad es que nunca la encontramos.

Volvamos al caso. Piensen en los cuatro puntos de Guido, recuerden –si es que han trabajado con él- ASP 3.0. Ahora vuelvan a mirar la imagen de arriba e imaginen esa sintaxis en la implementación de una página realmente compleja. Las interfaces de la vida real son complejas, los usuarios quieren interactividad, quieren ver lo que pasa cuando cambian valores, quieren cosas que llamen la atención sobre los errores lo antes posible, no son un formulario en el que el tipo introduce datos, aprieta un botón y se va a su casa.

Yo veo un infierno de colores en el que se mezclan C#, markup de .Net, html, javascript, y cuanta cosa se nos ocurra meter en una página web. Por cierto, Guido también dice:

  • Disperso es mejor que denso.

Yo creo que sería mejor tener todos esos lenguajes separados que revueltos e interactuando juntos en el mismo lugar.

Mi punto de vista 2: los “malos” programadores.

Steven Smith le teme a los inexpertos, a los viejos y a los malos programadores (todos les tenemos miedo). Respecto de los primeros, siente que nunca abandonarán .Net “tradicional”, y que si abre esa puerta van a implementar toda la funcionalidad en la vista, dejando los controladores vacíos. A los últimos quiere obligarlos a hacer las cosas bien.

Eso es imposible. Un mal programador hará las cosas mal (no “más fácil” o “más difícil”, sino simplemente mal) independientemente de dónde esté picando código. Y eso es inevitable. Si hubiese una forma de forzar a un programador a hacer bien las cosas, entonces su trabajo sería reemplazable por una herramienta automática, y por lo tanto inútil… en general no es ése el caso.

El “malo”, ya lo dije, es incorregible y sólo podemos alejarnos de él o a él de nosotros. Al resto, a los inexpertos o a los “viejos” que vienen de otras tecnologías basta con mostrarles que es mejor separar la lógica entre vista y controlador, seguirlos, corregirlos, darles las herramientas y los criterios para elegirlas.

No creo que el objetivo un framework sea el control o la restricción. Su objetivo es estructurar, proponer un orden, facilitar el desarrollo, no impedirlo. Un buen framework no es aquél en el que no se puede programar mal, sino aquel en el que que programar bien es más fácil.

Mi personalísima conclusión

Volviendo a MVC: yo voy a cambiar los <%=Html.Input(…)%> por controles, y a agregar el codebehind para establecer sus valores e implementar la lógica de presentación en forma separada del html. Porque es más prolijo, más lindo, tal vez disperso pero mejor que denso, tal vez más complejo, pero mejor que complicado.

¿Y a uds. qué les parece?

viernes, 4 de septiembre de 2009

Microsoft .Net MVC Framework 1.0 … en serio.

video-421 Silencio de radio estos días, ¿lo notaron? Tal vez sí –eso espero-, ya que corté un período de extrema verborragia que abarcó las últimas semanas, aunque –reconozco- con más relleno que ideas.

El relativo silencio tiene su origen en una sucesión de días –y noches-febriles en los que se juntaron el inicio de las clases -con su carga de revisiones, correcciones e improvisado planeamiento (tal cosa existe)- y el inicio de un nuevo proyecto en el trabajo, que es lo que quería comentar en este post, y –por fin- voy al grano.

Este proyecto es mi primera aplicación desarrollada con el ASP.Net MVC de Microsoft y es también el primero que se desarrolla con esta tecnología en la empresa para la que trabajo.

Creo que puede ser interesante ir comentando a medida que avanzo. Muchos de ustedes son programadores y seguramente han trabajado, jugado o leído algo sobre el MVC de Microsoft, y saben muy bien que el partido se juega muy diferente al entrenamiento con ejemplos y tutoriales: la funcionalidad requerida no es negociable (salvo en pequeños detalles), hay que terminar en tiempo y forma, y la presión de no saber (no saber estimar, no saber cómo se hacen tareas comunes, no saber si el framework cubre o no determinada necesidad, no saber si algo es fácil o difícil…) y tener que cumplir, pesa.

El Proyecto.

El proyecto es pequeño, dos programadores con una agenda de aproximadamente cuatro semanas de trabajo. Es una típica aplicación de gestión del estilo pantalla-contra-base-de-datos, con dos o tres complicadas y el resto ABM’s. Pero cargamos también con cierta obligación de entregar como subproducto la experiencia plasmada en herramientas puedan reutilizarse y métodos y prácticas estándar que puedan transmitirse… y errores que no vuelvan a repetirse.

Experiencia.

Somos dos programadores senior, y me toca aportar la experiencia previa de haber trabajado con el patrón MVC los últimos 3 años, si bien implementado sobre un framework desarrollado ad-hoc y mantenido, corregido y mejorado constantemente por el mismo equipo durante ese largo período de tiempo.

Herramientas: primeras decisiones.

Ya dije que trabajamos sobre C#, sobre el .Net 3.5 con el MVC 1.0, resta aclarar que la aplicación trabaja sobre Oracle. Demasiadas innovaciones para un sólo proyecto (en mi caso), así que decidí implementar entidades y acceso a datos con plantillas de CodeSmith, una herramienta de la cual no estoy enamorado pero manejo, y que para mí representa un problema menos.

De lado del cliente utilizamos el framework de javascript jQuery (algo sin lo cual ya no vale la pena vivir), con jQuery UI y el plugin jqGrid (una súper grilla que hace de todo).

Para ser sincero tengo que aclarar que robé la estética (hojas de estilo y demás) de otra aplicación ya desarrollada para el mismo cliente, así que no puedo opinar demasiado en cuanto a las facilidades para el diseño de estas herramientas, salvo que son muy fáciles de reproducir copiando y pegando archivos.

Curva de aprendizaje de MVC.

Estoy comentando aquí la curva de aprendizaje del patrón MVC en sí mismo: cuánto se tarda en aprender los conceptos, los términos, la nomenclatura y darse un par de palos contra la pared hasta llegar a ese punto en el que “vemos en MVC”, es decir cuando logramos encajar intuitivamente las funcionalidades requeridas dentro del patrón.

Así que no vale mi experiencia, sino la de mi compañero de proyecto –programador senior con buena predisposición y mucha experiencia con .Net-, que creo que luego de tres días completos de idas y vueltas (más o menos) ya le está tomando la mano (¡que comente!).

Para recomendar: comenzamos con estos videos cortos de Microsoft, un muy buen punto de partida.

Impresiones del .Net MVC 1.0.

Mi primera impresión fue “esto es buenísimo, es más o menos la misma arquitectura que venía implementando a mano, con los detalles escabrosos ya resueltos y muy bien integrada con el Visual Studio”.

Pero apenas completados los primeros tutoriales (de esos en los que armamos una aplicación -tan funcional como inútil- de punta a punta en 5 minutos) y comenzado el trabajo “en serio”, aparecieron las falencias. Lo que está está razonablemente bien implementado pero hay algunas cositas bastante desagradables, y mi impresión actualizada es que “le faltan cosas”, y que probablemente la próxima versión (2.0) represente una mejora muy significativa.

Puntos fuertes: la sobria estructura de la plantilla inicial nos ayuda a mantenernos organizados, una muy bien implementada relación entre vista y controlador, sencilla y flexible a la vez, la extensibilidad del framework en general (siempre hay dónde meter los dedos para adaptarlo a nuestra forma de trabajo). Por otro lado hay una comunidad grande y muy activa, con muchos y muy buenos recursos.

Por lo menos tengo que reconocer que el resultado final, el html, es mucho… muchísimo más razonable y manejable que el que produce como salida el .Net “sin MVC”: no más viewstate, no más update panel, no más ver una cosa del lado del servidor y otra (compleja, pesada y que encima no funciona) del lado del cliente.

Puntos débiles: el lado javascript, concretamente en lo más fundamental: carece de un método de conexión sencillo que soporte AJAX entre el cliente y el servidor. Las librerías de Microsoft… miré un poco la documentación y bien gracias, el código ni lo abrí. Como siempre, una copia berreta y muy complicada de algo que es muy fácil de implementar con herramientas ya existentes (en breve la adaptación de la serie al MVC). jQuery está ahí, viene con el paquete casi como una sugerencia, pero no vi ningún tipo de integración real (si alguien puede desasnarme éste es el momento).

Otra que no me gustó es cómo quedan –por defecto- las vistas cuando hacemos pantallas “reales” (y no formularios tontos de ejemplo)… esos “helpers” me recuerdan mucho a ASP 3.0 y la verdad que la legibilidad final, si implementamos las cosas tal como dicen los tutoriales… y… es una mezcla horrorosa de javascript, html y tags del lado del servidor. Pero, veremos en breve, eso es salvable.

La curva de aprendizaje del .Net MVC.

Así que, en resumen: si ya conocemos el patrón MVC y también el framework .Net, veremos que ésta implementación es un grandioso punto de partida que nos resuelve lo básico, un poco más, y nos da la base para armar un esquema de desarrollo realmente ágil.

Pero no está regalado, hay que hacerlo. Los detalles tras bambalinas (vistas tipadas, implementación de validaciones del lado javascript, helpers, bindeo) se vuelven un tanto complejos cuando se los quiere forzar por fuera del muy limitado uso estándar para el que están pensados pero, como dije antes, todavía no tuve un problema al que no le haya encontrado solución con un poco de ayuda de google.

Yo voy… pongámosle una semana a tiempo completo, y me considero en forma para esta pequeña primera aplicación con intenciones de sentar una base para algo mejor.

Promesas.

Mucha teoría, mucho discursito en el aire, ya lo sé. Voy a ir armando algunos posts más complejos con ejemplos y algunas soluciones implementadas. No hay mejor manera de validar la razonabilidad de un esquema que mostrarlo y prestar oído a los comentarios.

lunes, 31 de agosto de 2009

Empresa de software promete resolver el problema de las emisiones de CO2, la tala del amazonas, el uso indiscriminado de papel…

Bah, más o menos. En realidad la noticia dice

Empresa de software promete plantar un arbol por cada bug que tengan

Visto en Menéame.

Día del Blog 2009

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Un año más, otro día del blog (como si hubiese participado en tantos, este es apenas mi segundo). Aquí van mis recomendaciones (sin un orden en particular):

Yoriento: Yoriento es, para utilizar su propia definición, un blog sobre “orientación profesional, búsqueda de trabajo, empleo 2.0, productividad personal, coaching, psicología en la empresa, networking, recursos humanos en internet”… y se queda corto. Difícil encontrar un tema que Alfonso Alcántara no haya tocado con seriedad pero a la vez con un estilo desenfadado y repleto de buen humor. Alfonso es (muy) adicto a su twitter, y vale la pena seguirlo.

Navegápolis: un blog de lo que me gusta, desarrollo de software, sin más. Mucho Scrum, agilidad, recursos, opinión sobre herramientas, métodos, arquitecturas, patrones, situaciones laborales, mucho humor y trazo grueso, sin bajar al detalle (a veces exasperante) del código puro.

lboisset’s Ruminations: “Ibo” anda un poco disperso últimamente, quejándose de excesos de trabajo y experimentando con su posterous (ay, estos chiches nuevos que me cuesta entender). Sincero y personalísimo como pocos, es el blog del jefe de proyectos que todos quisiéramos tener.

Pons Asinorum: es raro Pons, de nariz respingada y aires un tanto aristocráticos (“El hablar, por su facilidad, puede ser imitado por todo un pueblo; la imitación en el pensar, del inventar, ya es otra cosa.”). Pero atrae. A veces no puedo estar más de acuerdo, a veces sus ideas me resultan brutalmente desagradables, pero siempre interesantes y de irreprochable argumentación. Desafiante.

La hora de la pavada, 3x1 para lo último. No todo es seriedad en la vida, no todo es trabajo, no todo es pensar. Existe el cine shampoo, y existe el blog shampoo, aquellos en los que entramos y de los que no podemos salir, que siempre nos sacan una sonrisa, que nos tienen un par de horitas a la semana pensando en nada: There, I fixed it, Fail Blog, y el increíble Awkward Family Photos.

Seguiría recomendando, pero bueno, hay que ser breve para que sirva. El resto está por aquí, en el blogroll (en la barra de la derecha), referenciados en las entradas, compartidos en twitter, friendfeed o delicious.

Relacionada: mis recomendaciones del año pasado.

domingo, 30 de agosto de 2009

20 sitios web muy mal diseñados.

La gente de Manolith ha recopilado estos sitios en su entrada 20 of the Worst Designed Websites In the World.

Si bien hay algunos que -en mi opinión- no acumulan suficiente mérito como para ser incluidos en semejante “lista de la vergüenza”, el resultado final del recorrido es un fuerte mareo y dolor de cabeza.

Lo malo no es ser incapaz de crear un buen diseño –yo soy incapaz de ello- sino el mal gusto liso y llano –y la falta de un poco de sentido común- que impide al creador del sitio (la frase “diseñador del sitio” está fuera de lugar, queda claro que no todo el que diseña es diseñador) reconocer que algo no está del todo bien.

Un par de ejemplos:

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094

143

A ver si alguno de los incluidos en esta lista se decide a pedir ayuda profesional, o por lo menos a robar inspirarse en algún sitio un poco más sobrio y bien diseñado.

Encontrarán la lista completa y los links a los sitios (si es que se quedaron con ganas) en el artículo original.

Visto en Menéame.

sábado, 29 de agosto de 2009

500+ entradas.

500 posts (cuac). Hace apenas un par de minutos recordé que estaba cerca de las quinientas entradas, hito que merece algún tipo de comentario (aunque sea para rellenar un sábado de poca inspiración) o algún post especial, de acuerdo con la humana fascinación por los números “redondos”.

Bueno, el hecho es que… se me ha pasado. Ésta es la entrada número 504 desde aquélla que dio el puntapié inicial, el 17 de mayo del año pasado.

Irónica y casualmente la entrada 500 ha sido Frases: pereza y apatía.

Bueno, eso es. Gracias a todos por sus visitas y comentarios, es ese feedback lo que me da la motivación para seguir. Nos leemos.

viernes, 28 de agosto de 2009

Jueguitos de Viernes: Sin Mark.

Mezcla de juego de rol, aventuras y puntería, Sin Mark recuerda un poco al Bowmaster Prelude en el modo de juego.

Aquí representamos a un mago/arquero (la verdad que no leí la historia), y para pasar de nivel debemos destruir los portales de donde salen toda una serie de enemigos, al tiempo que recogemos runas con las que podremos crear hechizos al final de cada etapa.

Sin Mark

Muy dinámico, con buenos gráficos. Vale tanto para cortar 10 minutos o pasarse toda la tarde.

jueves, 27 de agosto de 2009

Los mejores chistes gráficos de programación (o de programadores… o de cualquier cosa que parezca geek).

Más hilos “interesantes” en StackOverflow (como éste, éste y éste otro): “What’s your favorite “programmer” cartoon?

Dilbert y XKCD se llevan la mayoría de las menciones (yo pondría más arriba la de Geek Hero Comic o incluiría alguna Sinergia Sin Control si hubiese lugar para alguna mención en español), pero hay algunos menos conocidos por descubrir e incluso un par de muy buenas ilustraciones anónimas de esas que circulan por ahí:

Simplicity. Este es tan cotidiano que me dan ganas de llorar (creo que ya lo había mencionado por aquí).

simplicity

Born brave, otra versión de un viejo conocido.

DevelopersAreBornBrave_Small

The evolution of the sigh…

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Programmer (estoy peligrosamente cerca de la 8…)

programmer

En fin… a dormir. El resto aquí.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Los problemas de XML en el manejo de grandes cantidades de datos.

No es el uso, es el abuso, que puede transformarse en delirio.

Mi opinión sobre el uso (resumen de los links anteriores) está muy bien condensada en uno de los puntos del artículo: XML es perfecto para para crear documentos estructurados que puedan ser manipulados “como cajas negras” por aplicaciones o, más apropiado todavía, interpretados fácilmente por seres humanos. Por ejemplo:

tatuaje-disenador-web xmlmodelo_2

…pero si tenemos que compartir una gran cantidad de datos entre aplicaciones con una estructura preestablecida… ¿Para qué especificarla junto a los datos mismos si está, justamente, preestablecida?

Tal el caso que se ilustra en how xml threatens big data, un artículo reciente de Dataspora Blog (en inglés) donde el autor comenta brevemente su fracasado intento (enderezado a tiempo) de usar XML como formato para compartir grandes cantidades (ahí el problema) de datos entre aplicaciones.

En resumen, tres razones para el fracaso:

  1. XML aumenta la burocracia: creación, parseo, tipado, conversión…

  2. El tamaño importa. XML encaja bien para documentos (cantidades de información manejable por seres humanos), pero no para datos (cantidades de información manejable por aplicaciones).

  3. La complejidad tiene su costo. XML es mucho más complejo que otros formatos (CSV, JSON).

… y una propuesta de tres reglas para “Rebeldes del XML”:

  1. ¡Basta de inventar nuevos formatos XML!

  2. Obedece la regla de los 50 15 minutos: no debería llevar más de 50 15 (¡ay! mi inglés) minutos aprender el formato.

  3. Adoptar modelado de datos tardío (Lazy Data Modeling), un concepto comparable a la “evaluación tardía”: grabar los datos como son y dejar su interpretación (tipado) para el momento en el que se los requiera, implementando esa interpretación de acuerdo a las necesidades del caso. Es un un punto que tal vez merece más reflexión y que da para mayor discusión.

Ése es el resumen, mucho más detalle por aquí, en el artículo original.

martes, 25 de agosto de 2009

Frases: pereza y apatía.

No confundir la pereza con la apatía. Los apáticos no se interesan por nada; los perezosos nos interesamos pero no hacemos nada.

Twitteado por @Yoriento
(me dio pereza verificar si es de su autoría, asumamos que sí).

lunes, 24 de agosto de 2009

Cuando los resultados no reflejan la experiencia o el aprendizaje.

Hay veces que llama poderosamente la atención la brecha (otras veces el abismo) entre la calidad de un equipo y la del proyecto sobre el que trabaja. A veces para bien, a veces para mal.

StaffEn algunos se percibe una capacidad para la mejora que excede en mucho la capacidad técnica (inicial) de sus integrantes. La falta de experiencia hace que se reinventen muchas ruedas y se cometan muchos errores de esos que (tal vez pecando de un poco de soberbia) los desarrolladores de más experiencia catalogan de “típicos”, pero que son ampliamente compensados por la motivación a corregirlos, incluso en varias aproximaciones, intentando una y otra vez. Éste es el caso ideal en el que, en todo momento, la calidad del proyecto refleja todo el aprendizaje y la experticia del equipo.

Pero en otros se ve que el resultado, si bien funcional, no tiene la calidad que podría esperarse de acuerdo la experiencia de los participantes, o que surgen (en el peor de los momentos) problemas que derivan de errores que podrían haber sido detectados (e incluso corregidos) con relativa facilidad por los miembros de más experiencia, problemas que luego de un tiempo de incubación terminan impactando transversalmente en todo el proyecto volviéndose de difícil o imposible solución.

Mucho tiene que ver en la calidad de un proyecto la habilidad para resolver problemas de sus integrantes. Mucho más tendrá que ver la experiencia y muchísimo más la motivación.

Es la experiencia la que permite ganar tiempo aplicando soluciones ya probadas y enfocarse en aplicar la habilidad en resolver aquellos problemas que hacen único a cada producto de software. Pero es la motivación lo que lleva a utilizar la (mucha o poca) habilidad disponible y aprender (con mayor o menor velocidad) de los errores y aciertos (propios y ajenos), que es lo mismo que decir “adquirir experiencia”.

Pero una cosa es la motivación a aprender y otra la de aplicar el resultado de ese aprendizaje al proyecto en particular sobre el que se está trabajando y aprendiendo, y de ahí la brecha entre capacidades y realidades que mencionaba al principio. La mayoría aprende de los errores y ve posibilidades de mejora, pero son menos (muchos menos) los que desandan el camino para corregirlos o implementar esas mejoras en el código ya escrito. ¿Por qué?

Se me ocurren un par de factores que hacen de esa decisión (la de seguir sin mirar atrás) la más razonable:

  • Si el alcance del proyecto es acotado y está próximo a entrar en una etapa de mantenimiento (¡exclusivamente!) correctivo, de poco o nada servirá mejorar lo que de todas maneras funciona (suponiendo que funciona razonablemente, ya que de no ser así no hay alternativa posible).

  • Si el problema es transversal y está demasiado extendido, puede ser mejor será tratar de no cometerlo de aquí en más y corregirlo sólo en donde las modificaciones sean imprescindibles.

  • En cualquier caso en el que el impacto sea menor que el esfuerzo que requiera la corrección. El problema aquí es la medición de ese impacto, para la que deberíamos considerar no sólo la situación actual sino también a futuro. Si estamos desarrollando un producto que se pretende mejorar y ampliar indefinidamente (en vez de “cerrar y entregar”) la acumulación de pequeños problemas terminarán afectando la calidad haciendo cada vez más difícil implementar nuevas funcionalidades y forzando una (mucho más riesgosa y costosa) reingeniería.

En definitiva, es cuestión de decidir en forma consciente y explícita si vale la pena el esfuerzo dada cada situación en particular. Pero hay otros factores, menos técnicos y más humanos o de organización, que bloquean las alternativas:

  • Simple resistencia al cambio, el aferrarse a un estado en el que los problemas (graves o no) son conocidos.

  • Una patológica actitud defensiva puede hacer que cualquier sugerencia se vea como una crítica.

  • Soberbia, que impide ver los problemas y desventajas que inevitablemente están presentes en cualquier solución.

  • Desinterés o el clásico “sólo hago lo que me ordenan”.

  • Escaso trabajo en equipo o excesivamente compartimentado, que hace que se pasen por alto los problemas y posibles mejoras transversales.

Resistencia al cambioSon estos factores son los que hay que detectar y combatir porque son los que llevan a decisiones irracionales o por defecto (aquellas que surgen de la no-decisión). El ideal es que el equipo tenga el control del proyecto, lo que implica ser consciente de los aciertos, de las cuestiones “mejorables”, de los errores que hay que corregir y de los que hay que soportar.

domingo, 23 de agosto de 2009

100 años de efectos especiales.

Un video que condensa en cinco minutos los avances en efectos especiales de los últimos cien años con una buena cortina musical (Rods and Cones, de Blue Man Group). El resultado es impresionante.

Las películas referenciadas son:

  • 1900 – The Enchanted Drawing
  • 1903 – The Great Train Robbery
  • 1923 – Los 10 Mandamientos (Cine mudo)
  • 1927 – Sunrise
  • 1933 – King Kong
  • 1939 – El Mago de Oz
  • 1940 – El ladrón de Bagdad
  • 1954 – 20.000 Leguas de viaje submarino
  • 1956 – Forbidden Planet
  • 1963 – Jason y los Argonautas
  • 1964 – Mary Poppins
  • 1977 – Star Wars
  • 1982 – Tron
  • 1985 – Volver al Futuro
  • 1988 – Quien engañó a Roger Rabbit
  • 1989 – Abismo
  • 1991 – Terminator 2: Día del Juicio
  • 1992 – The Young Indiana Jones Chronicles
  • 1993 – Jurassic Park
  • 2004 – Spider-Man 2
  • 2005 – King Kong
  • 2006 – Piratas del Caribe: Dead Man’s Chest
  • 2007 – Piratas del Caribe: At World’s End
  • 2007 – La Brújula Dorada
  • 2008 – The Spiderwick Chronicles
  • 2008 – El Curioso Caso de Benjamin Button

Visto en Aeromental.